Opinión

Europa sostiene a una España en funciones

La protección del Banco Central Europeo ha logrado que el país crezca por encima del 3% con un Gobierno interino. Sin embargo, esa inercia empieza a frenarse.

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01
octubre
2016

Un patria sin rey, una tierra sin reino. En los tiempos de los templarios, la falta de la principal autoridad política significaba la deriva. En el siglo XXI, en España, una monarquía parlamentaria entendida como contemporánea, va camino (nada parece sugerir lo contrario) de un año sin Gobierno. Bueno, sí hay Gobierno, pero en funciones. O sea, a media luz. Nunca en su historia democrática reciente, el país había vivido tantos meses en este espacio de incertidumbre. Una interinidad que llega como los gallos de la aurora, clamando contra un cielo inútil. Nadie parece escuchar. Da igual que las nubes de tormenta amenacen con descargar un diluvio. Tierra mojada que va desde la inesperada conclusión del referéndum británico a la inestabilidad geopolítica en Oriente Próximo. Sin embargo, por sorpresa, la economía española, como la nave, va. Pero, ¿hacia dónde?  Y ¿hasta cuándo?

La buena coyuntura económica en estos largos meses de interinidad ha sorprendido a muchos. Casas de análisis tan solventes como BBVA Research o CaixaBank Research estiman que la economía nacional terminará el año con un crecimiento del 3,1%. ¿Quién lo iba a decir? Tanto es así que el PIB podría encadenar cinco trimestres consecutivos creciendo al 0,8%. Y en este paisaje a contrapelo, el consumo de los hogares se muestra fuerte, acceder al crédito parece algo más sencillo (debido a la política monetaria de tipos de interés próximos a cero del Banco Central Europeo) que hace unos meses y la extraordinaria temporada turística ha llevado alegría al bolsillo del estío. Al fondo, la industria exportadora, el Bálsamo de Fierabrás durante los años más negros de la recesión, repuntó un 4,5% en el segundo trimestre del año. Dice Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieras Internacionales (AFI), que la «economía no está en funciones». Y dice bien. Porque tampoco lo está la vida de los españoles. Aunque algunos se empeñen en llevarla a un estado de duermevela.

En esta Arcadia sobrevenida, Ontiveros ve una mano. De hecho, nada invisible: el BCE. Sin su abrigo, el bono español habría sufrido lo indecible tras el aumento constante de la deuda pública. «Pero el papel, muy activo, del Banco Central ha logrado eliminar la prima de riesgo», describe. ¿Se acuerdan? El azote de España durante los años de plomo de la crisis. «Hoy sabemos que sin el apoyo del BCE, España y otros países de la Unión habrían colapsado», recuerda Ángel Cano, antiguo consejero del BBVA. En el presente, también hay que reconocer que nosotros, los de entonces, ya no somos los de ahora. «En general» —apunta Ontiveros—, «los españoles han madurado y plantean sus relaciones económicas con independencia de la situación política». Y esta economía que marcha a rueda del crecimiento se ha beneficiado también de unos precios bajos de los hidrocarburos y de un tipo de cambio del euro muy favorable para las exportaciones. Los planetas, ahí fuera, parecen alinearse. Pero esto podría estar a punto de cambiar.

«Vamos a empezar a tener un problema serio», advierte Juan Carlos Martínez-Lázaro, profesor de Economía del Instituto de Empresa (IE). Sus palabras miran con intranquilidad a Europa. Bruselas pide, desde hace tiempo, más recortes a España. Unos 10.000 millones de euros hasta 2017. Sin unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, el ajuste podría ser imposible. Y bien pudiera decidir la Unión Europea parar los fondos estructurales. Todo es factible. Y todo son malos presagios dentro de un país cuya deuda ya supera el 100% de su riqueza. Porque al pasado no podemos volver. En la primavera de 2012 España intentó combatir la recesión con unos presupuestos expansivos. ¿Resultado? La prima de riesgo se disparó a los 600 puntos. Como nadie quiere pasar por ese calvario de nuevo, el tijeretazo (si hay Gobierno) resulta bastante probable. De momento, los analistas del BBVA estiman que durante 2017 el PIB crecerá un 2,3%. Casi un punto menos de que lo que se espera en 2016. Los indicadores adelantados empiezan a pasar factura y avisan de que, por ejemplo, el gasto de los hogares aumentará un 2% el año próximo, cuatro décimas menos de lo previsto en mayo. Números que son un eco de las palabras de Fernando Olalla, profesor de Entorno Económico de la escuela de negocios EOI. «En 2017 se frenará la inercia. Porque no habrá una nueva bajada del IRPF ni tampoco del petróleo», vaticina.

En ese momento, España afrontará una singular paradoja. El Banco Central Europeo ha sido el responsable de que un país con un Gobierno en funciones creciera por encima de lo esperado. Pero es también Europa, a través de su imperativo de recortar 10.000 millones, quien nos recuerda que una patria sin rey es una tierra sin reino.

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