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Sociedad

Hábitos de lectura

La fiebre del audiolibro

Los ingresos que generan los audiolibros han crecido en el último año un 45,7%, y cada vez son más los lectores que se suman a este tipo de consumo literario. ¿Cuáles son las razones?

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10
marzo
2025

En el mundo de las tendencias editoriales se presta atención tanto a las modas en contenidos –ahora, de hecho, vivimos en la era dorada del romantasy– como a las que impactan en los continentes. Cualquier revolución en cómo llegan al público lector los libros puede cambiar por completo la estructura de la industria. Hace un par de décadas eran los ebooks los que protagonizaban esa gran transformación. Ahora, todo apunta a que lo son los audiolibros.

El propio nombre de los audiolibros (o audiobooks, por su equivalente en inglés) encapsula de qué se trata. Son versiones leídas de los textos. Para las personas que crecieron en los 90, es la versión modernizada de aquellas cintas de cuentos que algunas familias tenían en el coche.

Por supuesto, la producción de un audiolibro no implica simplemente sentar a alguien ante un micrófono y hacer que lea el texto, sino un trabajo mucho más cuidado de elección de narradores, cuidado de efectos sonoros o limpieza del audio. Las editoriales venden el producto final por unidades (te compras la versión audio como podrías comprarte la de bolsillo o el ebook de un libro) o permiten el acceso en servicios de suscripción como Audible o el eBiblio de las bibliotecas públicas.

En los próximos siete años, la industria del audiolibro crecerá a un ritmo de más del 25% anual

El crecimiento de este mercado ha sido, en los últimos 15 años, «asombroso», como señala la presentación del estudio Evolución global de la industria del audiolibro, elaborado por Dosdoce.com con la Feria del Libro de Guadalajara y Bookwire. «La industria del audiolibro se encuentra en un momento de auge y transformación, impulsada por el crecimiento del consumo, la innovación en modelos de negocio y la aparición de nuevos actores», apunta Javier Celaya, el autor del informe y fundador de Dosdoce.com. Sus cálculos hablan de que en los próximos siete años crecerá a un ritmo de más del 25% anual.

Este boom es transfronterizo. Ahora mismo, la industria de los audiolibros mueve ya unos 7.000 millones de dólares a nivel global, que podrían llegar a los 35.000 en 2030. Como señala el estudio de Dosdoce.com, los audiolibros «viajan» y su consumo va mucho más allá de lo geográfico. Un audiolibro en español tiene las puertas abiertas a todos los mercados en los que se habla ese idioma, mucho más de lo que lo tienen los libros en papel.

Este crecimiento en facturación va paralelo a un aumento del fondo disponible. Según Bookwire, en 2023 existían ya 20.100 audiolibros en español y estimaban que en 2014 serían 24.120. En 2018, el catálogo rondaba los 8.000 títulos. En el último año, los ingresos de la industria han subido en un 45,7% y cada vez se producen más lanzamientos simultáneos (al tiempo que el libro sale en papel y en ebook, también lo hace en audiolibro).

Y, aunque a primera vista el público audiolector en España no parezca muy elevado, el análisis de las cifras cuenta otra historia. Los datos del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2023, el último elaborado por Conecta para la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), con la colaboración de Cedro y el Ministerio de Cultura, señala que un 6,9% de toda la población escucha ya audiolibros (un 93,1% apunta que nunca o casi nunca lo hace). En 2018 eran un 2,4%. Las cifras despegaron tras la pandemia y el mercado es especialmente fuerte entre la franja de edad de 14 a 45 años.

En España, un 6,9% de toda la población escucha ya audiolibros

Posiblemente, que exista una mayor variedad en el catálogo de títulos impacta de forma positiva en el crecimiento del público lector. También ayuda que la población se haya acostumbrado a acceder cada vez más a contenidos de audio de larga duración. Los pódcasts se han afianzado como uno de los elementos populares en el consumo de contenidos online. De hecho, según un informe de Ohlbaum Associates para Podimo, el 54% de la población española con acceso a internet escucha pódcasts al menos una o dos veces al mes. De ese porcentaje, un 61% lo hace al menos una vez a la semana. Esto crea unos hábitos y una familiaridad con el formato que bien puede aprovechar el mercado del audiolibro. Plataformas como Spotify ya están intentando posicionarse también en este terreno.

Los pódcasts nos han acostumbrado a los contenidos de audio de larga duración

Pero este crecimiento ha llevado a que se abra un debate paralelo. ¿Se puede considerar lectura un proceso en el que la información se oye? De entrada, cabe recordar que nadie pone en duda que se esté procesando la información cuando se escuchan las noticias en la radio en lugar de leerlas en un periódico. Para continuar, también hay que tener presente que la existencia de formatos múltiples ayuda a mejorar la accesibilidad de contenidos.  Aun así, esto no ha evitado que se siga cuestionando si es o no lo mismo.

Daniel T. Willingham, profesor de la Universidad de Virginia y experto en lectura, explica en The New York Times que, si bien es cierto que la lectura y la escucha «se adecuan mejor a distintos propósitos», ninguna es superior a la otra e incluso los procesos cerebrales en ambas se solapan un poco. Cada formato tiene sus fortalezas. En un libro impreso podemos ir hacia atrás o releer y tenemos también la información no textual, como la organización del texto (que es importante a la hora de procesar información en textos más complejos). En uno en audio, se puede ganar en comprensión del texto.

Lo cierto es que, como concluye, la clave no estará en oponer a uno contra el otro, sino en que cada persona escoja los formatos que mejor le funcionen y los que más se adapten a cada momento. Es, en realidad, un poco lo que ya hemos hecho con los ebooks y los libros de papel.

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