Cultura
«El baile es una de las pocas actividades que nos quedan para expresarnos en total libertad»
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A propósito del baile como expresión de alegría, de juego, de disfrute sin otro propósito que sí mismo: en definitiva, del baile como antítesis del utilitarismo. Agarrado, desgarbado, sincronizado y descompasado, pero libre. De esta actividad que alegra la vida, el cuerpo y el alma es de lo que habla el periodista musical Luis Costa (Barcelona, 1972) en su último ensayo, ‘Dance usted’ (Anagrama), utilizando el emblema hecho canción de Radio Futura.
¿Conviene fiarse de esos tipos humanos a los que no les gusta bailar?
Conviene tenerlos localizados y controlados. Pero no, claro que sí, antes me fío menos de un DJ al que no le guste cocinar. Y tampoco me creo a pies juntillas a quienes me digan que no les gusta bailar: habría que verlos a través de la mirilla.
Hace unos meses murió la ensayista Barbara Ehrenreich, que en su libro Historia de la alegría, recogía el baile como uno de los actos que más liberan a la persona. ¿Dónde reside el poder subversivo y contracultural del baile?
El baile es una de las pocas actividades que nos quedan para expresarnos en total libertad, mostrar nuestros sentimientos y celebrarlo en comunidad. Si esta parte de un entorno de control y de represión, la pista de baile –con la música como elemento catalizador de las emociones– se convierte en un poderoso espacio de asociación y de expansión de ideas. Un buen ejemplo es el de los Swingjungend (en castellano, «jóvenes del swing») en la Alemania nazi, que tuvieron su extensión en Francia o Polonia.
«La pista de baile puede convertirse en un poderoso espacio de asociación y de expansión de ideas»
Cuando uno baila a solas en su casa, ¿qué pierde y qué gana?
No pierdes absolutamente nada, bailar solo puede ser bueno, a no ser que se desate una locura colectiva como la epidemia de baile de 1518, en Estrasburgo, en la que se pusieron a bailar decenas de personas durante días, llegando a fallecer algunas de ellas.
¿Qué sucede cuando el baile es colectivo?
Lo explica muy bien la neurobióloga inglesa Lucy Vincent en su último ensayo, Haz bailar a tu cerebro, donde nos habla de los beneficios cognitivos del ejercicio del baile. Cuando bailamos, ponemos en marcha nuestras neuronas y estimulamos la creatividad y la memoria. Además, cuando bailamos segregamos dopamina y oxitocina: bailar es antidepresivo y nos hace más felices. Cuando lo hacemos colectivamente, se produce un efecto espejo y de contagio donde nos vamos estimulando los unos a los otros.
¿Cuál sería la relación, el vínculo que se establece entre el cuerpo y la música?
Con el baile y su música se establece una relación mental y emocional, pero también puramente física. Ya no solo en el hecho de movernos al ritmo de la música que suena, sino por el efecto que las diferentes frecuencias del sonido tienen sobre nuestro cuerpo. Concretamente, por las frecuencias graves –las de los sonidos bajos– que, reproducidas en los potentes y especializados equipos de sonido de alta fidelidad –por lo general en los clubs y discotecas–, golpean nuestro estómago y recorren todo nuestro cuerpo, acariciándolo.
«Cada estilo de música tiene su poder liberador»
De las músicas que incitan al baile (ragtime, jazz, blues, rock…), ¿por cuál siente querencia y por qué?
Por todas: cada música tiene su poder liberador. Y cuanta más y más variada, mejor. La música soul es arrebatadora, una buena descarga de boogaloo te destrozará la cadera y, desde luego, ¿quién se resiste al buen rock? La música disco de los setenta, el northern soul, el mambo, la cumbia, el house, el techno…
¿Cómo saber que uno baila bien?
Esto es muy relativo, y no soy quién para decirlo, por supuesto. Precisamente, en Dance usted hablo del baile libre, individual y puramente social. Lo advierto de entrada, en el prólogo, cuando insisto que a me interesa y exploro ese baile, no el profesional o aquel que precisa de técnica y aprendizaje. Que cada cual se mueva a su bola y se exprese a su aire. Dejarse llevar y disfrutar de la música y el baile, sin más.
¿Por qué causan tanta alarma social eventos como la rave de La Peza, donde había una reunión de personas unidas por la música?
Lo ignoro, pero no debería se ser así. La sociedad es tan hipócrita como controladora, e imagino que ese poder extático y liberador del baile es subversivo, disidente y peligroso a ojos del poder, siempre abocado al cerco y opresión de la sociedad.
Que se canta menos es un hecho, pero ¿también se baila menos?
Para nada, ahora se baila mucho más. No hay más que darse un garbeo por TikTok o Instagram para toparse con cientos de miles de personas echando unos bailes delante de la cámara. La cosa se desmadró con la pandemia y sus confinamientos, cuando el baile explotó; ahí nos dimos cuenta de su importancia y placer.
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