Sociedad

El universo de Albert Einstein

Considerado el científico más importante del siglo XX, Einstein obtuvo en 1921 el Premio Nobel de Física. Su teoría de la relatividad no solo le otorgó reconocimiento internacional, sino que marcó las bases para las investigaciones posteriores.

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11
septiembre
2024

En la biografía Einstein: su vida y su universo, publicado en 2007, Walter Isaacson explicaba la conveniencia de estudiar la vida del icónico físico ganador del Premio Nobel porque «nos ayuda a mantenernos en contacto con esa capacidad de asombro que tenemos en la infancia». Y es que, además de su reconocible peinado y su bigote, Albert Einstein revolucionó la manera de entender el universo y buena parte de la realidad cotidiana. No en vano es considerado el científico más importante del siglo XX.

Nació en Ulm, Alemania, el 14 de marzo de 1879, en el seno de una familia judía. Su padre era Hermann Einstein y su madre, Pauline Koch. Realizó sus estudios primarios en una escuela católica y era un gran apasionado del violín. Sus capacidades empezaron a manifestarse con premura y ya a los 15 años se interesaba por el álgebra y la geometría. Uno de sus tíos le inculcó la pasión por la ciencia, regalándole libros divulgativos, lo que terminaría derivando en un cuestionamiento de la religión que le habían inculcado y despertaría un pensamiento más libre y crítico con los dogmas y la autoridad.

En 1900 se graduó en Física en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y obtuvo el diploma de profesor de Matemáticas y de Física, aunque no encontró trabajo hasta unos años más tarde. Finalizó su doctorado en Física en 1905 con la tesis sobre la determinación en las dimensiones moleculares. 

Pero su formulación de la teoría de la relatividad le llevó casi una década de investigaciones. Lo que propuso es que la fuerza de la gravedad no era una fuerza tradicional, sino una consecuencia de la curvatura del espacio-tiempo causada por la masa y la energía. La versión final se publicó en la revista Annalen der Physik en 1916. A partir de este momento, su reconocimiento internacional se disparó.

En 1921 ganó el Nobel de Física, aunque no fue por su teoría más conocida, sino por su trabajo sobre la ley del efecto fotoeléctrico, donde demostró que la luz tenía características de partículas con una energía específica y abría las puertas a su aplicación práctica en la tecnología y la ciencia.

Einstein propuso que la fuerza de la gravedad era una consecuencia de la curvatura del espacio-tiempo

Sin embargo, en el ámbito político le esperaban algunas sorpresas. Aunque destacaba por su carácter pacifista y antibelicista, su teoría de la relatividad sirvió, sin que el fuera consciente al formularla, para el desarrollo de las armas atómicas.

Tras la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933, las muestras de aversión hacia el físico alcanzaron niveles elevados, sobre todo después de que advirtiera al entonces presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, de la utilización que podrían hacer los nazis con los avances científicos para crear armas de destrucción masiva. Algunos físicos simpatizantes con esta ideología, como los premios Nobel de Física Johannes Stark y Philipp Lenard, intentaron desacreditar sus teorías. Einstein abandonó Alemania en 1933 y se marchó a EE.UU., donde se instaló en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton; en 1940 ya se había nacionalizado como estadounidense.

Durante sus últimos años, Einstein trabajó por integrar en una misma teoría las cuatro fuerzas fundamentales: la fuerza nuclear fuerte, la nuclear débil, la electromagnética y la gravitacional. Aunque no pudo concluir la tarea. Murió en Princeton, New Jersey, el 18 de abril de 1955, a causa de un aneurisma.

En cuanto a su personalidad, en los últimos años han salido a la luz rasgos polémicos, como el trato denigrante que profesaba a las mujeres que le rodeaban. En un conjunto de cartas que fueron subastadas en Estados Unidos, aparecía, por ejemplo, un listado de «condiciones» que escribió a su primera esposa, Mileva Maric, que incluían, entre otras, la exigencia de que mantuviera limpias las dependencias de la casa –además de su ropa y sus sábanas–, que nunca lo menospreciara delante de sus hijos y que no le hiciera reproches. Asimismo, se ha dicho que Einstein tenía tendencia a la promiscuidad y que su humor era impredecible.

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