«La accesibilidad a la información para las personas sordas en España sigue siendo muy precaria»
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Reivindicación, incidencia política o prestación de servicios. La Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) lleva luchando desde 1936 por la eliminación de barreras y la igualdad de oportunidades. Su presidente desde 2022, Roberto Suárez, tiene una dilatada trayectoria al frente de colectivos que persiguen el reconocimiento y la visibilidad de las personas sordas. Aunque asegura que se han producido distintos avances en materia legislativa y normativa, también reconoce que todavía existen múltiples dificultades que obstaculizan la vida normalizada para esta comunidad.
¿Cuáles son las principales dificultades o barreras en la comunicación a las que se siguen enfrentando las personas sordas a la hora de intentar tener una vida normalizada?
Uno de los principales escollos lo encontramos en el acceso a los recursos y servicios disponibles para el conjunto de la ciudadanía. Servicios esenciales como la sanidad, la educación y las administraciones públicas siguen sin ser plenamente accesibles en lengua de signos. Si, por ejemplo, una persona sorda quiere ir al médico y no hay disponibilidad de servicios de interpretación, debe esperar a concertar su cita hasta encontrar una intérprete disponible, y si no, ir acompañada de este recurso. Esto imposibilita una relación fluida con el personal sanitario, y vulnera el derecho de las y los pacientes sordos a contar con toda la información sobre diagnóstico o tratamiento. Por otro lado, en el ámbito educativo, son muchas las alumnas y alumnos sordos que inician el curso sin contar con intérpretes de lengua de signos, o bien sin que estos cubran la totalidad de las horas lectivas. Es un problema que no solo afecta al alumnado sordo, sino también a las y los profesionales sordas y sordos que trabajan en los centros educativos. Contamos con un Reglamento, el que desarrolla la Ley 27/2007, útil y garantista, y es tarea de las Administraciones Públicas materializar los derechos que en él se reconocen. Por otro lado, nos preocupa que la disparidad de funcionamiento entre las distintas autonomías en ámbitos como la educación, la sanidad, los servicios sociales o los servicios de emergencias disuada a las Comunidades Autónomas de regular de manera más concreta la forma en que van a aplicar esta norma en su territorio. Es necesario que este Reglamento sea bien conocido y utilizado por las diferentes Administraciones.
En 2023 se aprobó el Reglamento de las condiciones de utilización de la lengua de signos y de los medios de apoyo a la comunicación oral para las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas. ¿Ha supuesto algún avance en la situación de esta comunidad?
La aprobación del Reglamento de 2007 ya representó un paso firme en la protección de nuestros derechos. Esto, unido al establecimiento del Marco Estratégico de la lengua de signos española 2023-2030 y a la declaración de las expresiones vinculadas a la lengua de signos española y a la cultura sorda como Patrimonio Cultural Inmaterial, supone un importante logro para nuestra comunidad, que ha visto reconocida su lengua, su cultura y su identidad. Las personas sordas conformamos una minoría lingüística que sigue avanzando. Crecemos en reconocimiento, en derechos, en representación política y en visibilidad pública. La lengua de signos, ese vehículo que nos conecta y que nos permite expresar nuestra esencia, no solo es una herramienta de comunicación, sino un derecho que dignifica a cada persona sorda. Los derechos no se miden en cifras. Nuestra libertad de elección es un asunto individual. Cada persona sorda tiene derecho a la lengua de signos no por pertenecer a un colectivo, sino por ser persona, por su dignidad humana, por su valor como individuo. Esa es la esencia de lo que defendemos: la lengua de signos es un derecho personal, irrenunciable y fundamental.
«Las personas sordas conformamos una minoría lingüística que sigue avanzando»
¿Qué avances destacados –sociales, normativos– se han producido en los últimos años para esta comunidad?
Los avances en materia de legislación, normalización, visibilidad y difusión de las lenguas de signos han contribuido a su progreso social y lingüístico. Hoy por hoy nadie puede cuestionar que estas lenguas deben tener el mismo estatus que las lenguas orales. Sin embargo, su uso sigue sin garantizarse de una manera plena. Se asignan algunos recursos, pero son insuficientes, y casi siempre tras exigirlo las propias entidades de personas sordas. Por otro lado, el colectivo de personas sordas es diverso, y esa diversidad hay que comprenderla y respetarla. Sean cuales sean nuestras necesidades, lo que está claro es que requieren de soluciones. Recordemos que el acceso a la información y la comunicación es un requerimiento previo, básico y fundamental para hacer efectiva la igualdad de oportunidades y no discriminación de las personas sordas. Y como tal, es fundamental que administraciones públicas, empresas privadas y agentes sociales, educativos y culturales adopten una actitud proactiva y de cooperación que contribuya a paliar esta falta de accesibilidad que seguimos enfrentando. Sin accesibilidad no hay verdadera inclusión.
En el ámbito laboral, ¿cómo está la situación en cuanto a empleabilidad, derechos y desigualdades?
Son varios los frentes abiertos. Uno de los que más preocupa es la situación de las y los especialistas en lengua de signos, modelos lingüísticos que aseguran la adecuada transmisión de la lengua de signos a las personas sordas, así como a la comunidad educativa en general. Esta profesión constituye un importante yacimiento de empleo para la población sorda y se debe proteger e incentivar. Exigimos que se posicione a estas y estos profesionales sordos como referentes en la enseñanza y la traducción de la lengua de signos y que se regule y promocione este perfil profesional, para que puedan contar con oportunidades y condiciones laborales justas y equitativas. Asimismo, estamos trabajando para evitar que las medidas de prevención de riesgos laborales limiten la ocupación de puestos de trabajo ocupados por personas sordas, y para que se modifique el Reglamento General de Conductores de manera que se incluya la accesibilidad en lengua de signos en las pruebas de obtención de los permisos para conducir camiones y furgones. También reivindicamos se ponga a disposición de las y los opositores sordos las herramientas necesarias para poder desarrollar las pruebas selectivas sin que para ello se requiera un informe médico preceptivo, y que se bareme el conocimiento de la lengua de signos española y la catalana en el acceso al empleo público de este colectivo y en la provisión de puestos de trabajo con tareas de atención directa al público. Por último, es crucial asegurar la accesibilidad en lengua de signos de los servicios públicos de empleo y de los procesos formativos ofrecidos por el SEPE y por las propias empresas.
Añadiéndole la perspectiva de género y según la información que manejan desde la Confederación, ¿la situación de las mujeres con una discapacidad auditiva es aún más complicada que la de los hombres?
Claramente sí. Las mujeres, por el hecho de serlo, sufren discriminación, sueldos más bajos, peores trabajos, violencias. Y en el caso de las mujeres sordas la situación se agrava aún más, ya que se enfrentan a una triple vulnerabilidad propiciada por ser mujeres, por ser sordas, y por usar una lengua minoritaria como es la lengua de signos. Desde la CNSE planteamos una serie de medidas para asegurar el pleno ejercicio de sus derechos: la implementación de una educación no sexista bilingüe en lengua de signos y bicultural; el acceso a un empleo digno y cualificado sin brechas de género ni salariales; y la incorporación de lengua de signos y subtitulado de calidad en campañas informativas, recursos públicos y medios de comunicación. Asimismo, reivindicamos el impulso de buenas prácticas que favorezcan a este colectivo en cuanto a conciliación de vida personal, familiar, asociativa y laboral, y abogamos por el desarrollo de servicios de teleasistencia y acompañamiento específicamente diseñados para atender las necesidades de las mujeres mayores sordas. También exigimos la presencia de mediadoras sordas y de intérpretes de lengua de signos en centros de salud, hospitales, comisarías, juzgados, casas de acogida o servicios de urgencia, especialmente en lo que a la atención a mujeres víctimas de violencia de género y mujeres migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo se refiere.
«Las mujeres sordas se enfrentan a una triple vulnerabilidad por ser mujeres, por ser sordas, y por usar una lengua minoritaria»
En supermercados, servicios públicos, televisión o transportes, por poner un ejemplo, la información suele llegar de forma casi exclusivamente auditiva. ¿Qué recursos o sistemas podrían incorporarse para que esta comunicación fuera más inclusiva para todas las personas?
Las personas sordas carecemos de entornos accesibles e inclusivos en los que la presencia de la lengua de signos sea una práctica generalizada. Se olvida que esta lengua es la principal forma de comunicación para muchas personas sordas y es imprescindible para que puedan recibir una atención adecuada en cualquier ámbito. La accesibilidad a la información y la comunicación para las personas sordas en España sigue siendo muy precaria. En muchos casos, no disponemos de servicios de interpretación o videointerpretación en lengua de signos, lo que nos impide acceder a los servicios públicos en igualdad de condiciones. Es crucial incorporar la lengua de signos española y catalana en todos los ámbitos y asegurar que los equipos profesionales que trabajan con personas sordas reciban la formación adecuada. Sin estas medidas, la accesibilidad seguirá siendo insuficiente y se continuará limitando el derecho de las personas sordas a una vida plena y digna. Por otra parte, para que las personas sordas podamos comunicarnos y disfrutar de una información sin barreras en todos los ámbitos, dependemos de la cantidad y calidad de los servicios de interpretación disponibles. Pero desde que años atrás dejara de impartirse el ciclo formativo de interpretación estamos viendo dificultado nuestro acceso a servicios fundamentales por la falta de intérpretes. La formación universitaria actual es limitada, ya que solo hay dos universidades en España que imparten estos estudios de grado. Es responsabilidad de la Administración educativa, más concretamente de las universidades, plantear alternativas que permitan a corto plazo cubrir la creciente demanda de accesibilidad en todo el territorio.
Aunque la formación en lenguas de signos y su empleo en eventos públicos se ha incrementado en los últimos años todavía el grueso de la población no sabe signar ni se podría comunicar con una persona sorda. ¿Por qué sigue ocurriendo esto?
Porque su uso no está lo suficientemente normalizado, no más allá de los ámbitos estrictamente domésticos o comunitarios. Por poner un ejemplo, la oferta de contenidos accesibles en televisión sigue siendo muy limitada. La lengua de signos no está presente en horarios de máxima audiencia ni en plataformas digitales de manera suficiente. Además, sigue habiendo un gran desconocimiento sobre las personas sordas y sobre la lengua de signos y sus beneficios. Cuanto mayor sea el conocimiento de estas lenguas y de su valor para la comunidad sorda, con más facilidad se adoptarán actitudes de tolerancia y empatía entre la ciudadanía. Una medida efectiva sería, por ejemplo, impulsar la enseñanza de la lengua de signos en los colegios para el conjunto del alumnado. Porque, al fin y al cabo, es la falta de recursos accesibles, como pueden ser profesionales de lengua de signos o conocimiento básico de la lengua de signos por parte de la sociedad, lo que dificulta el contacto directo con personas sordas.
«Sigue habiendo un gran desconocimiento sobre las personas sordas y sobre la lengua de signos y sus beneficios»
¿La tecnología está ayudando a las personas sordas a mejorar su comunicación o añade unas dificultades que antes no existían?
Las nuevas tecnologías tienen un enorme potencial como generadoras de accesibilidad, si bien sabemos que no están exentas de carencias. Por ejemplo, todavía no existen normas concretas de accesibilidad para los contenidos de YouTube, Instagram u otras plataformas similares, que constituyen una cantidad cada vez mayor de los contenidos que se consumen. También es deficiente la accesibilidad que encontramos en los call center o servicios de atención telefónica, ya que a menudo no ofrecen la opción de videointerpretación en lengua de signos. Un estudio publicado en 2023 en la Revista Española de Discapacidad revela que las personas sordas son uno de los colectivos que presentan una mayor brecha digital. Para que las nuevas tecnologías aporten autonomía y permitan una mayor conexión e interacción social es necesario superar los obstáculos relacionados con el acceso a la información y con las dificultades que se plantean en su uso. Aún queda mucho por hacer.
La ciberviolencia en un problema muy extendido en los últimos años. ¿La infancia y adolescencia con problemas de audición está más expuesta al bullying y el ciberacoso?
Lo está. La infancia, la adolescencia y la juventud sorda experimentan violencia en diversos entornos como la escuela, el trabajo y el ámbito digital, si bien muchas veces esta violencia es ignorada o no se denuncia adecuadamente. Esto se debe en gran medida a las barreras de comunicación que encuentran y a la falta de información y de recursos accesibles. El ciberacoso perpetúa el estigma y las dificultades que estas personas ya enfrentan en su vida cotidiana, afectando a su bienestar psicológico y emocional de manera profunda. La exposición a comentarios y burlas sobre su discapacidad auditiva, su forma de comunicarse o el uso de dispositivos como audífonos o implantes cocleares puede generar sentimientos de vergüenza, ansiedad, depresión y baja autoestima. Además, el aislamiento social que a menudo sufren debido a las barreras de comunicación hace que se sientan más vulnerables, lo que aumenta el estrés y la angustia emocional. La sensación de exclusión, tanto en el entorno digital como en el físico puede llevar a problemas como el retraimiento social, dificultades para establecer relaciones saludables y, en casos más graves, pensamientos suicidas. Es fundamental visibilizar esta violencia y ofrecer recursos y herramientas para que las personas sordas y sus familias puedan protegerse y responder adecuadamente en caso de enfrentar situaciones de acoso en línea.
«Los medios de comunicación rara vez reflejan la diversidad de las personas sordas, y cuando lo hacen suelen mostrarlas como héroes que “superan” su discapacidad»
Al igual que ocurre con otros colectivos, ¿cree que es necesario contar con más referentes públicos del cine, el teatro, el deporte, la literatura o la política para caminar hacia la esperada normalización?
Sin duda. Nuestra representatividad en medios y espacios públicos es todavía muy escasa. Los medios de comunicación rara vez reflejan la diversidad de las personas sordas, y cuando lo hacen suelen mostrarlas como personas con dificultades o héroes que «superan» su discapacidad, en lugar de presentar una visión normalizada y positiva de su vida cotidiana y su cultura. Y mientras eso ocurra, continuarán vigentes los prejuicios y estereotipos sociales sobre nuestras capacidades fruto de una información a menudo, sesgada e incompleta. Prejuicios y estereotipos que lo único que hacen es crear y alentar una imagen falsa sobre nosotras. Es necesario incentivar la participación de la comunidad sorda y de lengua de signos en las políticas culturales y lingüísticas a nivel nacional y autonómico, como modo de garantizar no solo su normalización, sino su reconocimiento y apoyo a largo plazo.
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