Cultura

La meritocracia en ‘Regreso al futuro’

Doc Brown pone el broche a la saga con una poderosa reflexión sobre el mérito y el ascensor social en una sociedad marcada por el individualismo.

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19
abril
2024

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«Vuestro futuro todavía no está escrito, como no está escrito el de nadie. Vuestro porvenir depende solo de vosotros. Labraos uno que sea bueno». Con esta frase, Doc Emmett Brown pone fin a la saga de películas de Regreso al futuro. La última aparición del excéntrico científico con una clara referencia al ascensor social es el broche de la trilogía que arrancó en 1985, capturando la ilusión de millones de personas, no solo por su fascinante trama de viajes en el tiempo, sino también por las complejas reflexiones sobre la sociedad y el destino individual que planteaba.

En el corazón de Regreso al Futuro late el concepto de meritocracia, una idea que, en su esencia, promueve la creencia en que el éxito y el estatus social deben basarse en el mérito individual y el esfuerzo personal, más que en el origen familiar o el privilegio. Este principio se personifica en la historia de Marty McFly, atrapado en una encrucijada temporal que le ofrece una oportunidad única para alterar el curso de su vida y, por ende, su destino social.

La situación económica y social de los McFly refleja una realidad común en la década de los 80, una época marcada por la presidencia de Ronald Reagan en Estados Unidos. Bajo el mandato de Reagan se promovieron políticas económicas que enfatizaban el individualismo, la libre empresa y la meritocracia, en un intento por revitalizar la economía y promover la movilidad social. En ese contexto, Regreso al Futuro ofrece una narrativa en la que el ascenso social se presenta como una posibilidad alcanzable a través del esfuerzo y la determinación.

Recordemos que la trama de la película nos presenta a Marty, un joven carismático y apasionado por la música, cuyo padre, George McFly, es retratado como un tímido escritor frustrado. Pero, la intervención de Marty en los eventos del pasado de su familia desencadena una serie de cambios significativos, especialmente en la vida de su padre. Al ayudar a George a ganar confianza en sí mismo y a enfrentar sus miedos, Marty no solo altera el curso de su propia historia, sino que también abre nuevas oportunidades para su familia.

El ideal meritocrático sostiene que, con esfuerzo individual, se pueden superar las limitaciones impuestas por el entorno y las circunstancias

El arco de transformación de George en la película ejemplifica el ideal meritocrático al mostrar cómo el esfuerzo individual puede superar las limitaciones impuestas por el entorno social y económico. A través de determinación, George no solo logra alcanzar el éxito como escritor, sino que también transforma su personalidad, convirtiéndose en un hombre seguro de sí mismo y capaz de enfrentar los desafíos que se le presentan.

¿Existe de verdad la meritocracia?

Sin embargo, Regreso al Futuro también plantea interrogantes sobre la verdadera naturaleza de la meritocracia y sus limitaciones. Aunque la película sugiere que el mérito y el esfuerzo personal son fundamentales para el éxito, también reconoce que el destino de un individuo puede estar influenciado por una serie de factores externos, como el azar y las circunstancias históricas.

En este sentido, la figura del Doc, que inventa la máquina del tiempo, sirve como un recordatorio de que el destino humano está intrínsecamente ligado a fuerzas más allá de nuestro control. A pesar de su ingenio, el científico es incapaz de prever todas las consecuencias de sus acciones, lo que sugiere que el destino individual está sujeto a una compleja interacción entre el libre albedrío y las fuerzas del universo.

La película también aborda críticamente la noción de que el ascenso social es igualmente accesible para todos los individuos. Aunque Marty y su familia logran cambiar su destino mediante sus acciones, otros personajes, como Biff Tannen, el antagonista de la historia, representan una realidad más sombría en la que el éxito parece estar reservado solo para unos pocos privilegiados.

Si bien ofrece una visión optimista del poder del individuo para forjar su propio destino, la película también nos recuerda que el camino hacia el éxito está lleno de obstáculos y que el verdadero desafío radica en construir una sociedad más justa y equitativa para todos.

 

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