Ciudades

Cortar árboles en la era del urbanismo verde

La ciudad de Madrid ha empezado una tala de más de 500 árboles por la ampliación de la línea 11 de su metro. La acción ha recibido críticas por parte de muchos grupos activistas y ha reabierto uno de los debates más candentes en el urbanismo contemporáneo: ¿es aceptable reducir espacios naturales en la era del urbanismo verde?

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21
diciembre
2023

Hace algunos días que las redes sociales rebosan de comentarios sobre la tala de más de 500 árboles debida a la ampliación de la línea 11 del Metro de Madrid. El proyecto está recurrido en los tribunales por su destrucción del medio natural urbano, pero este hecho parece no haber evitado el inicio de las obras. Tras obtener autorización por parte del Ayuntamiento de Madrid, el Gobierno autonómico ha empezado a cortar ejemplares en la zona de Madrid Río, Arganzuela y el barrio de Comillas en Carabanchel. Las primeras en caer fueron las moreras cercanas al antiguo barco pirata en Madrid Río, que dejaron no indiferentes a los vecinos de la zona. «No a la tala» y «Metro sí pero no así» eran algunos de los reclamos de los manifestantes que se reunieron para evitar la tala masiva, y fueron desalojados por la policía. La indignación ha llenado los diferentes espacios de debate y ha generado enormes contradicciones entre quienes defienden que la ciudad debe crecer y aquellos que o están en contra o consideran que no debe hacerse a costa de su naturaleza local.

En plena era del urbanismo verde, se lleva a cabo una tala masiva de árboles o se retrocede en la masa natural del entorno, pero este no es el único ejemplo que tenemos de choque de narrativas entre el desarrollo económico y la preservación del medio ambiente. Países como Brasil y Bolivia se encuentran a ritmos desenfrenados de deforestación justificados por motivos de desarrollo económico. Sin embargo, en ciudades donde las zonas verdes ya son de por sí escasas la tala masiva de árboles se convierte en un punto de conflicto. Al final, la respuesta sobre cómo queremos que sea nuestra ciudad varía según los intereses de muchos actores y de su poder de implementar las agendas, que deriva en contradicciones como cortar árboles en la era del urbanismo verde.

Hay soluciones o iniciativas que pueden ayudar a las ciudades a recuperar o ampliar sus espacios naturales y caminar hacia urbes más sostenibles. Por ejemplo, la ciudad de Singapur está implementando una política para fomentar la creación de techos verdes en edificios, con la intención de reducir la isla de calor y mejorar la calidad del aire. Otras ciudades como Londres o Nueva York han avanzado en la creación de corredores verdes urbanos, conectando áreas naturales y remodelando espacios que anteriormente no tenían un enfoque verde. El Parque Nacional High Line, creado en una antigua línea de ferrocarril, es un gran ejemplo de ello. La creación de jardines comunitarios en Melbourne, las superislas de Barcelona o los programas de plantación de árboles en Delhi son otras de las muchas maneras en las que las ciudades pueden avanzar hacia un urbanismo más verde y sostenible.

Una ciudad es negociar lo que todos queremos que sea de ella bajo unas normas comunes que nos permitan no pisar nuestros límites en el ejercicio de esta libertad

Otra forma que tienen las ciudades para avanzar en el campo de la sostenibilidad es generar alianzas. Ejemplos de ellos son iniciativas como Cities Climate Leadership Group (C40), Local Governments for Sustainability (ICLEI), Cities Alliance, Resilient Cities Network o citiES2030, que unen las mejores prácticas y acercan iniciativas para que las ciudades colaboren y se ayuden entre ellas para lograr sus objetivos verdes. Cinco ciudades españolas –Madrid, Valencia, Valladolid, Vitoria-Gasteiz y Zaragoza– cuentan con el distintivo Mission Label que otorga la Comisión Europea en reconocimiento a sus compromisos climáticos. En 2022, Madrid cumplió por primera vez los límites a la contaminación que establece la UE.

El gran gurú del urbanismo David Harvey decía que la libertad de hacer y deshacer nuestras ciudades y a nosotros mismos es uno de los más preciados derechos, pero también uno de los más descuidados de nuestros derechos como seres humanos. Una ciudad es negociar lo que todos queremos que sea de ella bajo unas normas comunes que nos permitan no pisar nuestros límites en el ejercicio de esta libertad. Cortar árboles en la era del urbanismo verde no parece la mejor alternativa, pero algunos afirman que es necesario si queremos mejorar nuestras redes de transporte público. El caso de la tala de árboles en la capital española es solamente uno de los muchos casos que están por venir en la negociación de nuestro entramado urbano. La pregunta será qué estamos dispuestos a hacer para conseguir ciudades verdes.

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