Frío en invierno, calor en verano: el 60% de las personas vulnerables sufre pobreza energética

La pobreza de verano es menos conocida, pero preocupante en un contexto de emergencia climática y escalada de las temperaturas.

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
13
julio
2024

Encender la luz, mantener conectada la caldera del agua o poner todas las lavadoras necesarias son cosas básicas de la vida cotidiana. También son retos inasumibles para una parte importante de la población, para la que afrontar lo que supondrán todos esos gastos les lleva a plantearse cuánto y cuándo hacerlo. 

Más del 85% de los hogares estudiados por Cruz Roja para su último Boletín de Vulnerabilidad Social cumple algunas de las condiciones de la tasa AROPE, que mide el riesgo de pobreza y de exclusión social. Esto implica, por tanto, que esas familias están en una situación precaria, empujadas hacia los bordes. El bajo nivel de renta y las carencias materiales y sociales severas son las claves que explican esta realidad. En ese contexto, la pobreza energética es una de las grandes protagonistas del día a día, como expone el Boletín y como acaban de demostrar en la presentación de sus resultados los expertos de la organización.  

El estudio parte de datos recopilados en 2022, un momento de escalada de los precios de la energía y subida inflacionaria que llevó a que la población, en líneas generales, comprendiese mejor los efectos de sus costes. La mayoría de la población reconoce en la investigación de Cruz Roja que le cuesta más pagar las facturas energéticas que en años pasados. 

Daniel Fernández: «La pobreza energética es un problema complejo y multidisciplinar»

«La pobreza energética es un problema complejo y multidisciplinar», explica Daniel Fernández, vicecoordinador general de Cruz Roja. Por ello, «requiere el enfoque adecuado». Como apunta uno de los responsables del estudio, Roberto Barrella, investigador de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Comillas ICAI, lo que buscaban era no solo obtener una serie de datos, sino conseguir con ello comprender mejor las consecuencias que tienen estas vulnerabilidades. «Más allá de cuantificar, entender, queremos poner una parte cualitativa», suma la otra responsable de la investigación, María Cortijo, del Área de Datos, Estudios y Calidad de Cruz Roja Española. Solo con «un mejor conocimiento de estas situaciones» se podrá diseñar un enfoque adecuado para solucionarlo. 

La investigación trabajó con grupos focales y encuestas telefónicas. Cortijo agradece, de hecho, la generosidad de sus participantes, que aceptaron dar mucha información en largas llamadas. Esta información sirve también para establecer un marco comparativo con el anterior informe, realizado en 2018, y ver los patrones de cambio. 

Pobreza en invierno y en verano

Estos patrones dejan claro que la pobreza energética no es solo el temor por no poder pagar la factura del proveedor de servicios, sino que es una cuestión mucho más compleja. Se trata de un tema holístico –como insisten los participantes en esta presentación– que toca la salud, la sociabilización y hasta la búsqueda de empleo. Se trata de una vulnerabilidad que impacta en diferentes niveles. También, en más momentos del año de los que podría asumirse desde fuera. 

Cuando se piensa en pobreza energética, se suele dar por sentado que es un problema invernal, cuando el coste de la energía lleva a apagar la calefacción y pasar frío. Pero, como recuerda Cortijo, es también un problema del verano: la pobreza energética veraniega lleva a pasar mucho calor en casa, fenómeno al alza en un contexto de emergencia climática. En el propio Boletín se lee: «El titular podría ser que “en la población atendida por Cruz Roja el calor preocupa tanto como el frío”». La «pobreza de verano» es especialmente invisible, pero aun así existe. 

Una de cada 3 personas vulnerables pasa calor en verano y una de cada cinco, frío en invierno. En líneas generales, más del 60% de las personas atendidas por la organización no son capaces de mantener el confort en sus hogares. Un número superior al del pasado. Si en el anterior estudio era el 37% de la población en situación de vulnerabilidad la que pasaba frío en invierno, ahora es el 63,1%. En paralelo, la media española también ha escalado: del 8% ha pasado al 17,1%. 

Todo esto repercute en la salud. «Cada vez se sabe más que la parte de la energía y la de la salud están conectadas», indica Fátima Cabello, subdirectora del área de Salud de Cruz Roja España. Lo visibiliza, por ejemplo, One Health, que deja claro que la buena –o mala– salud depende de múltiples factores. 

La pobreza de verano es bastante invisible, pero 1 de cada 3 personas vulnerables pasa calor en sus casas

La pobreza energética pasa factura de forma directa. Cabello lista el exceso de mortalidad derivado, las infecciones respiratorias agudas, la conexión entre estrés térmico y enfermedades cardiovasculares o los efectos de vivir con mucha humedad. Igualmente lo hace de forma indirecta, porque se debe elegir entre calentar o enfriar la casa y comer o recortar gastos en vestimenta e higiene. Así, la salud mental y la autoestima se resienten. 

Respuesta personalizada y soluciones

De forma paralela, este es un problema que requiere respuestas a medida. Primero, en la atención a las personas en situación de pobreza energética. «No vale con un kit de eficiencia y ya está», insiste Cortijo. Karine Lopes, responsable de área de Cruz Roja Alicante, afirma que «hemos aprendido a escuchar y a entrar con mucha educación en las viviendas», así como a no juzgarlas. Una consola puede parecer desde fuera un gasto superfluo, pero ser fundamental para la salud mental, por ejemplo. 

Igualmente, resolver todos los problemas es imposible. Se debe comprender que «todo no se va a poder abarcar» y la información cercana ayuda a entender qué es prioritario. En su actuación, Cruz Roja prioriza la instalación eléctrica. Luego se centra en los elementos de la casa –en los que cuenta con las familias para que sean ellas quienes eligen: el color de unas cortinas podría parecer algo banal, pero da confort emocional– y el cambio de electrodomésticos para ganar eficiencia. 

Como destaca Cortijo, es importante «darles conocimientos», porque la información es clave para el acceso en igualdad de oportunidades. En la investigación se encontraron con que la mitad de sus encuestados podrían tener el bono social, pero la mayoría no lo pide por desconocimiento. 

«El bono social es un salvavidas», indica Barella, pero no puede ser la única solución. El experto destaca la importancia de desarrollar medidas a mediano y largo plazo, de fomentar la humanización de los servicios o de promover una mayor y mejor coordinación entre los diferentes actores de ayuda. Incluso, habla de ampliar a quién pueden llegar las ayudas y de abrir la puerta a otras acciones.  «Desafíos hay muchos, pero también buenas noticias», señala.    


El proyecto ha contado con el apoyo de la Fundación Cruz Roja Española dentro de su Plan de Actuación 2023 dedicado al «Cambio Climático y Vulnerabilidad». 

ARTÍCULOS RELACIONADOS

Las cinco crisis de Panamá

Claire Nevache

Las protestas responden a un sistema en el que la falta de honradez y recursos públicos agrava la desigualad.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME