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Conversaciones Indómitas, o qué es ser ahora mismo una editorial independiente

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08
junio
2023

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Bajo los árboles del madrileño Parque del Retiro se celebra, desde finales de mayo y hasta dentro de unos días, una nueva edición de la Feria del Libro. A pesar de la lluvia de algunos días, el público lector se está acercando a hacer lo que año tras año este encuentro literario permite: descubrir libros. Y, en medio de este descubrimiento, sobresalen los títulos de las editoriales independientes. En esta edición de la feria –y durante cuatro días en su inicio–, participaron por primera vez Indómitas, 22 editoriales alejadas del circuito comercial tradicional –las mismas que organizan el festival POETAS– y que abordan el libro como una pieza de arte. Pep Olona, de Arrebato Libros, es quien coordina tanto este festival como quien lo ha hecho con esta participación en la feria. 

Son los editores de algunas de esas editoriales los que participan en esta conversación a varias voces, guiada por Fabio de la Flor, editor de Delirio. El término «indómitas», arranca señalando De la Flor, es un intento por no emplear una vez más la ya de por sí depauperada «independencia».


Fabio de la Flor: Esa independencia, que todos esgrimen en sus marcas y en sus productos, se ha convertido en branding, en parte del nombre, en una nomenclatura que la mayor parte de las veces designa modos y fórmulas totalmente contrarias a su propio semanticismo. La verdadera independencia es indómita e ingobernable, salvaje, excéntrica, inmoderable. Su antónimo no es la dependencia, como a todos se nos ocurriría, sino la hegemonía. Vertebrar un negocio como el editorial al margen de la hegemonía ¿qué supone, qué significa realmente?

Pep Olona: Ser una editorial independiente es no obedecer a los parámetros ni a los paradigmas del mercado. Es arriesgarse a publicar aquellos libros que surgen de un anhelo personal, de un capricho espontáneo, de una intuición inusitada o de un presentimiento indefinido, sin ninguna certeza de su éxito comercial y, además, estar dispuesto a ser muy recursivo para conseguirlo. Ser independiente implica estar en constante búsqueda de recursos, aplicar a becas, asistir a todas las ferias posibles, atender personalmente la mesa, ir a las fiestas, apoyar proyectos semejantes, ir a los lanzamientos, establecer relaciones comerciales y afectivas, crear circuitos colaborativos y, en definitiva, ayudar a construir un ecosistema sostenible.

Ser independiente de las dinámicas y los intereses comerciales de las grandes editoriales es absolutamente gratificante. Es saberse libre y saber que los libros que uno ha publicado son un producto y un reflejo de ello. Ser independientes es, por tanto, quizá el último vestigio de la verdadera labor editorial. No obstante, ser independiente también es reconocer que la independencia absoluta no solo no existe, sino tampoco es deseable. Ser independiente nos enseña que lo que realmente deberíamos anhelar, como editores y como sociedad, es ser interdependientes, una comunidad cooperativa y diversa donde cada actor sea imprescindible y dependiente de todos los demás.

Pep Olona: «Ser una editorial independiente es no obedecer a los parámetros ni a los paradigmas del mercado»

Gonzalo Baz (de la editorial Pez en el Hielo, de Uruguay): Supone una forma de concebir el trabajo editorial, tanto en la producción de los libros como en su puesta en circulación. También supone una apuesta por libros que no necesariamente son producto de un cálculo económico, sino que el retorno es más amplio. Es una apuesta a la diversidad.

Arturo Higa Taira (editor de la colección de poesía peruana Álbum del Universo Bakterial): Supone que construyas un sistema operacional/funcional único donde tus contenidos específicos –en nuestro caso la poesía peruana contemporánea, el diseño editorial y la producción gráfica– satisfagan tu propia demanda de editar y compartir títulos con un público lector que desea formatos diferentes o singulares a los que nos tiene acostumbrados el mercado.

Fabio de la Flor: Establecido el campo de batalla, sabiendo cuál es el tablero sobre el que nos movemos, estando como estoy también en él, se despliega ante nosotros un abanico de disyuntivas y posibilidades, casi siempre en territorios inhóspitos o poco explorados. Nuestro catálogo termina siendo nuestra bandera y nuestra «independencia» la trinchera, pero ¿libramos una batalla? ¿Cuáles son nuestros retos, hacia dónde conducimos nuestros ejércitos, qué queremos conseguir y qué expectativas tenemos?

Andrea Triana (de la Librería La Nada y de Editoriales Salvaje, Hambre y Jardín, de Bogotá): Nuestro reto más inmediato es crecer y fortalecer el sector editorial independiente nacional. Nuestra experiencia nos ha demostrado que todos los actores involucrados en la cadena de producción y distribución del libro en Colombia –autores, artistas, editores, impresores, distribuidores, librerías y ferias– tienen la capacidad de trabajar por su desarrollo y su sostenibilidad. Para ello, sin embargo, todos deben empezar por reconocer que esta es una labor colectiva y no solo fomentar el consumo de obras de editoriales independientes, sino la conciencia del público de que apoyar este sector fortalece la economía local, fomenta la diversificación de la cultura, estimula el desarrollo de narrativas necesarias para contrarrestar el discurso oficial y favorece el desarrollo de una sociedad más crítica y equitativa. Si esta conciencia se consolida, le auguramos un futuro muy próspero a la producción editorial independiente en el país.

Las editoriales Indómitas en la Feria del Libro de Madrid

Nuestro siguiente reto y nuestra mayor expectativa es establecer más vínculos culturales y comerciales con otros países. Crear circuitos que conecten los diferentes sectores independientes y permitan que los libros se distribuyan y circulen en otros lugares. Esto no solo le concedería una mayor estabilidad económica a cada sector, sino que crearía las condiciones perfectas para un intercambio sumamente fértil de ideas que nutran tanto el trabajo de las editoriales como la riqueza cultural de cada país.

Gonzalo Baz: El principal reto de una editorial indómita es encontrar esos canales de intercambio y formas de producir que le permitan seguir apostando a lo nuevo.  Al no formar parte de los canales tradicionales de venta, es necesario inventarse nuevas formas de llegar al público y darse a conocer. La solución suele ser colectiva, unirse a otros proyectos afines en diferentes espacios, librerías alternativas, ferias, festivales. Se trata de sumar fuerzas junto a otras editoriales, entender eso es vital para sobrevivir en un mercado atomizado por la competencia feroz.

Fabio de la Flor: Me interesa sobremanera, viendo vuestros libros, la bandera que habéis creado. Me interesan vuestros catálogos, que culebrean, tienen fuerza, se disparan desde diferentes posiciones pero tienen un denominador común, una diana o un punto de mira, al que «abatir» o por el que guiaros. Siento crear tanta metáfora sobre la lucha y la guerra, pero es que me han editado así. Como aliado, me gustaría saber donde va lo que hacéis.

Pep Olona: Nuestros libros ofrecen una noción más amplia de la realidad. Les rehúyen a los tópicos, los estereotipos, las tendencias, para explorar otras perspectivas y proponer otras maneras de pensar y habitar el mundo. Nuestros libros ayudan a ver y conocer todo aquello que tiende a permanecer al margen del campo visual de la sociedad, desde las memorias de un habitante de Alaska a principios del siglo XX hasta los álbumes personales de una mujer trans colombiana viviendo en Italia en los años ochenta; desde la historia de Camilo Torres, un sacerdote que se unió a las guerrillas marxistas, hasta una serie de cartillas prácticas y poéticas para sanar nuestra relación con la Tierra.

Gonzalo Baz: «Al no formar parte de los canales tradicionales de venta, es necesario inventarse nuevas formas de llegar al público y darse a conocer»

Además, ponderan un aspecto que las grandes editoriales tienden a ignorar o por lo menos a invisibilizar por completo: el libro mismo. Su diseño, su factura, su materialidad, su presencia. Nada más bello que un libro cuya forma concuerda con su contenido. Nada más liberador que un libro cuya forma desafía las formas.

Gonzalo Baz: Las editoriales independientes aportan diversidad y riesgo. Lo del riesgo es fundamental. Nada es seguro, todo es experimentación, nada supone un retorno a priori, no hay estudios de mercado, la principal estrategia de marketing es el editor o editora conversando con su público cara a cara, contestando preguntas, difundiendo a sus artistas.

Arturo Higa Taira: Editoriales como la nuestra son como estrellas lejanas que despiden un brillo sonoro que algunos telescopios logran reconocer e identificar. Acortar las distancias entre poetas singulares y personas inquietas de lecturas se hace como una misión espacial por conquistar. Y frente a las grandes editoriales, no remedar sus mecanismos de trabajo y su visión del mundo de libros vendidos. Y junto a las editoriales diferentes u «otras» fomentar y favorecer espacios de intercambio o puentes –la Feria Indómitas es uno de ellos– y que nos acerquemos sin uso de telescopios y distancias.

Fabio de la Flor: Finalmente, todos somos conscientes de cómo se está configurando el nuevo mundo. El metadato es casi una contradicción a nuestra manera de operar. Intentamos, por decirlo así, que toda nuestra fuerza editorial y personal recale en el propio libro, que este objeto absorba todas esas energía, que las contenga y se haga grande en ellas. Sin embargo el libro, quizá desde siempre, es cada vez menos libro y lo que le rodea, su proyección y su visibilidad, cobran mayor importancia día a día. ¿Consideráis importante esto? ¿Cómo afrontáis el reto de haceros valer en un lugar tan especialmente competitivo, tan a favor de lo que se dice más que de lo que se hace?

Arturo Higa Taira: El desafío desde la primera publicación que hacemos circular es la creación de espacios lectores. Con cada título las personas lectoras o consumidoras de libros reconocen la identidad del proyecto editorial: propuestas poéticas, sistemas gráficos, visuales y materiales, entre otros. Esto permite que nos reconozcan e identifiquen por hacer y decir de formas y modos diferentes. No debería entenderse como algo complicado pero sí complejo: la naturaleza de nuestro oficio editorial no se constituye desde fórmulas convencionales sino desde la idea de que todo se sigue haciendo de manera original, siempre por primera vez.

Gonzalo Baz: Suele haber públicos afines al tipo de publicaciones que proponemos, pero claro que siempre queremos que nos conozca más gente, poder llegar a la mayor cantidad de personas posible para que nuestras formas de hacer sigan proliferando en el ida y vuelta con el público. En ese sentido, la experiencia de Editoriales indómitas fue un éxito por la cantidad de público al que pudimos llegar y sobre todo por la respuesta que tuvimos, el interés por nuestro trabajo.

Andrea Triana:  El público es cada vez más receptivo, y no solo consciente de la calidad, la originalidad y la experiencia única que ofrecen los libros de las editoriales independientes, sino de la importancia de apoyarlas y ver cómo su apoyo se le retribuye con una oferta editorial y cultural más amplia. En este sentido, las ferias independientes han jugado un papel fundamental, no solo visibilizando la labor y la producción de este sector, sino ofreciendo y quizás recuperando una experiencia completamente distinta de asistir a una feria editorial: menos impersonal y corporativa, más diversa, más humana.

Es fácil desalentarse al contemplar el desolador panorama de monopolios y argucias comerciales que han impuesto los grandes grupos editoriales. Pero somos optimistas. Llegamos en un buen momento. Los vientos cambian. Confiamos en la gente. Creemos en los libros.

Pep Olona: El reconocimiento cada vez es mayor, aire fresco decían los visitantes a la Feria del Libro de Madrid ese fin de semana, por fin algo que rompe los moldes de lo de siempre. Creo que para lograr visibilidad en un mercado que produce muchísimo más de la demanda, tenemos que mantenernos firmes en nuestros sistemas de producción sensatos y en distribuciones controladas, esa será la mejor manera de lograr la visibilidad que nos corresponde.

 

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