Sociedad

Crecer en una familia numerosa y no morir en el intento

Según un reciente estudio de la revista ‘Journal of Family Issues’, cuanto mayor es el número de hermanos y hermanas, menor es el bienestar mental y emocional para cada criatura. Una menor atención y la competencia por los recursos serían algunas de las posibles explicaciones.

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07
mayo
2024

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A medida que avanza el siglo XXI, la tendencia predominante a nivel mundial es el descenso en la tasa de nacimientos, con todos los pros y los contras que esto lleva aparejado. Aunque se ha hablado mucho de las consecuencias del cambio de los modelos familiares y demográficos, hay un ámbito que todavía no se ha explorado pormenorizadamente: el de la salud mental vinculada a tener más o menos hermanos o hermanas.

Desde siempre, se ha apelado a los beneficios de que las familias no se quedaran con una única criatura y aumentaran la descendencia. El acompañamiento en el juego, el soporte emocional, mejores destrezas en el aprendizaje o una socialización más completa parecen características estrechamente relacionadas con el número de miembros del hogar. Sin embargo, recientemente han surgido análisis que ofrecen una mirada distinta. Según un estudio publicado en diciembre de 2023 en la revista Journal of Family Issues, la población adolescente de familias numerosas tienen peor salud mental que quienes conviven con un número menor de hermanos y hermanas. La investigación, desarrollada en Estados Unidos y China para contar con dos contextos muy diferentes, abarcó entrevistas a más de 9.000 jóvenes de cada país con una media de edad de 14 años. En ambos casos, los resultados fueron similares.

¿Por qué puede verse perjudicado el bienestar mental y emocional? Al parecer, una de las causas se asociaría con la «dilución de los recursos», es decir, cuantas más criaturas hay que atender, menor disponibilidad de atención y tiempo tiene cada una. Cantidad y calidad podrían no estar directamente relacionadas. De hecho, cuanto menos espaciado está en el tiempo el nacimiento entre hermanos, mayor es el impacto negativo en su salud mental. Y tiene mucho sentido: cuando las edades son muy similares, la «competencia» por disponer del mismo tipo de recursos de la persona de referencia (padres o madres) también lo es.

Una segunda explicación de los resultados del mencionado estudio se vincula al incremento de los conflictos: cuando la familia es más numerosa suelen producirse más interacciones y, por tanto, más tensiones. Esto podría desembocar en situaciones de estrés –en ocasiones permanente– en un momento vital importante de transición entre la vida infantil y la adultez. La experiencia continuada de estresores en el día a día afecta al bienestar físico y psicológico.

En España el 20,8% de los adolescentes de 10 a 19 años padece algún tipo de problema de salud mental diagnosticado

Por último, tampoco podríamos dejar de lado el enfoque de clase social. En el mencionado estudio, tanto en EE. UU. como en China, los niños y niñas de familias mejor posicionadas socioeconómicamente tenían una mejor salud mental. En el caso de China, eran quienes pertenecían a familias monoparentales, mientras que en Estados Unidos esta condición se extendía entre los hijos únicos o con un hermano o hermana. Parece que los recursos económicos disponibles, y las distintas dificultades o beneficios aparejados, son determinantes para el bienestar mental y emocional. Las familias numerosas con recursos limitados se encuentran con importantes obstáculos que terminan influyendo a todos sus miembros.

En un momento en que las estructuras familiares están en evolución permanente, la investigación seguirá ofreciendo un poco de luz ante los efectos de la composición familiar en el desarrollo de jóvenes y adolescentes. Es necesario continuar indagando. Según la publicación de Unicef Estado Mundial de la Infancia: En Mi Mente se estima que en España el 20,8% de los adolescentes de 10 a 19 años (el 21,4% de las niñas y el 20,4% de los niños) padece algún tipo de problema de salud mental diagnosticado, lo que sitúa a nuestro país como el líder europeo en prevalencia de problemas de salud mental en infancia y adolescencia.

Desde la psicología y la psiquiatría se incide en la importancia de abordar de forma precoz los problemas de salud mental. Y es que conviene paliar cuanto antes unos efectos que, aunque generados en edades tempranas, pueden perpetuarse demasiado tiempo después. Las cifras lo confirman: el 70% de los trastornos mentales, en general, se inician en la etapa infanto-juvenil.

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