Cambio Climático
El desafío del reciclaje
Los envases reciclados en 2014 han evitado en 2014 la emisión de 1,2 millones de toneladas de CO2.
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La preocupación por el medio ambiente y el futuro de nuestro planeta es algo latente en nuestra sociedad. Diferentes disciplinas, como la literatura, la filosofía o incluso el cine, han reflejado este miedo a lo largo de la historia ante la visión de una naturaleza mermada por la expansión del hombre.
Sin embargo, por suerte para nosotros, este estado de expectación se ha trasladado a un segundo plano dejando paso a un número cada vez más incondicional de ciudadanos y organizaciones que están dispuestos a cambiar las cosas. En este sentido, es buen momento para recordar las palabras del recientemente fallecido escritor uruguayo Eduardo Galeano, quien con gran sabiduría decía que «mucha gente pequeña, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo». Y es que, a diferencia de lo que muchos creen, son los pequeños gestos los que uno a uno van sumando y provocando los grandes avances de la humanidad. El cuidado del medio ambiente no es una excepción.
Y por ello el reciclaje ocupa un papel capital. Un gesto que todos podemos hacer y que en la intimidad de nuestro hogar parece insignificante, pero que sumado a los más de 7.000 millones de personas que hay en el mundo se convierte en toda una revolución. Así lo demuestra el 73,7% de envases domésticos que se han reciclado en 2014 gracias a la colaboración de toda la sociedad. Una cifra, dos puntos porcentuales por encima de los resultados del año anterior, que no ha dejado de crecer desde 1998, cuando España apostó por el modelo de gestión de este tipo de residuos, y que nos posiciona 19 puntos por encima de los objetivos establecidos por la Unión Europea y entre los 10 primeros países de la eurozona en esta materia.
Sin duda, todo un logro que va más allá de un simple dato y que se ha materializado en beneficios directos para el medio ambiente. Así, esta tasa de reciclaje, que supone 1.258.602 millones de toneladas de envases reciclados (un 5% más que el pasado año), ha evitado solo en 2014 la emisión de 1,2 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, lo que equivaldría a la eliminación de medio millón de vehículos de las carreteras españolas. En una ciudad como Madrid equivaldría a retirar de la circulación casi el 25% de los coches censados, una cifra importante, pero más en un año en el que se celebra la Cumbre del Clima de París en el que todos nos jugamos mucho, y en la que por ejemplo la Unión Europea se ha comprometido a reducir al menos un 40% sus emisiones hasta 2030.
En cualquier caso, a nivel ambiental, la reducción de gases contaminantes no ha sido el único beneficio que se ha alcanzado en 2014. En el trascurso de este año, gracias al reciclaje de envases, también se ha evitado el consumo de 6,2 millones de MWh, el equivalente al gasto anual de energía del 31% de los smartphones que hay en España, y de 24,5 millones de metros cúbicos de agua, el equivalente al consumo anual de 400.000 personas. Un dato que habla por sí solo de los resultados que se han conseguido cuando se logra la implicación de toda la sociedad en algo tan esencial como el cuidado del medio ambiente.
Hacia un nuevo modelo
Estos resultados, inimaginables hace apenas 17 años cuando llegaba a nuestro país la recogida selectiva, son el resultado de un proceso de trabajo conjunto entre empresas, administraciones y ciudadanos, que paso a paso están liderando el cambio hacia un modelo de desarrollo sostenible que nos permita establecernos en una economía circular respetuosa con el medio ambiente y con el crecimiento social.
Un desafío en el que el reciclaje juega un papel fundamental, convirtiendo los residuos en recursos, no solo cuidando del medio ambiente sino también contribuyendo a generar empleo y tejido industrial e impulsando la I+D+i. En este sentido, el sistema que gestionamos desde Ecoembes, por ejemplo, ha creado más de 42.600 empleos, 9.400 de forma directa, y tiene abiertas más de 180 líneas de investigación con el objetivo de alcanzar la máxima eficiencia en la gestión de los residuos de envases. Un paso más para la reconversión del modelo actual en una economía sostenible viable y productiva.
Nuestros pasos en este sentido me han dado mucho en qué pensar. Y es que si esto lo hemos conseguido nosotros, que somos un simple actor dentro de la totalidad de la sociedad, imaginemos hasta dónde podríamos llegar si todos remáramos en la misma dirección. Comprobaríamos cómo el empleo verde continuaría creciendo, en un momento en el que es imprescindible estabilizar el mercado laboral para poder reiniciar la senda del crecimiento. La investigación se impulsaría como uno de nuestros principales aliados en todos los ámbitos, y se convertiría en la herramienta estratégica que nos llevara hacia la sostenibilidad más efectiva y eficiente. Por ende, las empresas crecerían de una forma responsable aprovechando los recursos y, por tanto, reduciendo costes y creando productos y servicios de mayor valor añadido.
La ecología es colaborativa
En este camino ya están trabajando muchas compañías que han sido capaces de ver un mundo lleno de posibilidades enfocando su actividad bajo prácticas sostenibles que reduzcan su huella ambiental. Las empresas españolas son un claro ejemplo. Trabajan desde 1999 junto con Ecoembes para generar envases respetuosos con el medio ambiente a través del ecodiseño, facilitando su reciclaje o reduciendo su peso y, por tanto, los recursos utilizados. Esta labor ha posibilitado en los últimos 15 años el ahorro de más de 440.000 toneladas de materias primas y que los envases sean un 17% más ligeros. Un punto de partida perfecto para conseguir en todos los sectores económicos minimizar los consumos, emisiones, vertidos y residuos durante todo el ciclo de vida de los productos. Y siempre además teniendo en cuenta la durabilidad, reparabilidad, restauración y reciclado de los mismos, incrementando así su competitividad en el mercado.
Pero esta es una tarea que las empresas no afrontan solas. Los ciudadanos han sido una voz clave en este proceso de cambio reclamando productos naturales, sanos y respetuosos con el medio ambiente. En este sentido, cada vez es más frecuente ver a los consumidores consultando las etiquetas en los supermercados para ver las características de los productos. Según la Guía práctica para comunicar con éxito las mejoras ambientales de los envases que realizamos hace un par de años, nueve de cada diez consumidores están interesados en conocer las mejoras ambientales realizadas por las empresas sobre sus productos envasados. Una información que no siempre encuentran disponible y que supone un elemento diferenciador cada vez más valorado.
El papel de los ciudadanos no es únicamente el que jugamos como decisores de compra, sino también como impulsores del cambio, convirtiendo el reciclaje en una rutina en nuestros hogares. Reciclar debe ser algo natural, al igual que cocinar, hacer ejercicio o dormir. Acciones que forman parte de nuestro día a día y que no nos generan dudas, sino que forman parte de nuestro ritmo vital. No podemos negar que hemos avanzado mucho. En 1998, cuando nace Ecoembes y se empiezan a gestionar los residuos de envases domésticos en España se reciclaron tan sólo el 5% de sus envases, y en 17 años hemos conseguido crecer hasta el 73,7%, un síntoma que nos indica no sólo que el sistema funciona, sino que además la sociedad está respondiendo.
Tanto desde el lado de las empresas como el de los ciudadanos, el impulso que pueden dar las administraciones públicas es clave para que la transformación del modelo socioeconómico sea completa. Solo con su apoyo podremos alcanzar los objetivos marcados. A día de hoy en Ecoembes estamos trabajando con más de 8.000 municipios. Acuerdos que reflejan un compromiso real y firme por parte de las instituciones. Son ellas las que facilitan el acceso a los ciudadanos a través de la distribución de contenedores para la recogida selectiva. Así el 99% de la población tiene acceso a los contenedores amarillos y azules, por ejemplo, de los más de 553.000 que hay repartidos por toda la geografía española. A su vez, asumen una responsabilidad importantísima en la difusión de valores ambientales que favorecen la concienciación y sensibilización.
Además, el fortalecimiento de políticas medioambientales a través de la legislación y de otro tipo de iniciativas públicas nos permitirá impulsar modelos eficaces y viables para la gestión sostenible de los residuos, a través de la colaboración público-privada, fomentando soluciones de gestión supramunicipales y de valor añadido que ayuden a lograr un mayor aprovechamiento de los recursos. Sin duda, el objetivo es que los únicos residuos que lleguen a los vertederos sean aquellos que no se pueden valorizar.
Retos de futuro
Estamos en el buen camino. Pero, como hemos visto, tenemos muchos retos de futuro por alcanzar. Empezando por los objetivos de reciclaje de la Unión Europea en la que la sociedad en conjunto debe volcarse para que todos los residuos alcancen unos niveles de reciclado similares y se comiencen a tratar aquellas fracciones de las que nadie se está responsabilizando. Solo así conseguiremos llegar a reciclar el 50% de los residuos sólidos urbanos en España, que es lo que nos exige Europa.
Con respecto a los envases domésticos, que son los que nos ocupan en Ecoembes, estamos muy cerca de alcanzar la tasa del 80% que nos habíamos propuesto para 2020. Apenas seis puntos nos separan de ese objetivo, que sin duda alcanzaremos. Y aquí la educación juega un papel insustituible como vía para crear una conciencia, por un lado, individual, que derive en estilos de vida respetuosos con el entorno, y, por otro, colectiva que nos permita alcanzar una sociedad del reciclado. Por este motivo la educación tiene tanta importancia, especialmente en edades tempranas.
Desde Ecoembes llevamos 17 años trabajando en este sentido que no sólo nos convierte en una herramienta de transformación del presente, sino además en una palanca de cambio para el futuro. Por ello, dirigimos importantes recursos en la puesta en marcha de cursos de formación y talleres ambientales de sensibilización dirigidos a universitarios, profesionales, medios de comunicación, mayores y familias, especialmente a niños. Solo el año pasado pusimos en marcha 351 campañas de comunicación con el fin de concienciar a los ciudadanos sobre la importancia de cuidar del medio ambiente invirtiendo 24 millones de euros en acciones de sensibilización y educación ambiental. A través de la educación conseguiremos el cambio necesario para conseguir los retos que nos hemos planteado.
Este es un camino que debemos recorrer de la mano de los ciudadanos, convirtiendo el reciclaje en algo natural que forme parte de nuestros hogares; las empresas, mediante la reducción de su huella ambiental a través de políticas de sostenibilidad en todos los ámbitos; y las administraciones, fomentando la concienciación e impulsando medidas que faciliten el asentamiento de este nuevo modelo.
Es evidente que nos queda mucho camino por recorrer. Y siempre tendremos un reto que alcanzar. Lo importante es que lo estamos consiguiendo. Y es algo que estamos haciendo juntos, colaborando desde todos los ámbitos: públicos, empresariales y sociales; unidos en una fuerza común en favor de nuestro bien más preciado.
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