Derechos Humanos

El hombre que midió la pobreza

Para el gran público Angus Deaton es un desconocido, pese a su reputación en los círculos intelectuales de la economía. Sus innovadoras teorías han servido para medir con certeza la pobreza y el bienestar económico.

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01
enero
2012

Para el gran público Angus Deaton es un desconocido, pese a su gran reputación en los círculos intelectuales de la economía. Es el hombre cuyas teorías económicas ayudaron a medir con certeza la pobreza y el bienestar económico. El mismo que frente al enfoque tradicional que considera la renta per cápita como medida de desarrollo, defiende usar el consumo per cápita dentro de un esquema que gira en torno al eje salud-riqueza-bienestar.

Hoy el nombre de este  catedrático de la Universidad de Princeton nacido en Edimburgo en 1945 es algo más conocido, puesto que ha recibido el prestigioso Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en la categoría de Economía. Según el acta del jurado, el trabajo académico de Deaton “ha abierto nuevos caminos en la economía del desarrollo”.

Deaton pasó de aplicar la microeconometría para analizar la demanda de los consumidores a incorporar el consumo como indicador clave en la medición del bienestar y la pobreza.  “Nos ha ayudado a entender mejor la relación entre consumo y renta, pero también ha evidenciado que hay elementos en esa relación que no funcionan y que  hay que revisar”.

Otro de los rasgos distintivos de sus trabajos es el uso de encuestas detalladas en lugar de los datos agregados de las Cuentas Nacionales. “Se ha centrado, en particular, en los estándares de vida de los pobres en los países en vías de desarrollo. Ha sido pionero en las encuestas a las familias, realizadas casa por casa en estos países como instrumento para medir mejor la pobreza y lograr una comprensión más adecuada de los factores que la determinan”.

En palabras del jurado, “se dio cuenta de que el crecimiento del PIB, el consumo o el dato de ventas de coches no servían para tener una visión real del bienestar de la población y que, sobre todo cuando de los hogares más pobres se trataba, eran necesarios datos más detallados sobre el consumo, la ingesta de calorías, el gasto en medicamentos o la frecuentación de los sistemas sanitarios“. Para obtenerlos era necesario recurrir a grandes encuestas a las familias con cuestionarios específicos que ofrecen más información sobre el comportamiento de los individuos en aspectos que son claves para el bienestar.

Un elemento fundamental para medir el número de pobres es determinar una línea de pobreza, que depende del nivel de precios de los bienes disponibles para su consumo. Su trabajo sobre índices de precios para calcular líneas de pobreza ha sido también muy influyente, cuestionando los cálculos oficiales de algunos países y organismos internacionales.  Por ejemplo, la aplicación de sus métodos en la investigación sobre la pobreza en la India, ha concluido que no toda la población se está beneficiando del crecimiento económico de la potencia emergente, lo que ha suscitado un intenso debate social y político.

En la etapa más reciente se ha interesado por factores subjetivos que influyen  en la percepción del bienestar, siendo firmante, junto al premio Nobel Daniel Kahneman, de un artículo publicado en Proceedings of the National Academies of Sciences en septiembre de 2010 sobre la relación entre ingresos y sensación de bienestar emocional. Analizaron las encuestas realizadas a 450.000 estadounidenses durante 2008 y 2009 para indagar la relación entre dinero y felicidad. Entre sus conclusiones, señalaban que a partir de los 75.000 dólares anuales, tener más renta no aumentaba la felicidad.

Actualmente, su atención se centra en el análisis de las consecuencias de la crisis: “Estoy intentando medir el impacto de la crisis en diferentes países de Europa, Latinoamérica y otros, para decidir cuáles serán los siguientes pasos necesarios, pero en mi opinión, todos debemos ser conscientes del momento que estamos atravesando y aceptar los cambios en las condiciones de vida a los que muchas familias desgraciadamente tendrán que hacer frente en muchos países del mundo. Lo más importante es adaptarse y asumir que necesitamos una gran cantidad de restricciones económicas y ajustes”.

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