Diseño y neumáticos reciclados
Del asfalto al salón
Desde muebles hasta jardines verticales, cada vez más diseñadores se abren a las todavía poco exploradas oportunidades de los neumáticos reciclados. Su uso no solo es estético, sino también funcional.
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En un mundo en el que la sostenibilidad ya no es una opción sino una necesidad, diseñadores, arquitectos e ingenieros han emprendido una reinvención cargada de conciencia ambiental. Con ella, están repensando no solo la estética y funcionalidad de los productos, sino también el impacto de los materiales a lo largo de su ciclo de vida. Un escenario en el que los materiales reciclados, como el caucho derivado del reciclaje de neumáticos fuera de uso, asumen un papel cada vez más relevante. Su versatilidad convierte a esta materia prima en un recurso valioso en distintos sectores, desde el mobiliario, los pavimentos o los revestimientos hasta los jardines verticales que ayudan a descontaminar el aire de las ciudades.
«El material procedente del neumático reciclado tiene una serie de características técnicas que pueden ser muy útiles en el diseño y su uso puede ser un reto muy interesante para todos los diseñadores», afirmó Isabel Rivadulla, directora de Comunicación y Marketing de la entidad sin ánimo de lucro Signus (Sistema Colectivo de Gestión de Neumáticos Fuera de Uso), durante el encuentro De la carretera a las casas: un camino desconocido para los neumáticos, organizado por Signus y Ethic.
El desafío es, precisamente, descubrir y explotar todo lo que se puede hacer con este material. Para el diseñador Gianluca Pugliese, fundador de Lowpoly y pionero en impresión 3D con caucho reciclado, «aún estamos en las primeras etapas de lo que será posible con la reutilización del caucho de neumáticos».
Los materiales reciclados están dejando atrás su mala reputación para convertirse en recursos cada vez más valorados por su potencial técnico y estético. Álvaro Matías, director de Madrid Design Festival, destacó que «hay una mayor toma de conciencia sobre las posibilidades que ofrece un material como el neumático. Ya lo vemos en carreteras, revestimientos, prendas y objetos diversos. Tenemos una base sobre la que seguir investigando nuevos usos que aporten valor a la sociedad».
Y ese es el papel que están jugando los diseñadores: generar soluciones funcionales y atractivas a partir de materiales eficientes que minimicen el impacto ambiental. «El diseñador tiene el superpoder de repensar cómo se han hecho las cosas hasta ahora; tiene la capacidad de interpretar el mundo en el que vive», añadió Matías.
De piezas de ajedrez a jardines verticales
En su instalación Cityre: Una ciudad del futuro, que se expuso este año en el Madrid Design Festival, Pugliese utilizó la impresión 3D con caucho reciclado para dar forma a una ciudad imaginaria, incluyendo piezas de ajedrez a gran escala con las que los visitantes podían interactuar. Otra de sus propuestas, Neomatique: The Sound Resonance, explora aplicaciones del caucho reciclado en la moda, la joyería, el diseño de producto y las soluciones acústicas.
Y esto es solo el inicio de lo que vendrá. «Gracias a la inteligencia artificial, ahora podemos formular mejores preguntas y acelerar el desarrollo de nuevas tecnologías. Podemos identificar propiedades específicas de los neumáticos, como su capacidad acústica, y explorar cómo combinarlas con otros materiales para crear piezas con funcionalidades innovadoras», afirmó Pugliese.
Isabel Rivadulla (Signus): «En España, el uso del neumático reciclado puede ser un reto muy interesante para todos los diseñadores»
Una de las propuestas más llamativas en el cruce entre diseño, sostenibilidad y tecnología son los jardines verticales desarrollados por Murarte Global. Fabricados con neumáticos al final de su vida útil, estos se recubren con una capa de nanotecnología fotocatalítica que ayuda a descontaminar el aire, emulando la función de la naturaleza. Los jardines pueden tener las hojas verdes brillantes del madroño, la copa ancha de la encina, la sombra densa del olmo o las hojas alargadas del eucalipto.
Y sus beneficios son múltiples: los jardines verticales reducen la contaminación atmosférica, embellecen el espacio urbano, disuaden el vandalismo, no requieren riego y actúan como barreras acústicas. «Mitigamos entre un 22% y un 29% el NOx, uno de los elementos más nocivos para las personas», detalló Beatriz González, socia y directora ejecutiva de la compañía. «Cada metro cuadrado del jardín vertical equivale a la fotosíntesis de un árbol en edad adulta. Y cada tres metros cuadrados, a retirar un coche de la circulación en términos de descontaminación».
Para González, sostenibilidad y estética deben ir de la mano. «La sostenibilidad no solo tiene que ser buena con el medio ambiente, también tiene que ser bella. Lo que buscamos es renaturalizar y reverdecer los espacios. Intentamos sanar las ciudades», expresó.
«Lo que no se comunica, no existe»
Pese a que las oportunidades de este material son inmensas, la expansión y el éxito del uso de este material reciclado dependerá, en gran medida, de la capacidad de comunicar sus aplicaciones y virtudes. Como sintetizó González: «Lo que no se comunica, no existe». Por eso, plataformas como el Madrid Design Festival —que en su octava edición recibió a 286.000 visitantes— cumplen una función clave: acercar al público productos creados a partir de residuos, demostrando que la reutilización puede ser sinónimo de innovación y belleza.
Beatriz González (Murarte Global): «Cada metro cuadrado del jardín vertical equivale a la fotosíntesis de un árbol en edad adulta»
Pero esa labor no puede recaer solo en las empresas y los diseñadores; las instituciones y gobiernos deben comprometerse activamente en esta función de sensibilización. En ese marco, las instituciones educativas juegan un papel clave. «Hay que explorar la oportunidad de abrir la mente a todas las innovaciones que se están haciendo en sostenibilidad», subrayó Rivadulla. A su juicio, la educación ambiental debe ser transversal y contar con un compromiso firme por parte de la Administración que no dependa de cambios políticos. «Debe haber un pacto por la educación ambiental que sea inamovible y mantenga la coherencia con el paso de los años».
Además, la economía circular abre nuevas oportunidades profesionales. «Cada vez más empresas demandan perfiles ambientales», sostuvo Rivadulla. Por ello, González insistió en la importancia de difundir el conocimiento sobre la sostenibilidad para que más personas comprendan el potencial de la economía circular y su papel en la preservación del planeta.
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