Una marea (azul) que arrastra solidaridad
La marea azul de los voluntarios de CaixaBank contagia, con la misma fuerza que el mar, las ganas de hacer las cosas bien en aras de transformar la sociedad.
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Constancia, generosidad y entrega son tres cualidades que el mar nos enseña sin necesidad de palabras. Su movimiento perpetuo, sus ciclos inquebrantables y su capacidad de dar sin esperar nada a cambio convierten al océano en un modelo natural de compromiso. Cada ola que rompe en la orilla lo hace sin pausa, dejando tras de sí conchas, piedras y pequeños tesoros moldeados por el tiempo.
Del mismo modo, la acción de miles de voluntarios que forman parte del Voluntariado CaixaBank deja una huella transformadora en cada rincón que alcanza. Como una gran marea azul, su energía y su vocación de servicio no solo mejora la vida de las personas más vulnerables, sino que inspira a otros a sumarse al viaje.
Desde hace 20 años, CaixaBank ha tejido una red de solidaridad que ha crecido con fuerza y determinación. El Voluntariado CaixaBank está formado por empleados y exempleados del Grupo CaixaBank y de la Fundación «la Caixa», así como por clientes, familiares, amigos y personas comprometidas con su entorno. Hoy, esta gran ola solidaria suma más de 20.200 voluntarios activos que, a lo largo de 2024, han participado en más de 30.000 actividades solidarias por todo el país, beneficiando a 430.000 personas en situación de vulnerabilidad. Su campo de acción es amplio, pero su objetivo es claro: cuidar, acompañar y generar impacto positivo en quienes más lo necesitan.
Vázquez: «Recibes mucho más de lo que das»
Como el mar que abraza todas las costas, la «marea azul» de CaixaBank llega a todos los rincones del territorio. Prueba de ello es el ‘Mes Social’, una de sus iniciativas más representativas, que en mayo de 2025 celebró su tercera edición. Este proyecto movilizó a miles de personas voluntarias para participar en más de 2.100 actividades desarrolladas en todas las comunidades autónomas. A través de acciones centradas en el acompañamiento, la educación, la digitalización, el medioambiente, la cultura o el deporte, los voluntarios no solo colaboraron con entidades locales, sino que también se acercaron a realidades que a menudo permanecen invisibles. El ‘Mes Social’ es, en esencia, una corriente de humanidad que recorre todo el país.
El impacto de estas acciones se traduce en momentos concretos, como los que recuerdan algunos de sus protagonistas. Bibian Navarro, voluntaria en Barcelona, participó en la ‘Festa de la Inclusió’, una jornada llena de talleres, juegos y música para niños con trastornos del desarrollo. «Es difícil describir lo que se siente al ver la marea azul en acción», cuenta. David Miguel Pastor, desde Valencia, compartió risas y anécdotas con personas mayores en una residencia, una experiencia que describe como profundamente enriquecedora. «Con muy poco, se sienten muy felices», asegura, recordando que el foco del voluntariado siempre son las personas.
El mar también nos enseña a escuchar, a observar y a no dar nada por sentado. Valores que encarnan iniciativas como la ‘Maratón Pa Tós’ en Sepúlveda, organizada por la Fundación Gomaespuma, donde la voluntaria Ana María Vázquez vivió una jornada inolvidable al colaborar con menores en riesgo de exclusión. «Recibes mucho más de lo que das», afirma al rememorar cómo el voluntariado le ha ofrecido momentos de conexión humana que llevarán siempre consigo.
La constancia de la marea tiene su eco en la historia de Ángel Haro, voluntario de Talavera de la Reina, que comenzó su camino solidario hace dos décadas, justo cuando nacía Voluntariado CaixaBank. Cada martes participa en actividades de psicomotricidad con niños de su ciudad. Para él, el voluntariado es parte de su vida, una forma de entender el mundo. «Ayudar a los demás te abre los ojos a realidades que están muy cerca, pero que muchas veces no vemos», reflexiona.
La diversidad de actividades es uno de los rasgos que define a este mar solidario
La diversidad de actividades es otro de los rasgos que define a este mar solidario. En Burgos, los voluntarios organizaron una jornada de tenis de mesa inclusivo con personas con discapacidad. En Zaragoza, compartieron un partido de fútbol con el equipo de la Liga Genuine del Real Zaragoza. En Palma, celebraron una jornada de baile y baloncesto con colectivos vulnerables. La música también ha sido protagonista, como en Santander, donde un concierto para niños enfermos de cáncer reunió a voluntarios y asociaciones en una muestra de cómo la cultura puede sanar y emocionar.
La sensibilidad ambiental también tiene un espacio destacado. En Madrid, por ejemplo, se organizó una jornada de limpieza en el Monte de El Pardo, mientras que en La Graciosa (Las Palmas), la recogida de residuos se combinó con una propuesta artística para sensibilizar sobre la protección del entorno. Estas acciones reflejan que, al igual que el mar cuida de su biodiversidad, el voluntariado también protege el entorno como parte esencial de su compromiso.
Una de las expresiones más visibles del voluntariado es su presencia en la vida pública y cultural. En la reciente Feria del Libro de Madrid, el Espacio Social CaixaBank acogió actividades, talleres y presentaciones de entidades como UNICEF, Canis Majoris, Fundación AVA o Asociación ARGADINI. Durante seis días, este espacio sirvió como altavoz del compromiso social y como escenario para mostrar el trabajo que cientos de entidades realizan cada día en favor de una sociedad más equitativa.
El compromiso de CaixaBank con el voluntariado no es accesorio: es estructural. Desde su vertiente financiera, la entidad impulsa soluciones para personas en riesgo de exclusión. Desde la acción social, fortalece la red de apoyo a los colectivos más vulnerables. Esta visión integral se traduce en una estrategia coherente y firme que apuesta por el voluntariado corporativo como vía para dar respuesta a los retos sociales contemporáneos. La implicación de los empleados es, de hecho, uno de los motores del programa, que permite a cualquier persona del Grupo CaixaBank sumarse a iniciativas que se adapten a su tiempo y a sus intereses.
Como el mar, que no se detiene ni un solo día, la acción de Voluntariado CaixaBank continúa creciendo, avanzando, renovándose. Y como cada ola que deja un rastro único en la arena, cada voluntario deja una huella en la vida de quienes acompaña.
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