Sociedad

Por qué los adolescentes (a veces) son insoportables

La adolescencia es un período lleno de cambios: es ley de vida, pero no dejan de ser dramáticos. Comprender esos cambios biológicos y psicológicos es imprescindible para poder brindar apoyo emocional, identificar comportamientos patológicos y promover relaciones sanas entre los adolescentes.

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26
mayo
2023

Antes de que te des cuenta, el hijo de los del cuarto se colará en el ascensor con pelusa bajo la nariz, voz de presidente del Gobierno, ropa incomprensible y un idioma aún más raro que la ropa. Este panorama tragicómico es la pubertad, lo que algunos añoran y otros repudian, pero ineludible a fin de cuentas. Durante esta transición de la niñez a la edad adulta, el cuerpo humano atraviesa una serie de cambios físicos y psicológicos que vuelven tarambana no sólo a quien los sufre, sino también a su entorno más cercano. Sin embargo, ¿tienen los adolescentes razones para ser insoportables?

Primero de todo, el cohete de la pubertad despega con la producción de hormonas sexuales, como el estrógeno o la testosterona. De repente acné, estirón, menstruación, mucho pelo y el deseo de que la vida empiece. A veces, estos cambios provocan confusión si no se han explicado previamente; otras, generan la euforia necesaria para confundir a los adultos que los rodean. Al mismo tiempo, el cerebro evoluciona. Entre los trece y los quince años, la corteza prefrontal crece y se reorganiza a un ritmo desatado. Esta corteza es responsable de la toma de decisiones y del control de los impulsos, por lo que su metamorfosis provoca dificultades en estos aspectos.

De este modo, presionados por su propia cabeza pero también por el entorno, los adolescentes son más propensos a llevar a cabo comportamientos de riesgo: quieren ir en moto a toda leche, saltarse las clases, beberse hasta el agua de los floreros… Están, por fin, descubriendo el mundo como humanos funcionales y tienen el deseo sentir emociones nuevas, lo que a menudo les lleva a actuar de forma temeraria.

Este comportamiento tan estereotipado del adolescente, sin embargo, no es uniforme para todos, ya que depende en gran medida de la educación que recibe en casa, del barrio donde vive, de la escuela a la que va y de las características individuales como la autogestión de temperamento. Al final de la adolescencia, con la corteza prefrontal ya madura, los chavales tienen un mejor control de sus impulsos, y por ende, una mejor capacidad para resistir la tentación de recompensas inmediatas.

También a nivel cerebral, las redes neuronales encargadas de las emociones se vuelven más sensibles a los neurotransmisores excitatorios como la adrenalina, lo que provoca que las personas reaccionen con mayor intensidad tanto a los acontecimientos estresantes como a los que ofrecen una experiencia placentera.

Los altos niveles de hormonas provocan cambios de humor durante la adolescencia que pueden erosionar la salud mental

La relación familiar, comúnmente, empeora. Una de las hipótesis apunta a una secuela evolutiva, ya que, a nivel biológico, los humanos podrían estar «programados» para emanciparse a los once o doce años, algo totalmente inimaginable en las sociedades contemporáneas. Por tanto, la discordancia entre biología y cultura podría conducir al distanciamiento emocional entre padres (o tutores) e hijos. Paralelamente, la brecha generacional también participa en la disputa, ya que en una misma casa han de convivir personas con distintos códigos lingüísticos y morales. El adolescente que se siente incomprendido por su familia les perderá el respeto, y acudirá a otro núcleo cercano cuando necesite ayuda: su grupo de iguales, o dicho de otro modo, sus amigos. Por eso, es imprescindible que las amistades contribuyan al desarrollo equilibrado del individuo.

Otra consecuencia inevitable de la pubertad son los cambios de humor, debido a los altos niveles de hormonas, y hay que prestarles especial atención porque suelen erosionar la salud mental de la persona que los padece. Por ejemplo, las mujeres entre los doce y los dieciséis son más propensas a sufrir depresión, mientras que los hombres son más propensos a cometer comportamientos violentos. Asimismo, los adolescentes pasan por más situaciones negativas como rechazos amorosos o discusiones con familiares que provocan emociones negativas, y estas emociones, a su vez, los involucran en más situaciones desagradables, resultando en un círculo vicioso. Una de las soluciones para reducir los cambios de humor es el buen descanso por la noche, hábito algo descontrolado en esas edades porque generalmente se duermen muy tarde y madrugan para ir al instituto. De este modo, la falta de sueño provoca más problemas de ánimo.

En resumidas cuentas, la adolescencia es un período crítico en el desarrollo humano que incluye cambios superlativos en lo que algunos llamarían «cuerpo y alma». Si comprendemos las razones de estos comportamiento y actuamos al respecto, el hijo de los del cuarto (y muchos otros) llagarán a la adultez con ropas raras, sí, pero sin ser patológicamente insoportables.

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