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La acción social en Mango

El impacto social también es cuestión de empresa

El impacto de una empresa va más allá de lo que produce o vende. En un mundo donde el crecimiento debe ir de la mano de la responsabilidad social, algunas compañías han asumido el reto de generar un cambio real en las comunidades donde operan

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Ilustración Sam Bohorquez

Detrás de las grandes empresas encontramos, muchas veces, una historia de esfuerzo, pero también de personas que han sabido aprovechar las oportunidades que se les han presentado. Aunque la visión y el trabajo de quienes las fundaron fueron clave para su crecimiento, es imposible ignorar el papel que juegan tanto el entorno social como las personas empleadas. Ser consciente de esta realidad es fundamental para no perder de vista los orígenes y, sobre todo, para devolver parte de ese éxito a la sociedad, ya que, sin recursos económicos y sin un sistema que garantice la igualdad de oportunidades, es casi imposible que un proyecto empresarial prospere. 

Por ello, en un mundo en el que el impacto de las empresas va mucho más allá de sus resultados financieros, las compañías deben asumir un compromiso real con la sostenibilidad ambiental y los derechos humanos. No se trata solo de cumplir normativas o responder a expectativas del mercado, sino de contribuir de forma activa y consciente a una economía más justa, donde el crecimiento empresarial se traduzca también en bienestar colectivo. Para ello, las empresas deben apostar por inversiones sostenibles basadas en criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) y demostrar que sus iniciativas sociales no son una estrategia de marketing, sino que sus valores de marca están reflejados en sus decisiones y acciones cotidianas.

En España, Mango, que acaba de cumplir 40 años, es un buen ejemplo de ello. Su fundador,  Isak Andic, llegó desde Turquía a Barcelona cuando solo tenía 14 años. Tras introducirse en el sector de la moda a través de la venta al por mayor y al detalle, abrió la primera tienda de Mango en Barcelona en 1984. Hoy, la compañía se ha convertido en una de las multinacionales españolas más conocidas en el mundo de la moda y, al mismo tiempo, trabaja por mejorar las comunidades en las que opera. La compañía lleva años trabajando con organizaciones sociales para promover los derechos humanos y la igualdad de oportunidades. Este compromiso es fundamental para desarrollar proyectos que generen resultados tangibles, especialmente en un sector que actualmente se enfrenta a importantes retos

Mango inspira al mundo no solo a través de su moda, sino también mediante acciones sociales que generan un impacto positivo en las zonas donde opera

La educación y la salud, derechos humanos esenciales

La educación y la salud, así como la ayuda humanitaria en momentos de emergencia, son los pilares básicos de la acción social de Mango. Gran parte de estos recursos sociales se destina a mejorar la calidad de la educación a través de la inversión en profesorado, infraestructuras, becas y formación. Además, ha desarrollado diferentes iniciativas destinadas de forma específica a la escolarización y capacitación de mujeres y niñas en España, Turquía, Bangladesh, Pakistán, Malawi, Tanzania y Burkina Faso.  

En este sentido, uno de los proyectos más destacados de los últimos años es Goals, una iniciativa realizada en Bangladesh junto a Save the Children. A través de la rehabilitación de varios espacios destinados a educación y diferentes actividades lúdicas, este proyecto pretende promover la educación y el deporte entre la infancia y las mujeres del país. En total, este proyecto beneficia a más de 4.000 personas, de las cuales el 70% son mujeres y niñas.

En el ámbito de la salud, Mango colabora con diferentes proyectos de investigación e innovación sanitaria, tanto a nivel internacional como nacional. Por ejemplo, en España, la compañía ha colaborado en los últimos años con el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, dotándolo de mejores infraestructuras para mejorar la calidad de la salud infantil. 

De la emergencia a la transformación social

El Informe de Riesgos Globales 2025 del Foro Económico Mundial advierte sobre 33 amenazas clave en medioambiente, economía, tecnología, sociedad y geopolítica. Entre ellas, los conflictos armados entre países destacan como la mayor preocupación para casi una cuarta parte de personas encuestadas. Este informe también perfila un futuro incierto en el que el cambio climático y las crisis humanitarias necesitan respuestas más firmes por parte de todos los agentes económicos, políticos y sociales. 

Por ello, nos encontramos ante un panorama en el que es urgente actuar, pero, al mismo tiempo, es necesario que estas actuaciones promuevan cambios profundos y estructurales orientados a construir un futuro más sostenible a largo plazo. Mango se ha aliado con organizaciones como Médicos Sin Fronteras para colaborar en atención médica en contextos de crisis y emergencias humanitarias.

El 74% de los proyectos del área de acción social de Mango están vinculados a su cadena de valor, para favorecer unas condiciones de vida dignas para quienes forman parte de ella

Por otro lado, de forma transversal, el 74% de los proyectos llevados a cabo en el área de acción social de Mango tienen relación con la cadena de valor de la compañía. Este enfoque contribuye a que todas las personas vinculadas a la empresa puedan tener acceso a condiciones de vida dignas a través de la colaboración con entidades locales. 

Alianzas duraderas, resultados reales

Según un estudio reciente de Esade y la Fundación PwC, aunque las ONG generan más confianza que los medios o el gobierno (con una puntuación de 6,5 sobre 10), estas deben colaborar más y de manera mucho más innovadora que nunca. Problemas tan complejos como la equidad, el cambio climático o la polarización política requieren una colaboración entre entidades públicas y privadas, organizaciones sociales y población civil.

En un contexto de desconfianza en las instituciones, los resultados tangibles demuestran el impacto real del trabajo de las ONG y de los fondos que las empresas destinan a acción social. En el caso de Mango, su alianza con la Fundación Vicente Ferrer ha permitido mejorar el acceso a la educación, el empleo y la salud, sobre todo, de mujeres, niñas y niños en India. 

A través de esta colaboración que ya dura veinte años se ha logrado, entre otras cosas, construir 1.085 casas y 21 escuelas en aldeas rurales de India. Además, se han creado 13 aulas, una biblioteca y un laboratorio en escuelas públicas y se han desarrollado diferentes proyectos destinados de forma específica a la inclusión de las personas con discapacidad y al empoderamiento de mujeres y niñas en situación de exclusión social y vulnerabilidad. También se han mejorado las infraestructuras sanitarias gracias a acciones como la compra de equipos oftalmológicos o de una ambulancia para el Hospital de Bathalapalli.

Es necesario que las empresas entiendan que su éxito y su impacto van más allá de su actividad principal. No se trata solo de vender un producto, sino de ser conscientes de que, a largo plazo, ningún proyecto tiene sentido si no incluye a quienes forman parte de su camino y de su entorno. 

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