Investigación joven para el cambio
En la actualidad, numerosos investigadores que no superan los 40 años de edad están incorporando los medios más avanzados para lograr innovadores cambios en los diversos campos científicos. Son la semilla de un mejor futuro.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2025
Artículo
Galileo Galilei (1564-1642) es considerado el padre de la ciencia moderna. Sus aportaciones a la astronomía, las físicas y las matemáticas, entre otras disciplinas, se basaron en la experimentación, como las de Francis Bacon (1561-1626). Ambos comenzaron a aplicar el empirismo en su investigación, erigiendo los cimientos de lo que hoy conocemos como «método científico», cuyas reglas dejó escritas René Descartes (1596-1650) en su Discurso del método, publicado en 1637. Tales reglas son, de manera consecutiva, la observación, la hipótesis, la experimentación, la teoría y las conclusiones.
Mucho tiempo ha pasado desde entonces, pero no por ello ha envejecido el «método ». Más bien al contrario, y sigue siendo utilizado en todos los campos de la investigación incluso por aquellos jóvenes que están llamados a revolucionar la ciencia. Porque la ciencia, si bien necesita de una ardua dedicación para avanzar, es un territorio en que se mueven numerosas personas jóvenes que han decidido dedicar a ella sus esfuerzos.
En nuestro país, cada año, desde 2022, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades concede los Premios Nacionales de Investigación para Jóvenes. Con estos galardones se distingue el mérito de investigadores que, sin superar los 40 años de edad, han demostrado su valía alcanzando importantes logros en las primeras etapas de sus carreras.
Desde 2022, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades concede los Premios Nacionales de Investigación para Jóvenes
Cada año, estos galardones demuestran la importancia de las nuevas generaciones a la hora de desarrollar investigaciones que supongan un avance real en diversos campos de la ciencia y ayudar a construir un tejido social más fuerte y sostenible. Estas nuevas generaciones disponen de medios con que las anteriores no contaban, pero siguen utilizando el «método científico» para aplicarlas de manera efectiva.
Es el caso de Melissa García Caballero, nacida en Ronda en 1985. Esta investigadora del Departamento de Biología Molecular y Bioquímica de la Universidad de Málaga se ha alzado este año con el Premio en Medicina y Ciencias de la Salud por su utilización de tecnologías de vanguardia de imagen y modelos 3D para sus investigaciones sobre biología vascular y tumoral. Ella es una de las muchas investigadoras que lograrán infinitas mejoras en el tratamiento de enfermedades que afectan a gran parte de la población mundial.
Y si hay otro riesgo importante, tanto para nuestra salud como para la del planeta, es el que supone el cambio climático. La investigación científica, por supuesto, se convierte en herramienta imprescindible para combatirlo. A este respecto, el Premio en Transferencia de Conocimiento lo ha recibido Fernando Moreno Navarro, que a sus 37 años de edad ya es un referente de la investigación e innovación en ingeniería de carreteras. El galardón reconoce la aportación que este catedrático de la Universidad de Granada está haciendo, con sus investigaciones, a la transición hacia modelos de construcción vial centrados en la necesaria descarbonización gracias a los avances digitales.
Marcos Fernández Martínez, investigador en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de Barcelona, también lleva años innovando para que podamos vivir en un entorno más sostenible. Sus dilatados estudios sobre el ciclo del carbono y la biodiversidad han realizado numerosas aportaciones al bien del planeta. Aportaciones que, utilizando la biogeoquímica y el análisis de sistemas complejos le han valido un reconocimiento internacional en el ámbito ecológico. Su labor ha sido reconocida con el Premio en Ciencias y Tecnologías de los Recursos Naturales.
Nuestro planeta también se ha convertido en el objetivo de las numerosas investigaciones desarrolladas por Jezabel Curbelo Hernández, catedrática en la Universitat Politèctnica de Catalunya. Esta joven científica nacida en Tenerife ha visto reconocida su labor con el Premio de Matemáticas y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. El motivo son las numerosas investigaciones que ha emprendido alrededor de la dinámica de fluidos en entornos geofísicos desde puntos de vista analíticos y numéricos. Dichos estudios son capitales para comprender mejor el comportamiento de la atmósfera y los océanos.
Por su parte, la doctora en biomedicina molecular Cristina Mayor-Ruiz, si bien no está entre los galardonados este año, lleva acumulados numerosos premios de investigación a sus 36 años de edad. Sus investigaciones han demostrado que el 90% de las proteínas humanas, incluidas muchas de las relacionadas con el cáncer, no pueden tratarse con medicamentos tradicionales. Gracias a ello, ha logrado la creación de innovadores fármacos basados en su capacidad para degradar proteínas que intervienen en el desarrollo de diversas enfermedades.
Sin duda, los largos años que Galileo, Bacon o Descartes dedicaron al estudio científico son ejemplo para una nueva generación de investigadores que, fieles a los dictados del «método científico» e incorporando al mismo los nuevos medios tecnológicos de que disponemos, se convierten en figuras imprescindibles para nuestra necesaria evolución hacia una sociedad más justa y respetuosa con el entorno.
COMENTARIOS