Sociedad

Bienvenido a la (contra)rrevolución sexual

Algunos estudios muestran que los jóvenes se han vuelto menos activos sexualmente durante los últimos años. Sin embargo, no está claro si este comportamiento es una lucha contra el sistema, estrés o pereza.

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Tyler Hewitt
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23
junio
2023

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Tyler Hewitt

¿Cómo ha evolucionado el comportamiento sexual en las últimas décadas? Un estudio publicado en el Journal of Sex Research dice que, entre los años 70 y la década del 2010, los adultos en Estados Unidos se volvieron más tolerantes al sexo premarital, al sexo adolescente y al sexo entre personas del mismo sexo. A su vez, la cantidad de parejas sexuales ha aumentado notablemente desde los años 80. Entonces, la gente decía haber tenido una media de siete parejas desde los 18 años en adelante. En 2010, decían haber tenido 11 de media. Y el sexo casual también ha aumentado. A finales de los 80, el 35% de los encuestados dijo tener sexo esporádico. En la década del 2010, ya era el 45%.

Sin embargo, los estudios más recientes en jóvenes muestran una tendencia distinta: más tolerantes, sí, pero menos activos. Hace 30 años, más de la mitad de los adolescentes reconocían haber tenido relaciones sexuales, de acuerdo con una encuesta a gran escala del gobierno estadounidense. En 2019, la cifra había bajado al 38%, y en 2021, llegó al 30%. Esta caída del 8% en dos años fue la más drástica jamás registrada. Ahora bien, ningún dato se entiende sin contexto. ¿Qué pudo pasar entre 2019 y 2021 para obtener cifras así? Una pandemia mundial, entre otras cosas.

Multitud de estudios declaran que las restricciones durante el covid-19 están correlacionadas con una mayor disfunción sexual y un menor índice de actividad sexual, tanto en hombres como en mujeres. Durante dos años, aunque de forma interrumpida, la cultura occidental se vio obligada a adaptarse a un mundo entre las paredes de su casa: se trabajó en el salón, se compartió el espacio de estudio con familiares y amigos, se cuidó a los niños 24/7 o se hicieron sentadillas en la cocina. En definitiva, la población se vio empujada no solo al distanciamiento físico, sino a un cambio radical en los hábitos de trabajo, alimentación, sueño, y ejercicio. Por esta razón, nuestro organismo aprendió otra forma de vivir la vida, con un sistema hormonal algo distinto, que provocó la reducción de libido en algunas personas. Quizás por eso no es tan sorprendente que, según una investigación en salud reproductiva, el 54% de las mujeres tiene menos apetito sexual desde la pandemia.

Estres financiero, una pandemia o la cultura de la pantalla podrían ser las razones por las que los jóvenes son ahora menos activos sexualmente que en el pasado

Otro factor clave detrás de una supuesta «contrarrevolución sexual» podría ser el estrés financiero, causa de la tardía edad de emancipación, al menos en España. El 46% de los jóvenes entre 25 y 34 años siguen viviendo con sus padres, según Eurostat. Esta tendencia, motivada más por una crisis global que por las ganas, priva a los jóvenes de parte de su vida romántica y erosiona su salud mental. El estrés aboca a la supervivencia y genera una reacción fisiológica contra estímulos externos en la que la voluntad reproductiva queda escondida en segundo plano. Por tanto, el cuerpo humano se vuelve hormonalmente desinteresado por el placer sexual.

No obstante, el sociólogo William Bradford y el demógrafo Samuel Sturgeon opinan que este bajón de actividad sexual en jóvenes ya se observaba antes del estallido de la crisis (tanto económica como sanitaria), por lo que atribuyen su razón de ser a otro factor: la cultura de la pantalla. Desde redes sociales hasta la pornografía, la cultura digital ha puesto al servicio del consumidor tal cantidad de estímulos que, dicen ellos, lo aleja de las actividades de socialización cara a cara, incluyendo el sexo.

Sea como sea, de momento no hay evidencia para creer que la pérdida del apetito sexual es un acontecimiento generalizado, sino más bien un daño colateral en algunos colectivos específicos de las varias crisis que sobrevuelan Occidente.

Por último, y no por ello menos importante, las encuestas suelen hacerse en jóvenes de 16 a 30 años, que son los que reflejan una mayor disminución de la actividad sexual. Sin embargo, no son una muestra representativa del conjunto de la población. En 2022, por ejemplo, el 27% de las personas de 75 años o más declaró ser activo sexualmente. En 2014, era «solamente» el 16%, según el Centro Nacional de Estadística de Países Bajos. De este modo, cualquier muestra de «puritanismo» juvenil no parece ser una estrategia revolucionaria para plantarle cara al sistema, sino el reflejo del hartazgo biológico ante un mundo que, por muchos años que pasen, no recupera el equilibrio.

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