Pensamiento
¿Cuál es el fin del ser humano según la filosofía griega?
La causa final del ser humano es el pensamiento racional, columna vertebral de la filosofía y del humanismo frente al animal humano.
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La creencia de que toda verdad es relativa ha llevado a estigmatizar la filosofía, particularmente, en cuanto a los fines que tiene nuestra especie. En los tiempos actuales, muchas personas tienen la opinión de que la productividad es lo más importante; la productividad, esto es, entendida como trabajo. Y si bien forma parte importante de nuestro día a día, la productividad y el trabajo no deberían ser considerados como el fin del ser humano. Pero ¿cuál es la finalidad del ser humano entonces? Veamos lo que decía la filosofía griega al respecto.
La filosofía cuenta con una rama de estudio conocida como teleología, que es la disciplina encargada de estudiar las causas finales de las cosas que existen en la realidad. Filósofos como Platón y Aristóteles la emplearon frecuentemente para estudiar la finalidad de los seres, como los animales, las plantas, los objetos, la naturaleza y el ser humano.
En ese sentido, los filósofos griegos se preguntaron frecuentemente acerca de lo que hacía diferente al ser humano con respecto a todos los demás seres de la naturaleza. En obras como la Metafísica y la Ética de Aristóteles se señala que el hombre es el único ser conocido que busca activamente la felicidad y la contemplación por medio del pensamiento.
Aristóteles señala que el hombre es el único ser que busca la contemplación por medio del pensamiento
Los objetos materiales creados por el hombre no tienen otra finalidad más que ser herramientas, un tipo de extensión corporal que ayuda con labores cotidianas con el único fin de hacer el trabajo más eficiente y facilitar su ejecución. Por ejemplo, una pala. La pala, al ser un objeto inanimado no cuenta con pensamiento, ni ninguna facultad propia de un ser viviente. Su causa final es realizar un trabajo, pues para tal fin fue diseñado.
Por otro lado, las plantas tienen una facultad primaria que las cataloga como seres vivientes, y esta es la facultad nutritiva, que es la encargada de su conservación y desarrollo. La planta necesitará de un espacio adecuado y nutrientes provenientes del sustrato, el agua y el sol para poder desarrollarse. En este sentido, la planta es el primer eslabón de organismo vivo que interactúa con el ecosistema y los recursos naturales. Su causa final es servir de alimento para otro organismo vivo y participar en el proceso de purificación del aire.
Los animales también cuentan con la facultad nutritiva, con la diferencia de que son seres que necesitan del movimiento continuo y tienen desarrollados los sentidos corporales. Por supuesto, el animal es un ser superior a las plantas por estos motivos. La causa final de los animales es superior a la de las plantas por el hecho de que la naturaleza los dotó de mayores capacidades físicas y de la capacidad de ser un ente predatorio de otras especies. Su supervivencia tiene que ver con el desarrollo de estas capacidades. De esta manera, los animales conforman el segundo eslabón de organismos vivos de la naturaleza. Su rol es servir de alimento a otros animales y al propio ser humano.
¿Y qué pasa con el papel del ser humano en el mundo? Aristóteles señala que somos la especie viviente más avanzada de la que se tenga conocimiento. Ciertamente, por este motivo, nuestra causa final no puede ser la del trabajo como los objetos o las herramientas; tampoco la de la supervivencia como la de las plantas; ni siquiera la de la sobrevivir, moverse, ni el desarrollo de las capacidades físicas y predatorias tal como los animales. En cambio, el ser humano, al ser la especie mayormente dotada por naturaleza, tendría que ser capaz de realizar de cierto modo todo aquello que pueden hacer las herramientas, las plantas y los animales, con la diferencia de lo que nos hace especiales como especie: nuestra gran capacidad de pensamiento mediante la razón y no mediante el instinto.
El ser humano libre es aquel que es racional y no esclavo de sus impulsos afectivos o instintivos
Es en el ejercicio de la razón donde el ser humano encuentra la mayor satisfacción, pues ese es el lugar que la naturaleza le ha otorgado. El ser humano libre es aquel que es racional y no esclavo de sus impulsos afectivos o instintivos. De esta forma, el ser humano puede trabajar, respirar, moverse, comunicarse, alimentarse y además pensar y reflexionar. Al menos para Platón y Aristóteles, el único ser capaz de ejercer el pensamiento perfecto es dios, el cual no se refiere necesariamente al dios bíblico, sino mas bien a un dios filosófico, descrito como perfecto, impersonal y que representa el pensamiento puro. Consecuentemente, el ser humano dotado de razón se acercaría a la deidad y se alejaría de lo corpóreo y de las bestialidades propias de los animales. Así, la causa final del ser humano es el pensamiento racional, columna vertebral de la filosofía y del humanismo frente al animal humano.
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