Enrique Perezagua y el movimiento de la materia
El trabajo del artista toledano convive entre un reencuentro con el ‘arte pobre’ y la gramática de los nuevos materiales.
El trabajo del artista toledano convive entre un reencuentro con el ‘arte pobre’ y la gramática de los nuevos materiales. Desde cemento a cinta de carrocero. Desde un azul añil hasta un negro profundo. La propuesta de Enrique Perezagua recorre la pintura como un viaje al fondo del conocimiento. Los materiales son una excusa para contar una historia. En todos sus cuadros surge un lenguaje propio a través de las técnicas de los grandes maestros. El expresionismo abstracto de Jackson Pollock y sus drippings o los campos de color de Rothko en un pequeño dibujo. Y, claro, los grandes del Povera y las geometrías que recuerdan a artistas latinoamericanos como Carlos Cruz-Diez por el ritmo de ese color. En casa, Tàpies, o su sentido homenaje a Chillida en tres luces sencillas pintadas directamente en negro del propio tubo de pintura. Para Enrique Perezagua la pintura no es una carga. Es un diálogo con los materiales de desecho, pero también con una visión propia. Un trayecto que va en un tren que transcurre entre lo figurativo y lo abstracto. Un tren que no se detiene en ninguna estación, sigue su recorrido; sin paradas. El arte es una búsqueda constante, esa es la principal lección de su trabajo. (Texto: Miguel Ángel García Vega)