Cultura

Agatha Christie, por qué la reina del misterio mantiene su corona

Han pasado más de 100 años desde que Agatha Christie publicó su primer libro, pero su popularidad no ha dejado de crecer desde entonces. Su obra ha sentado las bases del género policial.

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Violetriga
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04
octubre
2023
Placa en honor a Agatha Christie en el exterior de la Torre Abbey, en Torquay

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Violetriga

¿Quién no conoce a Hércules Poirot o a Miss Marple? A través de sus múltiples novelas, de las cerca de 50 películas basadas en sus libros, de las adaptaciones a series de televisión, videojuegos o cómics, el universo creado por Agatha Christie ha pasado a formar parte del imaginario colectivo.

Las cifras no dejan lugar a dudas. Sus novelas y relatos de detectives han vendido más de 2 billones de copias, lo que la convierte en la tercera autora más popular de todos los tiempos, solo por detrás de la Biblia y William Shakespeare. Según el libro de los Guinness Récords, es la autora más traducida de la historia. Ahora, acaba de estrenarse en los cines Misterio en Venecia, la tercera adaptación que Kenneth Branagh ha hecho de obras de Agatha Christie. Las dos anteriores fueron Asesinato en el Orient Express y Muerte en el Nilo, que recaudaron, respectivamente, 349 y 137 millones de dólares.

Entonces surgen las preguntas: ¿por qué Agatha Christie se hizo tan popular cuando salieron sus primeras novelas, por allá en los años 20 del siglo pasado? ¿Y por qué lo sigue siendo 100 años después? Según John Curran, experto en la obra de Christie, su éxito se debe a las siguientes razones: la legibilidad, las tramas ingeniosas, la honestidad, la productividad, y, sobre todo, la sencillez, que hace su obra accesible y disfrutable para cualquier tipo de lector.

Aunque sus novelas han sido traducidas a numerosos idiomas, son también una opción habitual para aquellos que, sin tener el inglés como lengua materna, quieren leer en este idioma. Su estilo sencillo, directo, pero a la vez con toques de humor y color, la convierten en una lectura muy atractiva para quienes no dominan la lengua y no están dispuestos a perderse en elaboradas descripciones, ni en largos párrafos repletos de palabras extravagantes. Probablemente por eso es también una propuesta habitual para adolescentes, una iniciación a la lectura «adulta» que se convierte con los años en un lugar conocido y amable al que volver.

Por otro lado, las tramas de sus novelas responden al clásico «whodunit» («quién lo hizo»), que ella perfeccionó con su propia fórmula. Hay siempre un puzzle que resolver, en el que encontramos un asesinato, una presentación de la víctima, del detective, de los posibles sospechosos, una «reunión» y una revelación final.  Por supuesto, los lectores queremos averiguar quién es el culpable antes de dicha revelación. Y si bien es cierto que ella no inventó el género, contribuyó sin duda a hacer de los años 30 su edad dorada.

Es ya un lugar común decir que se inspiraba en su propia vida (algunas situaciones y personajes, su amplio conocimiento de venenos gracias a sus años de enfermera en la Primera Guerra Mundial…) pero, además, contaba con una enorme habilidad para coger esos elementos y construir con ellos una trama tan consistente como emocionante. Una historia que mantiene al lector en vilo, en la que la psicología de los personajes juega un papel clave, y en la que, al final, cada detalle encaja con precisión.

Sus novelas y relatos han vendido más de 2 billones de copias, convirtiéndola en la tercera autora más popular de todos los tiempos

Parte del éxito de sus libros radica en el factor sorpresa: que el asesino sea el que menos se esperaba en un primer momento, pero la gracia está en que es posible «resolver» el misterio con la información con la que se cuenta. Con el paso de los años, ciertos clichés se popularizaron tanto que limitaron la capacidad de sorpresa dentro del género policiaco y los autores lo solventaron introduciendo en la resolución del misterio elementos nuevos (en muchos casos, para decepción de quien lee).

Christie no engaña: presenta los personajes, presenta las situaciones y, sin duda, presenta pistas falsas, pero el o la detective no sabe más que el lector. Los indicios están todos en la narración. Puede que Miss Marple llegue a conclusiones sobre el método o los motivos del crimen que al lector se le escapen, pero seguro que así queda con las ganas de fijarse mejor en los detalles la próxima vez.

Porque, además, su prolífica obra hace posible regresar una y otra vez, pero siempre de forma diferente, a esas historias que tantas satisfacciones dan. Muchos leen su obra de forma compulsiva, aunque otros se cansan de repetir la misma estructura libro tras libro. No pasa nada, ese hartazgo seguramente se convertirá en nostalgia con el paso de los años, y, cuando se quiera una buena novela de intriga, en la que la resolución siempre sea satisfactoria, quizá volverá a acordarse de «la reina del misterio».

Por último, hay que decir que la sencillez (que no simplicidad) va mucho más allá de no usar sinónimos de la palabra «dijo» o mantener las frases por debajo de las diez palabras. Aunque las tramas pueden ser complejas siempre se basan en lo que podríamos denominar como «sabiduría popular» o incluso «sentido común»: no es necesario ser un experto o saber mucho de un tema en concreto, basta con usar la lógica para disfrutar. Es cierto que las historias pueden parecer rocambolescas y poco realistas, pero es parte de su encanto: en el propio relato todas las piezas acaban encajando y es ahí donde se encuentra la satisfacción de un final redondo que no ofrece necesariamente el día a día.

En definitiva, Agatha Christie supo hacer de la novela policiaca un artefacto preciso, algo que sus contemporáneos apreciaron y que hoy, más de un siglo después, sigue funcionando. Al fin y al cabo, el regocijo ante el rompecabezas que somos capaces de resolver, el placer voyeur de examinar la condición humana o el bienestar que genera la impartición de la justicia son probablemente innatos en el ser humano.

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