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Madrid será más ciudad aún

La urbe es un organismo vivo que respira al ritmo de sus habitantes. Es el murmullo de las aceras, el latido del tráfico y el eco de las conversaciones que se cruzan en plazas y avenidas. Por eso, debe diseñarse pensando en el día a día de sus ciudadanos, conectando barrios, facilitando el transporte y creando espacios donde las personas puedan encontrarse.

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22
mayo
2025

Las ciudades han sido el epicentro del progreso, focos de atracción para millones de personas en busca de oportunidades y calidad de vida. Desde 2008, según datos del Banco Mundial, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y, desde entonces, esa cifra no ha dejado de crecer. En 2022, el 56% de los habitantes del planeta residía en áreas urbanas; para 2050, se espera que este porcentaje supere el 66%. Con este crecimiento, la forma en que diseñamos nuestras urbes se vuelve aún más crucial.

Según el arquitecto danés Jan Gehl, a la hora de plantear una ciudad el orden debe ser: «Primero la vida, luego los espacios, luego los edificios (al revés, nunca funciona)». Un urbanismo bien planificado no solo facilita la movilidad y el acceso a servicios esenciales, sino que también promueve la interacción social, reduce la contaminación y fomenta el bienestar físico y mental de las personas. Calles accesibles, un transporte eficiente, parques bien distribuidos y sistemas de agua y energía optimizados no son lujos, sino necesidades básicas para que una ciudad sea habitable y sostenible.

En todo el mundo, diversas ciudades están poniendo en marcha proyectos de diseño urbano que buscan mejorar la calidad de vida de sus habitantes y promover la sostenibilidad ambiental. En España, todos estos elementos están recogidos en el proyecto Madrid Nuevo Norte, que busca transformar el norte de la capital apostando por un entorno urbano equilibrado, funcional y que prioriza la calidad de vida.

Madrid Nuevo Norte no es solo un proyecto urbanístico: es una apuesta por el futuro de la ciudad

El proyecto integrará a los barrios del norte de Madrid, históricamente separados por las vías del tren. Es decir, apunta a conectar la ciudad. La nueva red de transporte público permitirá que el 95% de las viviendas y oficinas estén a menos de 10 minutos a pie de una estación de Metro o Cercanías, un factor clave para reducir la dependencia del coche privado. El eje central será la renovación de la Estación de Chamartín-Clara Campoamor, concebida como un gran nodo multimodal que facilitará los desplazamientos tanto dentro de la ciudad como con el resto del país.

Y Madrid Nuevo Norte no solo mejorará la movilidad, sino que pretende cambiar la relación de los ciudadanos con su entorno urbano. El profesor neerlandés Cecil Konijnendijk propuso la regla 3-30-300 para mejorar la calidad de vida en entornos urbanos mediante la integración de más naturaleza en el entorno. Esta regla sugiere que cada persona debería poder ver al menos tres árboles desde su hogar, contar con un 30% de cobertura verde en su vecindario y vivir a menos de 300 metros de un parque o espacio verde. La importancia de incluir vegetación en nuestro entorno para el bienestar de las personas es un hecho reconocido. Y el gran proyecto de transformación urbana de Madrid ha querido ir más allá: esta nueva zona de Madrid naturalizará la ciudad y creará una red de parques interconectados, en la que se integrará el gran Parque Central, que se levantará sobre el cubrimiento de las vías del tren. Este nuevo pulmón verde unirá barrios históricamente separados y se convertirá en un lugar de encuentro para los madrileños.

El éxito de esta iniciativa radica en la intensa colaboración entre el sector público y el privado. Gracias a la participación de los tres niveles de la Administración y la inversión y compromiso de los propietarios del suelo, se han podido combinar recursos, experiencia y capacidades. Mientras que el sector público garantiza que los proyectos respondan a las necesidades ciudadanas y a los planes de desarrollo urbano, el sector privado aporta inversión, innovación y agilidad para ejecutar, sin las cuales no sería posible una transformación urbana de esta magnitud, a escala de ciudad, y los beneficios para la sociedad que aportará.

El futuro de las ciudades debe estar centrado en las personas. Ciudades diseñadas para crecer mejorando la calidad de vida de quienes las habitan, recuperando el espacio público, reduciendo la contaminación y garantizando que la ciudad sea, por encima de todo, un lugar para el encuentro, el bienestar y las oportunidades.

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