¿Qué es la economía de los cuidados y por qué importa?

Casi el 40% de los empleos creados en los últimos tres años están conectados con los cuidados. El peso de la economía de los cuidados es cada vez más determinante, pero este sigue siendo un sector infravalorado.

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14
septiembre
2023

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Labores como el cuidado de los niños o de los adultos mayores y las tareas del hogar son críticas para el funcionamiento de la sociedad y de la economía. Esa fue una de las grandes lecciones de la pandemia. Sin embargo, estos trabajos son menospreciados. En todo el mundo, las personas que se encargan de cuidar de los hogares y de las familias se enfrentan a una falta de apoyo y de protecciones e incluso daños mentales y físicos. Y son las mujeres las que desproporcionadamente realizan estas actividades recibiendo poca o ninguna remuneración.

Aun así, estas labores asociadas al cuidado y la asistencia representan un importante sector de la economía. De hecho, es el de más rápido crecimiento a nivel global, según un estudio del centro de investigación Wilson Center. Es por esto que recientemente se ha disparado el interés en fortalecer y mejorar lo que algunos llaman «la economía de los cuidados».

¿Cómo convertir a este sector en uno que genere mejores trabajos e incluso ayude a cerrar la brecha de género? ¿Qué rol pueden jugar los empresarios, la tecnología y los gobiernos? ¿Y qué beneficios tendría este esfuerzo para la economía en general?

Birtukan Mekunaint es una empleada doméstica etíope en el Líbano. Forma parte de las más de 380 millones de personas en todo el mundo que apuestan por generar ingresos ocupándose de tareas domésticas como cocinar, limpiar o buscar agua, así como del cuidado de niños, ancianos y personas con enfermedades. Pero en el caso de Mekunaint, su pago no estaba asegurado: «Durante seis meses, […] trabajé día y noche. No me pagaban un sueldo, siempre me decían que no tenían dinero. Tenía las manos magulladas de tanto trabajar».

Varios estudios demuestran que los migrantes en estos empleos suelen trabajar en exceso y estar mal remunerados. Esto es así a pesar de que representan una quinta parte de la mano de obra, dedicada al cuidado de personas y de hogares en las naciones miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Mientras tanto, en los países menos ricos, estos trabajadores permiten que la asistencia sea asequible para personas que, de otro modo, no podrían costearla.

Varios estudios demuestran que los migrantes en estos empleos suelen trabajar en exceso y estar mal remunerados

Y la precariedad no se limita a los migrantes. La Organización Internacional del Trabajo estima que más de 647 millones de personas se encargan de este tipo de tareas domésticas, día a día, sin recibir ningún tipo de pago. Si tuvieran un reconocimiento salarial, estas labores tendrían un valor de más 11 billones de dólares, tanto como las economías de Japón, India y Reino Unido combinadas.

Son las mujeres y niñas las que generalmente asumen estas responsabilidades, con frecuencia abandonando sus estudios o empleos en otras industrias. Esto ocurrió a un ritmo sin precedentes durante la pandemia de covid-19, cuando el cierre de colegios y las cuarentenas redujeron significativamente el apoyo que tenían en el hogar las mujeres. Así lo explica Alejandra Mora, secretaria ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos: «Cuidar ahora significaba atender la educación de los niños, darle la alimentación, sostener la cotidianeidad de la vida y de todos los que estaban dentro de unidad familiar, pero además atender su teletrabajo, atender las responsabilidades que derivaban del trabajo remunerado».

Oxfam calcula que en 2020 las mujeres perdieron globalmente más de 64 millones de puestos de trabajo, revirtiendo así muchos de los avances de los últimos años en materia de inclusión laboral. Esta tendencia, además, se tradujo en una pérdida de ingresos de más de 800.000 millones de dólares, equivalente al producto interno bruto combinado de 98 países.

El auge del autoritarismo contribuye a este preocupante fenómeno. «Los gobiernos autoritarios, nacionalistas y conservadores no suelen tratar el cuidado de las familias como una responsabilidad gubernamental», explica Sarah Barnes, del Wilson Center. «También dan prioridad a los valores patriarcales, a menudo devaluando el papel de la mujer en la sociedad. Por lo tanto, empujan a las mujeres a permanecer en el hogar, en lugar de participar en la fuerza de trabajo remunerada, independientemente de cuál sea su preferencia», añade.

En 2020 las mujeres perdieron globalmente más de 64 millones de puestos de trabajo, revirtiendo así muchos avances

Es por eso que desde hace años entidades como las Naciones Unidas abogan por que se reconozca la importancia de estas labores y por la creación de leyes que protejan a quienes las realizan, incluyendo a los migrantes. En 2022, la OEA elaboró la Ley Modelo Interamericana de los Cuidado, una guía para que los países miembros diseñen legislación que busque, por ejemplo, garantizar el acceso de estos trabajadores a la seguridad social, como lo tiene cualquier empleado.

Otros países van más allá. En 2008 el gobierno sueco creó una «prima de igualdad de género», que busca disminuir la diferencia entre hombres y mujeres en el tiempo dedicado al cuidado de los recién nacidos, ofreciendo una bonificación a aquellos hogares que lo hagan de forma más igualitaria. Mientras tanto, el MIT, en Estados Unidos, ha hecho un llamamiento a los investigadores para que propongan soluciones tecnológicas que, entre otras cosas, ayuden a crear condiciones de trabajo dignas para los cuidadores y a mejorar su entrenamiento, así como disminuir los costos del cuidado.

La Organización Internacional del Trabajo estima que, en 2030, unos 2300 millones de personas, entre ellos niños y adultos mayores, necesitarán asistencia. Son doscientos millones más que en 2015. Por su parte, el Foro Económico Mundial calcula que casi el 40% de los empleos creados entre 2020 y 2023 serán en ámbitos relacionados como el cuidado de niños y de ancianos, la enfermería y la terapia.

Pero para que las economías del mundo puedan aprovechar este potencial, es urgente hacer de esta gran industria una más justa y sostenible.


Este contenido fue emitido en formato audiovisual por el programa de televisión ‘Efecto Naím’ , una producción de Naím Media y NTN24. Forma parte de un acuerdo de colaboración de este programa con la revista Ethic.

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