Borges y el minotauro
El célebre autor argentino Jorge Luis Borges reescribe en «La casa de Asterión» el mito griego que cuenta la historia del minotauro de Creta y su muerte a manos de Teseo.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2025

Artículo
Los mitos griegos, gracias a su universalidad, se han reescrito a partir de perspectivas completamente distintas: el Ulises de James Joyce es la reescritura de la Odisea de Homero, Yannis Ritsos da voz a Fedra, Agamenón y Helena, entre muchos otros, a través de soliloquios poéticos, Julio Cortázar firmó el cuento «Circe» sobre la hechicera de la isla de Eea. Y uno de los cuentos más afamados de Jorge Luis Borges, «La casa de Asterión», es la reescritura del mito de Teseo y el Minotauro.
El rey Minos de Creta, para demostrar su derecho al trono, le pidió a Poseidón, el dios del mar, un toro. El dios se lo envió con la condición de que lo sacrificara en su honor, pero, debido a la belleza del animal, Minos sacrificó otro para quedarse con él. Poseidón se enfureció y lo castigó haciendo que Pasífae, su esposa e hija de Helios y de la ninfa Creta, se enamorase del toro. Para que se consumase el deseo de Pasífae, ella pidió ayuda a Dédalo, el arquitecto real. Este construyó una estructura con forma de vaca, cubierta de piel, en la que se introdujo Pasífae. El toro yació con ella y de esta unión nació el minotauro, también llamado Asterión en honor a su abuelo paterno, una criatura con el cuerpo de un hombre y la cabeza de un toro.
Pero el minotauro empezó a devorar carne humana mientras crecía. Minos acudió a Dédalo para buscar una solución: el arquitecto ideó un laberinto en el que el monstruo quedaría preso para siempre. Mientras se construía, perdió la vida el hijo de Minos: fue asesinado en Atenas, por lo que su padre declaró la guerra a los atenienses. Tras ganarla, ordenó que entregaran a siete muchachos y siete doncellas cada año para que el minotauro se alimentase.
Así pasaron los años, hasta que Teseo, hijo del rey Egeo de Atenas, se ofreció para derrotar al minotauro. Actuó con la ayuda de Ariadna, hija también de Minos y Pasífae. Ella le entregó un ovillo de lana que debería atar a la entrada del laberinto: solo tendría que seguir sus pasos, marcados por la lana, para salir de allí tras matar a Asterión.
«La casa de Asterión» es un cuento corto, publicado primero en 1947 en el periódico Los anales de Buenos Aires y más tarde en 1949 en el libro El Aleph. Borges explica en el prólogo que, además de verse inspirado por esta historia, escribió el cuento por el cuadro The Minotaur de George Frederic Watts, en el que se retrata la soledad del monstruo que mira hacia la inmensidad del mar desde el laberinto.
«La casa de Asterión» es la invitación de Borges a reflexionar sobre la condición humana
El cuento abre con una cita de la Biblioteca mitológica de Apolodoro para que el lector sepa dónde comienza la historia: «Y la reina dio a luz un hijo que se llamó Asterión». El hecho de que tanto en esta cita como en el título aparezca el nombre de Asterión al final de ambos remarca la humanización del monstruo: no es solo un minotauro, sino que tiene un nombre propio como todas las personas. También Borges elige remarcar la condición humana del minotauro con la palabra hijo en la cita.
Esta humanización se hace presente en todo el cuento, que se trata de un monólogo de Asterión en el que se hace visible la conciencia y la psicología del minotauro. Asterión no es consciente de que es un monstruo: sabe que es distinto, pero Borges incide en las emociones humanas que siente el minotauro para igualarlo al lector. Menciona los juegos que inventa para combatir la soledad, reflexiona sobre el laberinto, al que llama casa constantemente; una casa sin muebles, con paredes infinitas y un mar circundante. Asimismo, aparece varias veces el número catorce, que alude a los catorce atenienses sacrificados del mito original. Sin embargo, la primera vez que aparece va acompañado de una nota al pie (posiblemente del editor) en la que se aclara que «en boca de Asterión, ese adjetivo numeral vale por infinito».
Pero el monólogo se rompe cuando se presenta la muerte de Asterión y Teseo habla en la última frase del cuento: «—¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo—. El minotauro apenas se defendió». La muerte de Asterión representa el asesinato de una criatura que no muestra resistencia, por lo que es él quien pasa de ser un héroe en el mito tradicional a un monstruo. Asterión apenas se defiende, ve la muerte como una liberación según nos presenta el último párrafo de su monólogo: «Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor (…). Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿O será como yo?».
«La casa de Asterión» representa la invitación de Borges para reflexionar sobre la condición humana, la naturaleza tormentosa del ser humano y el peso de la soledad. Las reescrituras de los mitos nos permiten cuestionar la versión original de las historias, adaptarlas a un contexto cultural y social nuevo, además de transmitir aspectos que no aparecen en el mito tradicional. Borges, en este cuento, nos demuestra la naturaleza ambigua del ser humano: no se diferencian tanto lo monstruoso y lo humano.
COMENTARIOS