Derechos Humanos
Levando anclas, cerrando fronteras
Los 27 ministros del Interior de la UE se reúnen para debatir la vigencia del Tratado Schengen, a partir del cual se abren las fronteras para la libre circulación de personas y mercancías en territotio comunitario.
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En una reunión extraordinaria, los 27 ministros del Interior europeos se han sentado a debatir la nueva propuesta de Bruselas: facilitar la reintroducción temporal de controles fronterizos dentro de la UE en casos de flujos masivos. Una petición de Francia e Italia que pone riesgo la aplicación del Tratado Schengen.
Firmado en 1985, este tratado fue uno de los más relevantes en la historia de construcción de la Unión Europea. Su finalidad, acabar con los controles fronterizos dentro del espacio Schengen (compuesto por la mayoría de los países europeos y algún vecino más), así como armonizar los controles en fronteras externas.
Pero la actual disputa entre París y Roma por los inmigrantes tunecinos pone en peligro la vigencia del documento. Todo se remonta al mes de marzo, cuando Francia se negó a admitir la entrada de estos inmigrantes procedentes de Lampedusa. Ante la falta de acuerdo, Sarkosy y Berlusconi escribieron una carta a Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, pidiéndole más flexibilidad en el control de sus fronteras.
Y la respuesta del Ejecutivo comunitario es la situación que ahora se debate: crear un mecanismo de control que permita suspender la aplicación de Schengen en circunstancias excepcionales y con supervisión europea. Una propuesta a la que España se opone. “La posición de España es muy clara: España no está por la modificación de los principios, del espíritu ni del espacio Schengen”, ha afirmado el vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Pero tal vez, lo que más preocupe a nivel europeo, sea el hecho de ver a países como Dinamarca tomar sus propias medidas “cautelares”. En esta línea, Lars Lokke Rasmussen, primer ministro danés, anunciaba que su país ha “acordado controles fronterizos permanentes que serán aplicados tan pronto como sea posible”, ha declarado recientemente.
Llegados a este punto, cabe resaltar que el Gobierno de Dinamarca es de centro derecha. Y últimamente se aprecia en Europa un auge en la popularidad de los partidos de extrema derecha, contrarios al espíritu de la Unión Europea.
Nos encontramos en un punto de inflexión importante. Desde que a principios de año comenzaran las revueltas en el mundo árabe, una nueva ola de inmigrantes se lanza desesperada al mar, esperando llegar a tierra firme en la orilla europea del Mediterráneo. Pero aquí parece que se cierran fronteras y levan anclas.
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