Cultura

El retorno de Luisa Carnés

La escritora era una de las autoras olvidadas de principios del siglo XX hasta que la reedición de su novela ‘Tea Rooms’ la devolvió a las librerías y a los lectores.

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16
octubre
2023

Fue una nota de prensa de una editorial independiente la que empezó la recuperación de una escritora olvidada y fascinante, Luisa Carnés. La enviaba Hoja de Lata, era mayo de 2016 y presentaba en su asunto: «Tea Rooms. Mujeres obreras, de Luisa Carnés, una Sinsombrero del 27».

Entonces pocas personas –y muy especializadas– conocían a Carnés y su «novela reportaje», publicada originalmente en 1934. Ahora, su Tea Rooms se ha convertido en muy popular –tanto que ya se incluye en los itinerarios de lecturas de Bachillerato y es una habitual en las listas de novelas que hay que leer–, el resto de su obra ha vuelto a la imprenta y su biografía ha dejado de ser una desconocida para el gran público. Por colarse, Carnés hasta ha llegado a las sobremesas: su novela es el punto de partida para el serial Salón de té La Moderna, que se emite desde finales de septiembre todas las tardes en La 1.

Al otro lado del correo electrónico, Laura Sandoval, de Hoja de Lata, reconoce que esperaban que Tea Rooms funcionase «porque ya teníamos esa sensación de que era una joya olvidada de la literatura española». Pero la editora tiene muy presente que el valor de una obra no siempre va parejo a la visibilidad merecida; «así que, mirándolo en retrospectiva, sí nos sorprende y nos maravilla a partes iguales ver el fantástico camino que, poco a poco y desde 2016, ha recorrido la novela. Cuando la publicamos no podíamos imaginar lo alucinante que sería este proceso de recuperación y reivindicación», indica. Ha sido, señala, un «proceso colectivo» en el que han participado muchos nombres.

Sandoval piensa que nos hemos enamorado como público de Carnés por varias razones. «Por su feminismo y su modernidad, por su frescura y talento narrativos, por su tremenda empatía hacia el prójimo, por su compromiso político social en un tiempo tan complicado como el que le tocó vivir y porque a la historia de la literatura española le faltaban (y le siguen faltando) autoras contando vidas y realidades de mujeres», sostiene.

Quizás, se podría sumar también que Tea Rooms conecta especialmente bien con un público lector al que, en el mundo en constante crisis económicas en el que vivimos en este siglo XXI, no le resulta tan complicado empatizar con las vivencias de unas trabajadoras en la depresión económica de los años 30. Que fue, justamente, lo que vivió la propia escritora.

La biografía de Carnés es muy de su época. Había nacido en 1905 en Madrid, en una familia obrera. Ella misma empezó a trabajar como sombrerera cuando solo tenía 11 años y su carrera literaria está muy conectada a su esfuerzo autodidacta. Era algo que las propias crónicas periodísticas de finales de los años 20, cuando publica su primer libro, recogen. «No me podía gastar un duro en un libro y me alimentaba espiritualmente con los folletines publicados en los periódicos y con las novelas baratas», reconoce en una entrevista en Crónica en 1930.

«Nos hemos enamorado como público de Carnés por su feminismo, modernidad, frescura y talento narrativos, empatía y compromiso político»

Ese primer libro y el siguiente fueron publicados por la CIAP, el gigante editorial de los años 20 donde trabajaba como mecanógrafa, como identifica su biógrafo, Antonio Plaza. La CIAP era una editorial muy ambiciosa –tenía su propia red de librerías e invertía intensamente en marketing–, pero cayó tras el crac del 29 por culpa de su complicada economía. Carnés y su carrera literaria sufrieron en paralelo un parón, uno del que no se recuperará hasta 1934 cuando publica por primera vez Tea Rooms.

Qué hizo en medio de ese silencio bibliográfico se puede encontrar en la propia novela: trabajó en una confitería-salón de té que le sirvió de inspiración literaria. En el momento de publicación de la obra, Carnés también vuelve a los medios, esta vez como cronista. Su firma –una rápida búsqueda en las colecciones de Prensa Histórica o de la Hemeroteca Digital lo demuestra– comienza a aparecer en reportajes y artículos. Hace periodismo infiltrado por el estilo de Magda Donato o Josefina Carabias, las grandes periodistas de la Edad de Plata, pero también crónicas de color y entrevistas captando las luces y sombras de los años 30.

Como la de tantas otras autoras, la carrera de Carnés fue frenada por la Guerra Civil. La escritora –con un claro compromiso político con la izquierda– partió al exilio a México, donde seguiría escribiendo y donde murió en un accidente de tráfico en 1964.

El revival de Luisa Carnés

Tea Rooms llegó a la editorial Hoja de Lata por casualidad. Sus editores escucharon en una conferencia que existía, la leyeron y, aunque ya se había publicado una pequeña reedición de alcance limitado unos años antes, lograron ponerla nuevamente en la órbita del público. «Llevamos 15 ediciones de Tea Rooms, 25.000 ejemplares vendidos y ¡al alza!», hace ahora balance su editora.

El estreno en septiembre de la serie en Televisión Española ha dado un nuevo impulso a su presencia en librerías. Puede que un serial de tarde no sea lo primero que se visualiza cuando se piensa en literatura, la Generación del 27 (de la que Carnés es contemporánea y en la que se podría encajar) y las escritoras que se han quedado en los pies de página de la historia literaria española, pero –y más allá del valor propio de la cultura popular– es probable que lleve la obra de Luisa Carnés a más y nuevos lectores.

Incluso, puede ayudar a que se hable más de esta escritora. Desde que en 2016 sus editores tenían que explicar a la prensa quién era esta autora por redescubrir hasta hoy se han recuperado muchos de sus títulos y se ha hecho mucho más visible a Carnés. Pero todavía quedan cosas por recuperar, como, por ejemplo, su obra periodística, que bien merecería su propia antología.

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