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Salud

La peligrosa ilusión de no vincular salud, economía y medio ambiente

Insistimos en tratar la enfermedad como un asunto individual, como si los pulmones pudieran curarse mientras los bosques arden. Esa división es, a lo sumo, una ficción útil. O, más bien, una excusa.

Artículo

Maite Martín

Presidenta de la Plataforma One Health

Alba Nicolás

Directora de Salud en Harmon

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27
mayo
2025

Artículo

Maite Martín

Presidenta de la Plataforma One Health

Alba Nicolás

Directora de Salud en Harmon

La salud no empieza en el cuerpo humano, ni acaba en una receta médica. Insistimos en tratar la enfermedad como un asunto individual, como si los pulmones pudieran curarse mientras los bosques arden, como si bastara con vacunas mientras desaparecen los insectos que sostienen la vida. Esta fe en ver como compartimentos estancos la salud, la economía y el medio ambiente nos permite dormir tranquilos. Pero, en un mundo tan interconectado, esa división es, a lo sumo, una ficción útil. O, más bien, una excusa.

Esa mirada ya no se sostiene. Ni científica ni políticamente. Y, sin embargo, seguimos viendo decisiones públicas que responden a lógicas fragmentadas. Lo vimos con la pandemia: el virus fue solo el inicio de una cadena de impactos negativos que incluía problemas de salud mental, brechas educativas, desigualdades laborales y una presión insostenible sobre los cuidados. La realidad insiste en mostrarse como un sistema, no como un catálogo. La pérdida de biodiversidad no es una noticia triste para naturalistas con prismáticos, sino una grieta por la que se cuelan enfermedades nuevas, cosechas frágiles y alimentos que nutren según el código postal. Todo se mezcla: virus, climas extremos, mercados, estómagos vacíos. 

Implementar una visión ‘One Health’ implica tomar decisiones impopulares, costosas y de largo plazo

Otro ejemplo reciente es la sequía que en los últimos años ha atravesado España y que, gracias a las precipitaciones de estos últimos meses, parece —por ahora— superada. No es solo un reto ambiental. La escasez de agua impacta directamente en la agricultura, eleva los precios de frutas y verduras, y reduce su consumo especialmente en las familias con menos recursos. Lo que, a priori, podría ser un problema agronómico acaba generando un efecto dominó sobre la nutrición, la salud metabólica y las desigualdades sociales.

Podríamos seguir: los insectos polinizadores que han sido sustituidos por personas en China. O la contaminación del aire que desoímos desde la Unión Europea a pesar de las recomendaciones de la OMS. 

Implementar una visión ‘One Health’ implica tomar decisiones impopulares, costosas y de largo plazo. Pero el verdadero progreso no se mide solo en impactos inmediatos, sino en la capacidad de generar efectos positivos en cadena que, considerados en su globalidad, aporten un beneficio mayor al que se obtendría si consideramos la salud como una pieza inconexa. 

Toda decisión pública genera una cascada de impactos. La clave no está en evitar efectos negativos a toda costa —algo imposible—, sino en elegir cuidadosamente qué pieza tocar para que el conjunto del sistema avance en equilibrio. Esa es la diferencia entre improvisar y gobernar. Y eso es, también, lo que supone gestionar la salud con enfoque One Health: ver más allá del síntoma, del mandato electoral, del expediente cerrado.

Del 28 al 30 de mayo se celebrará el ‘II Congreso Nacional One Health España’, donde profesionales de todos los sectores debatiremos cómo hacer de esta mirada sistémica una realidad política

Desde la Plataforma One Health lo tenemos claro: no basta con enunciar el enfoque en documentos o declaraciones institucionales. Hay que incorporarlo en la arquitectura real de la política pública. Y eso implica no sólo innovar, sino también incluir a todos los actores: científicos, clínicos, ecólogos, profesionales del ámbito social, pero también expertos en gobernanza, regulación e incidencia política. Porque diseñar el futuro a ciencia cierta no es solo una aspiración científica. Es una decisión política.

El enfoque One Health no es una moda sino una enmienda profunda al paradigma dominante. La ilusión ha llegado a su límite. ¿Tenemos la suficiente valentía como para implementar futuro, aunque no prometa réditos inmediatos?

De esa valentía en las decisiones públicas alumbrarán los impactos virtuosos. Una medida urbanística que mejora el medio ambiente. Una política climática que refuerza la equidad social. 

Para que eso ocurra, hay que empezar a mover la primera pieza. Una pieza que, del 28 al 30 de mayo, volverá a ponerse sobre la mesa en el II Congreso Nacional One Health España, donde profesionales de todos los sectores debatiremos cómo hacer de esta mirada sistémica una realidad política. Porque diseñar el futuro a ciencia cierta también significa tener el coraje de hacerlo juntos.


Por Alba Nicolás, directora de Salud en Harmon, y Maite Martín, presidenta de la Plataforma One Health España y profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona

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