Cultura

Miguel Delibes y las letras fugaces

Referente del realismo social literario en el siglo XX, el autor fue reconocido con galardones como el Premio Cervantes y el Príncipe de Asturias de las Letras. Su pluma de estilo natural reflejó temas que siguen vigentes hoy.

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Fundación Miguel Delibes
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20
septiembre
2023

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Fundación Miguel Delibes

Algunos nombres resuenan en la memoria, pero otros logran traspasar la frontera del tiempo y permanecen. Es el caso de Miguel Delibes. No es posible hacer mención a las Humanidades españolas de la segunda mitad del siglo XX sin hablar de sus libros y su actividad periodística. Porque aunque al escritor se le conozca especialmente por algunos títulos destacados, la prensa fue también una labor prolongada.

Miguel Delibes nace un 17 de octubre de 1920 en Valladolid en una familia de posición acomodada sin demasiados problemas durante la Guerra Civil. Fue el tercero de ocho hermanos y hermanas. En 1936, al terminar sus estudios de Bachillerato, ingresa en la Escuela de Comercio, al mismo tiempo que estudia Modelado y Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Valladolid. Dos años después, cuando es requerido para ingresar en Infantería, y con el fin de evitar ese destino, decide enrolarse como voluntario en la Marina. Una vez finalizada la Guerra, vuelve a su ciudad natal y comienza a estudiar Derecho –que desembocaría en la Cátedra de Derecho Mercantil—.

Pero sus dotes artísticas empiezan a manifestarse con esplendor. En 1941 comienza a trabajar como caricaturista en El Norte de Castilla. Se estrena con dos ‘monos’ de fútbol, a los que seguirían otros dibujos bajo el seudónimo Max («M» por la inicial de su nombre, «A», de Ángeles, su novia, y «X», por la incógnita de su futuro como pareja).  Poco después, comienza a publicar artículos periodísticos en el mismo medio y en 1944 se inicia como redactor de críticas cinematográficas.

El camino, una de sus novelas más conocidas, le lleva a convertirse definitivamente en uno de los nombres claves de la narrativa española de posguerra

El amor supone para Delibes un revulsivo y le empuja a crear cada vez con mayor asiduidad. En 1946 se casa con Ángeles de Castro y a partir de este momento termina de escribir su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, con la que dos años después obtiene el Premio Nadal. La narración se desarrolla en Ávila y los personajes de la ciudad parecen asfixiados por sus propias murallas. Por entonces ya había nacido su primer hijo, Miguel, y su primera hija, Ángeles. En 1949 publica su segundo libro, Aún es de día, que sufre las consecuencias de la censura. Ese mismo año nace Germán, su tercer hijo.

En 1950 comienza un periodo nuevo en la trayectoria literaria del escritor vallisoletano. Tras sufrir un brote de tuberculosis, llega uno de los momentos cumbre: la publicación de El camino, una de sus novelas más conocidas y referenciadas. Este libro le lleva a convertirse definitivamente en uno de los nombres claves de la narrativa española de posguerra. El nacimiento de su hija Elisa brilla también durante ese año. Entonces arranca su época más prolífica, en la que el escritor publica cada año un libro nuevo: La partida (1954), Diario de un cazador (1955) –Premio Nacional de NarrativaSiestas con viento sur (1957) –Premio Fastenrath– o Diario de un emigrante (1958) son algunas de ellas. En medio de este apogeo literario nace su hijo Juan, mientras las buenas noticias continúan: en 1958 le nombran director de El Norte de Castilla.

Aunque en ese momento el autor ha atravesado su época literaria más fructífera, la década de los 60, inaugurada con el nacimiento de su hijo Adolfo, se revela su definitiva consagración. Tras visitar varias universidades alemanas, publica títulos reconocidos como Las ratas (1962), una de sus obras más destacadas, con la que consigue el Premio de la Crítica. Poco después nace su última hija, Camino. El escritor alcanza el clímax de su propia historia.

A partir de entonces comienzan años turbulentos. Dimite de su cargo como director en el diario castellano por desavenencias con Manuel Fraga y, tras impartir clases durante unos meses en Estados Unidos, vuelve y en 1966 ve la luz la admirada Cinco horas con Mario, considerada una de las mejores novelas españolas del siglo XX. En ella, una mujer vela a su marido durante la noche de su muerte y reflexiona sobre su vida y vivencias junto a él, aunque en realidad Delibes está hablando de toda una sociedad.

El escritor expresaba su preocupación por las consecuencias del modelo de progreso y la deshumanización de las grandes ciudades

Pero a una vida tan brillante todavía le quedan dos sucesos relevantes, uno más que el otro. En febrero de 1973 es elegido miembro de la Real Academia Española y ocupa la silla «e». No obstante, un año después fallece su esposa y este acontecimiento afecta de forma contundente la vida del autor. Con Los santos inocentes (1981) hace una exhaustiva radiografía de la degradación de una familia de un entorno social extremeño a causa de los caciques. Durante esa década publica sus últimos libros y continúa recibiendo prestigiosos galardones, como el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1992. El hereje (1998) cierra su baúl de grandes obras. Murió el 12 de marzo de 2010, con 89 años, a causa del cáncer de colon que padecía.

Su pluma fue predilecta y se decantaba por un estilo natural, acorde a lo que defendía en sus textos. El escritor expresaba constantemente su preocupación por las consecuencias para la naturaleza y para las personas del modelo de progreso elegido —la deshumanización de las grandes ciudades—; por eso sus libros siempre estaban ambientados en entornos rurales. Aunque esos pueblos no estaban exentos de problemas y carencias, algo que Miguel Delibes ponía de manifiesto. A fin de cuentas, el autor reflejó temáticas que permanecen vigentes a día de hoy.

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