Medio Ambiente

10 acciones ecologistas que transformaron nuestro planeta

Estas son algunas de las protestas más llamativas y poderosas del movimiento verde: desde la defensa de la Antártida hasta el boicot a compañías altamente contaminantes.

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29
marzo
2022
Prueba

El movimiento ecologista es hijo directo del siglo XX, pero será especialmente decisivo a la hora de crear un futuro que pueda imaginarse más allá del siglo XXI. Su construcción, como otros movimientos exitosos, se ha realizado a través de los medios de comunicación de masas: imágenes impactantes, activistas capaces de dar su vida y resultados en forma no solo de medidas hacia un futuro más sostenible para la vida en la Tierra, sino de símbolos.

Estos son algunos de los actos más relevantes y mediáticos del movimiento ecologista.

Colgando de la chimenea (1981)

Hace poco más de 40 años, Greenpeace ocupó una chimenea en la planta del fabricante de productos químicos Boehringer durante 26 horas. La fábrica producía herbicidas e insecticidas mediante un proceso que daba lugar a residuos de dioxinas cancerígenas. La organización desplegó una pancarta directa sobre la chimenea: «Cuando el último árbol sea cortado y el último río envenenado, descubriremos que no podemos comer el dinero». Después de la acción, especialmente mediática, se decidieron implementar regulaciones más estrictas en Alemania; la fábrica se vio obligada a cerrar. A nivel mundial, fue la primera ocupación de este tipo.

‘Rainbow Warrior’ (1978-1985)

El buque de Greenpeace llamado Rainbow Warrior se había convertido en un símbolo de los inicios de la lucha medioambiental cuando atracó en Auckland, Nueva Zelanda, para preparar una acción contra las pruebas nucleares de Francia en el atolón Mururoa. El 10 de julio de 1985, los servicios secretos franceses boicotearon el barco, hundiéndolo y provocando la muerte de un activista en el proceso. Lo que parecía una victoria, pronto se demostró como una derrota: la organización ecologista acabó fletando el Rainbow Warrior II. El primero se convirtió en una suerte de leyenda, aumentado el rechazo a las pruebas nucleares en todo el planeta.

El Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente aseguró la preservación de la Antártida hasta el año 2048

Salvar la Antártida (1989)

En esta ocasión, Greenpeace volvió a atarse a algo, si bien en este caso su magnitud era sensiblemente mayor: se trataba de todo un continente. Bajo su superficie helada, la Antártida guarda petróleo e hidrocarburos cuya extracción no contribuiría precisamente a detener la generación de gases de efecto invernadero. En 1989, un grupo de activistas medioambientales se instaló en una base antártica pidiendo tener voz en la administración del territorio con el objetivo de que, así, fuera preservado de las reclamaciones nacionales, siendo declarado un bien común de todos los países. Lograron sus objetivos: en 1991, el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, firmado en Madrid, aseguró la preservación del continente hasta el año 2048.

Greenpeace vs Shell (1995)

A mitad de los años noventa, Shell, la compañía británica de hidrocarburos, quería poner punto final a una de sus plataformas petroleras limitándose a hundirla hasta el fondo del mar del Norte. Una vez más, Greenpeace organizó una fuerte protesta, empujando a miles de personas en Alemania a boicotear las estaciones de servicio de la multinacional, dejando de consumir su gasolina. La protesta surtió efecto: la estructura finalmente no fue hundida, sino desmantelada mediante un proceso que, si bien resultaba más caro, también era menos agresivo con el medio ambiente.

‘Nunca Mais’ (2002)

El 13 de noviembre de 2002 se hundió frente a las costas de Galicia el buque petrolero Prestige. Sus efectos fueron notables: una marea de fuel se extendió a lo largo de la costa norteña, impregnándola de arriba a abajo de vertido contaminante; dos décadas después, este continúa siendo uno de los peores desastres ecológicos registrados en toda la historia de nuestro país. Decenas de protestas se registraron en las principales ciudades gallegas mientras los voluntarios llegaban desde todos los puntos de la geografía española para ayudar a limpiar las costas de chapapote. Poco a poco surgiría el lema que se convertiría en el emblema de los movimientos ecologistas españoles: nunca mais. El balance oficial muestra la magnitud del impacto: 115.000 personas, 1.000 de ellas provenientes de otros países, realizaron hasta 327.476 participaciones en tareas de limpieza entre noviembre de 2002 y junio de 2003.

La ballena muerta (2006)

Más de 20 toneladas de peso: eso es lo que conllevó la performance –particularmente espectacular– en la que Greenpeace transportó el cuerpo de una ballena muerta hasta las puertas de la embajada nipona en Berlín. En este caso, la organización ecologista acusaba al gobierno japonés de hipocresía, ya que aunque el país se había unido en 1982 a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) y la caza de este cetáceo estaba formalmente prohibida en el país, casi 250 animales habían recibido muerte desde entonces por parte de buques japoneses, quienes utilizaban la excusa de la investigación científica. No hay final feliz: aunque la carne de ballena ya casi no se consume en Japón, el país abandonó la CBI en 2019 por motivos políticos, retomando su captura de forma legal como un modo de reafirmación nacionalista.

Hasta 227 activistas murieron tan solo durante el año 2020

Berta Cáceres contra la Represa Agua Zarca (2013-2018)

Asesinada en 2016 por sus denuncias contra los abusos cometidos contra el medio ambiente y los derechos humanos en Honduras, su oposición al golpe de Estado de 2009 y su enfrentamiento al proyecto de la presa eléctrica de Agua Zarca, Berta Cáceres ha servido para dar rostro a los miles de activistas por la defensa de la naturaleza que han muerto en los últimos años. La cifra no es precisamente pequeña: solo 227 activistas murieron durante el año 2020. No obstante, la Represa de Agua Zarca se paralizaría finalmente en 2018. Los inversores extranjeros decidieron retirar la financiación ante el escándalo que había causado la muerte de la activista indígena. La figura de Cáceres, sin embargo, va más allá. Como defendía su hija poco después de su muerte, Cáceres «no murió, se multiplicó».

Extinction Rebellion paraliza Londres (2019)

Las movilizaciones organizadas en abril de 2019 en Reino Unido tenían el como objetivo exigir las cero emisiones para 2025. Estas, sin embargo, fueron la antesala de las grandes manifestaciones y performances con las que la organización Extinction Rebellion tomó las grandes ciudades europeas en octubre del último año previo a la pandemia. Hubo más de 1.000 detenidos, con activistas bloqueando el acceso a oficinas en la City londinense, en la BBC y en la Asamblea Nacional de Francia.

El G-20 y el futuro (2021)

El pasado octubre, miles de activistas se plantaron en Roma para lanzar una advertencia a los gobernantes más poderosos del mundo: «Ustedes son el G-20, nosotros el futuro». Esta es la última de una larga cadena de movilizaciones globales que desde el pacifismo y las acciones mediáticas consigue transmitir la idea de la defensa del medio ambiente y de nuestra presencia sostenible en el planeta como lo único que puede hacerla válida.

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