Salud y medio ambiente
Las enfermedades del cambio climático
El impacto del cambio climático sobre el medio ambiente va más allá de dañar al entorno. Numerosas enfermedades proliferan debido a la pérdida de biodiversidad y otros problemas ambientales.
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Somos conscientes de que el peligroso proceso de degradación en que se encuentra nuestro entorno medioambiental tiene consecuencias devastadoras para la supervivencia de numerosas especies. También de que el cambio climático multiplica las olas de calor, los períodos de sequía, las inundaciones devastadoras y otras catástrofes naturales que alteran de forma drástica la biodiversidad, favoreciendo la propagación de enfermedades que tienen impacto directo en el sistema digestivo de las personas que las sufren. El último informe de UNICEF sobre la desnutrición infantil revela que 45 millones de niños y niñas, a nivel global, padecen desnutrición aguda grave, y hace hincapié en cómo acrecienta estas cifras la falta de acceso a alimentos frescos o al agua potable. Este tipo de datos nos hace pensar en países en desarrollo con sistemas de aprovisionamiento deficientes, pero la realidad es que la contaminación del agua y de los suelos tiene un impacto global.
Las sustancias nocivas que contaminan los suelos pasan con facilidad a nuestros propios organismos, enfrentándonos a enfermedades que la ciencia aún no está en condiciones de combatir óptimamente. Igualmente, la contaminación de los suelos empeora la calidad de las cosechas, o las merma, poniendo en riesgo la salud alimentaria global.
Respecto al agua, su contaminación acelera la transmisión de enfermedades como la poliomielitis, la hepatitis A, el cólera, la disentería o la fiebre tifoidea. El riesgo de infección se multiplica cuando el agua no está en óptimas condiciones para su consumo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de agua contaminada provoca la muerte de cerca de un millón personas cada año. Más allá de la mera contaminación del agua, la misma OMS advierte de que el 23% de la mortalidad mundial tiene relación directa con el deterioro medioambiental.
El 23% de la mortalidad mundial tiene relación directa con el deterioro medioambiental
Los vertidos industriales, junto con los plaguicidas utilizados en la agricultura extensiva, son los principales agentes en la contaminación de nuestras aguas. También las sustancias químicas con que se desarrolla la agricultura extensiva son responsables en gran medida de la contaminación de los suelos.
Si pensamos en la contaminación atmosférica, el volumen de sustancias derivadas de la actividad humana y cuya liberación tiene impacto directo en la salud es apabullante. Teniendo en cuenta que los océanos y el suelo son los mayores sumideros naturales de carbono con que contamos, y el deterioro al que los estamos sometiendo, el riesgo para nuestra salud crece de manera exponencial. La pésima calidad del aire que respiramos aumenta peligrosamente el riesgo de padecer enfermedades pulmonares y de las vías respiratorias, neumopatías, cánceres de pulmón y todo tipo de cardiopatías.
Ya en 2013, un estudio científico de la Universidad de Georgia, Estados Unidos, comandado por la especialista Sonia Altizer, revelaba la relación directa entre el cambio climático y la propagación de enfermedades infecciosas a nivel global. Desde entonces, el cambio climático se ha agravado, poniendo en riesgo la vida de millones de personas. Este fenómeno afecta gravemente a la biodiversidad, y esto favorece el rápido desarrollo de parásitos. El estudio sitúa el Ártico como paradigma de esta situación, recordando cómo el aumento de las temperaturas en la zona está favoreciendo que el ovibos moschatus, un gusano pulmonar que afecta a los mamíferos, se transmita con mayor intensidad y durante más largos períodos de tiempo.
El cambio climático impacta directamente, como decimos, en la pérdida de biodiversidad, y ello pone en serio riesgo nuestros sistemas agrícolas y, por tanto, nuestra alimentación y subsistencia. Pero además, y muy especialmente en los países en desarrollo, favorece la multiplicación transmisión al ser humano de patógenos causantes de graves enfermedades. La investigación llevada a cabo por Altizer y su equipo exponía con claridad el demoledor incremento de casos en diez enfermedades, muchas de ellas infectocontagiosas, de altísima gravedad.
Algunas de las enfermedades agravadas por el cambio climático son el dengue, la malaria o el cólera
El dengue, la malaria, el cólera, la diarrea, la desnutrición, el estrés térmico, la hipotermia, el asma, el tracoma y las enfermedades cardíacas y respiratorias configuran este peligroso top ten de las enfermedades provocadas por el cambio climático. En muchos casos, como decíamos, se trata de enfermedades localizadas en diversas zonas geográficas y, especialmente, en aquellas poblaciones que carecen de los recursos adecuados para combatir las adversidades de la meteorología. Pero la globalización y el turismo han facilitado, desde entonces, que dichas enfermedades viajen y puedan pasar de ser endémicas a transformarse en pandemias.
El cambio climático amenaza nuestra salud, nuestros sistemas alimentarios y la biodiversidad del planeta. Es cada día más urgente un enfoque integral que aborde el uso de combustibles limpios, la mejora del acceso al agua potable y a sistemas de saneamiento adecuados y la minimización de todo tipo de vertidos tóxicos en nuestras aguas y suelos.
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