Sociedad

Así impacta la televisión en las elecciones

A pesar del auge de las nuevas plataformas, la televisión sigue siendo un medio importante para gran parte de la población española, especialmente en época electoral, donde el llamado infoentretenimiento está cada vez más presente.

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14
julio
2023

Ante el crecimiento exponencial del consumo informativo a través de nuevas plataformas como Twitter, TikTok, Instagram, Facebook, los podcasts y los programas de streaming, en los últimos años se ha planteado el argumento de que la televisión ha muerto. Pero eso parece lejos de ser una realidad, especialmente en época de elecciones: los datos recogidos por IPG Mediabrands demuestran que más del 72% de los adultos españoles siguen la jornada electoral a través de la televisión. En total, durante el 28 mayo, fecha en que se celebraron las elecciones autonómicas y municipales en España, se consumieron de media 206 minutos de televisión (o lo que es lo mismo: un 14% más que la media mensual).

Si bien en los últimos tres años internet la ha superado como medio de mayor penetración —con un 82,7% de la población como audiencia—, hasta 2020 la televisión se alzaba como el medio de mayor penetración, con un 85,1% de la audiencia española, de acuerdo con el Estudio General de Medios de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC). Y los números son aún más significativos si se consideran por edad. 

Como explica Paloma Abejón Mendoza, profesora de Periodismo y Comunicación Política en la Universidad Complutense de Madrid, la televisión todavía llega a audiencias muy importantes, sobre todo aquellas en las que las redes sociales apenas tienen penetración, como «la franja de edad de los 55 a 64 años, donde llega al 89%». Y no es la más popular: «El índice es aún mayor a partir de los 65 años, cuando llega al 92%». 

No obstante, el consumo entre los más jóvenes no es menor en plenos comicios. Según Kantar Media, cerca del 40% de los españoles de 16 a 29 años siguen la jornada electoral por televisión. Lo que ocurre, por tanto, no es que las nuevas generaciones no consuman contenidos a través de la caja tonta, sino que lo hacen de otras maneras: «Generalmente, a partir de cortes que se publican en redes como TikTok, Instagram o YouTube o fuera de la programación habitual», explica Carles Pont, profesor del Máster en Comunicación Política e Institucional de la UPF-BSM. 

El problema del ‘infotaintment’

A la hora de hablar de impacto sobre la percepción política, «el problema de la televisión no son los informativos, sino los programas de entretenimiento y aquellos en los que hay infoentretenimiento», subraya Pont. Los formatos de entretenimiento están incluyendo cada vez más temas de la agenda política, lo cual ha llevado a una espectacularización de los procesos políticos, como ocurre en el caso de las elecciones.

Más del 72% de los adultos españoles siguen la jornada electoral a través de la televisión

Por definición, al entretenimiento le interesa lo frívolo, el show, el drama y no la información, lo que hace que su principal objetivo no sea la veracidad. Además, no puede dejarse de lado los efectos que ha traído consigo la llamada era de la posverdad: según el Eurobarómetro de 2023, el 83% de los españoles es consciente de que las noticias falsas son un problema para el país y el 86% cree que lo son para la democracia en general.

Al desconfiar de la información es muy probable que la gente se vuelque hacia la opinión, lo que hace que la persona en cuestión pueda quedar a merced de la ideología del programa o presentador de turno. «Por eso cuando llegan las campañas electorales vemos el desfile de candidatos en programas de televisión ajenos a los informativos –Ana Rosa, El Hormiguero o El Intermedio–. Ahí encuentran un target que es muy disciplinado votando, que no suele abstenerse y que no está tan influenciado por las redes sociales», añade Abejón. 

En los últimos años, la deriva política de lo informativo a lo opinativo ha sido habitual, lo que ha dado lugar al llamado politaintment. En esta política-espectáculo, el debate político, tan esencial para la democracia, queda tajado por el show, la polémica y la polarización. Y muchas veces los políticos que no quieren inmiscuirse en este juego terminan al margen de la agenda. Así funciona la era de la atención: mientras la televisión lucha contra otras plataformas por la atención de la audiencia, los políticos compiten entre sí por la atención de los votantes. 

En esta política-espectáculo, el debate político, tan esencial para la democracia, queda tajado por el ‘show’, la polémica y la polarización

En medio de esta batalla, no hay mucho espacio para el consumo responsable de los contenidos. Según el Informe sobre Alfabetización Mediática en España elaborado por la Fundación Luca de Tena, el 74% de los profesores cree que sus estudiantes están desinformados. De acuerdo con Abejón, «estar todo el día conectado al móvil o a internet no capacita en sí mismo para nada; nuestros alumnos tienen que aprender a tener una actitud crítica frente a la información y, por desgracia, no se está invirtiendo suficientemente en este tema en las aulas. Y no solo los jóvenes necesitan aprender».

Cuando falta alfabetización mediática, falta también discernimiento y análisis crítico. «Alfabetizar mediáticamente no es solamente conocer cómo funcionan los medios y detectar cuál es su forma de trabajar, sino sobre todo discernir el contenido: lo que es verdadero de lo que es falso, lo que es opinión o entretenimiento de lo que es información», dice Pont. Sin el análisis crítico de los contenidos mediáticos, las personas —de todas las edades— pueden acabar presas de la desinformación y la propaganda o quedar envueltas en «burbujas informativas» en las que solo consumen contenidos que refuerzan su propio sesgo de confirmación. Esto socava la toma de decisiones informada, lo que puede influir al ahora de votar (e incluso, probablemente, erosionar las bases mismas de la democracia). 

La televisión está atravesando «un momento de reconversión que la obliga a replantearse cuestiones sobre cómo controlar el consumo multipantalla, cómo gestionar el visionado a la carta y cómo hacer conciliar el sistema tradicional con el consumo en streaming», sostiene Abejón. Sin embargo, no puede negarse que sigue siendo un medio de comunicación de alcance masivo que juega un papel fundamental en la formación de la imagen de los candidatos –ergo, en la percepción de la audiencia–, influyendo así sobre sus decisiones electorales.

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