Réplica de Javier Jiménez a Luis Antonio de Villena
Javier Jiménez, director de la editorial Fórcola, responde a las declaraciones hechas por Luis Antonio de Villena en su entrevista para ‘Ethic’ a propósito del libro ‘Aubrey Beardsley: Decadente y maldito’.
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Javier Jiménez, director de la editorial Fórcola, responde a las declaraciones hechas por Luis Antonio de Villena en su entrevista para Ethic a propósito del libro Aubrey Beardsley: Decadente y maldito.
1º En respuesta a su afirmación: «El editor de Fórcola, no sé cómo, topó con un ejemplar…». Tengo en mi biblioteca prácticamente todos los libros de Luis Antonio de Villena, escritor al que admiro y vengo leyendo desde hace muchos años. Así que conocía desde hace décadas este texto, de los años ochenta del siglo pasado, sobre Aubrey Beadsley, que he considerado digno de ser recuperado para los lectores actuales, en una nueva edición que he procurado sea estéticamente bella.
2º El error de traducción, en efecto, es responsabilidad únicamente del editor, como tuve oportunidad de reconocer a Luis Antonio de Villena en una conversación telefónica, cuando recibió sus ejemplares justificativos. En francés actual, el verbo baiser, polisémico, tiene un significado que no tenía en la época de Wilde y Beardsley. Es, por tanto, un chafarriñón, en efecto, un manchurrón dentro de un excelente texto, que, no obstante, no se ve resentido por algo que no deja de ser chusco y, desde luego, meramente anecdótico, sobre lo que el lector apenas prestará atención.
3º A Luis Antonio de Villena, como es costumbre en Fórcola, envié puntualmente el PDF de la maqueta para su revisión y visto bueno. Tuvo, durante unos días, oportunidad de revisarlo y, en efecto, realizó alguna que otra corrección menor antes de enviar el libro a imprenta. Éste error no lo señaló entonces. La responsabilidad del error, por tanto, es compartida.
4º Recurrir al argumento ad hominem siempre es una opción ruin. La anécdota es hasta divertida para una charla de café y, cómo no, para una entrevista, siempre y cuando, considero, no se llegue a los ataques personales. Convertir a uno de tus editores en motivo de befa no solamente es absurdo e innecesario, sino que denota una falta de gusto y educación que no está a la altura de la idea que uno de sus más fieles lectores se ha hecho del personaje, y menos en lo que se supone una entrevista para promocionar tu libro.
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