Economía

La venganza de los PIGS

«Los países del sur no pueden gastar en alcohol y mujeres y después pedir ayuda». Los llamados PIGS –Portugal, Italia, Grecia y España– fueron duramente criticados durante de la crisis de 2008, apelando a toda clase de clichés sobre el sur de Europa. La crisis de 2022 les ha dado una oportunidad para aplicar aquello de que «quien ríe el último ríe mejor».

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10
febrero
2023

En 2008, el Financial Times utilizó PIGS, un acrónimo que jugaba con la palabra cerdos en inglés, en un artículo para hacer referencia a las economías de Portugal, Italia, Grecia y España, países con severos problemas económicos. «Hace ocho años, los cerdos llegaron realmente a volar», apuntaba el texto. «Sus economías se dispararon después de unirse a la eurozona. Las tasas de interés cayeron a mínimos históricos […]. Siguió un auge crediticio […]. Los salarios aumentaron, los niveles de deuda se dispararon, al igual que los precios de la vivienda y el consumo. Ahora los cerdos están cayendo de nuevo a la tierra».

El acrónimo PIGS empezó a ser común en la prensa, donde se acusaban a estos cuatro países de haber vivido por encima de sus posibilidades y después reclamar dinero a Europa para salir del bache. «Los países del sur no pueden gastar en alcohol y mujeres y después pedir ayuda». Esto lo dijo Jeroen Dijsselbloem, entonces ministro de Finanzas de los Países Bajos, en 2017. Pero hoy la guerra entre los trabajadores y responsables países del norte y los despreocupados del sur ha quedado algo más desdibujada. Unos han cerrado mejor el año 2022 que otros.

España ha crecido en 2022 un 5,5% con respecto al año anterior y Portugal un 6,7%, la cifra más elevada del país luso en 35 años. En el caso de Italia, ese crecimiento es del 3,9% y Grecia prevé cerrar el año con un 5,6%. En el otro lado, Francia se ha quedado en el 2,6% y Alemania en el 1,9%. Luciana Taft, consultora del área de Economía y Mercados de Analistas Financieros Internacionales (Afi), explica que hay varios puntos que han ayudado a la periferia –a los PIGS– a tener estos datos: «Si hablamos de España, por ejemplo, las cosas no se han hecho mal en materia fiscal. Las medidas para paliar la crisis energética, como los descuentos en el transporte o las ayudas directas, las hemos puesto en marcha antes. Francia y Alemania lo han hecho casi a finales del año pasado. Eso nos ha aliviado algo más a los consumidores». Taft advierte, no obstante, que pese a los buenos datos al cierre de 2022, en perspectiva, la evolución de estas economías desde 2019 «es algo peor que el resto de la zona euro».

Luciana Taft (Afi): «Si hablamos de España, por ejemplo, las cosas no se han hecho mal en materia fiscal»

Pese a ello, en 2022 les ha favorecido no depender del gas ruso. Además, la posición financiera y de liquidez con la que partían está muy alejada de la situación de 2008. Hablamos de crisis diferentes. «Pero el factor fundamental hoy es el TPI, el Instrumento para la Protección de la Transmisión», apunta Taft. El TPI es una herramienta que hizo pública el BCE en julio y que se puede activar en cualquier momento para evitar las primas de riesgo disparadas que se vieron en el pasado.

Juntos frente a Alemania

Los llamados PIGS fueron ridiculizados en el pasado en las viñetas de los medios extranjeros como cerdos que se comían lo que les servía Alemania. Hoy esos cuatro países se unen en decisiones comunes.  En marzo, salieron juntos los presidentes de España, Italia, Grecia y Portugal en rueda de prensa a pedir «medidas urgentes» para desacoplar el precio del gas de la electricidad. La escalada de los costes que estaba sufriendo el recibo de la luz a consecuencia de la guerra de Ucrania y Rusia parecía imparable. Pidieron una respuesta europea y no un «sálvese quien pueda» de cada país.

Meses más tarde, Portugal y España consiguieron la excepción ibérica, es decir, la bula de Bruselas para poner un tope al precio del gas dada la idiosincrasia de los dos países: una isla energética que les impedía intercambiar energía con otros socios europeos. Una intervención en el mercado que luego Europa aplicó al resto de países.

El último capítulo de la guerra norte-sur llegó en verano. Bruselas pidió a los Gobiernos que ahorraran un 15% de gas de cara al invierno, una cifra que intentaba ayudar a Alemania a afrontar unos meses duros por su gran dependencia del gas ruso. Pero España y Portugal no estaban tan ligados al gas ruso gracias al gas que llegaba de Argelia, así que se negaron a ese recorte común para todos. Y de España llegó la venganza cinco años después de las declaraciones del ministro de Países Bajos. La vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, protestó así: «A diferencia de otros países, los españoles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades desde el punto de vista energético».

«El covid ha potenciado la unión de los países del sur». Es lo que opina el doctor en Economía y profesor de la Universidad de Málaga, Gonzalo Fernández de Córdoba. Hace esta afirmación recordando que la pandemia puso en jaque al sector de servicios turísticos ante la prohibición del movimiento de personas. Esa situación «extraordinariamente deficitaria» en los países del sur les obligaron «a reclamar una línea de financiación común», a hacer piña.

Gonzalo Fernández de Córdoba (Universidad de Málaga): «El covid ha potenciado la unión de los países del sur»

«El shock del covid fue algo exógeno, ya no era por nuestro mal comportamiento en el pasado», recuerda Fernández de Córdoba. «Ya no había carga moral», añade. «Hay quien llama a esta unión el momento hamiltoniano, que toma su nombre de Alexander Hamilton, primer secretario del Tesoro de Estados Unidos. El sur tomó conciencia, en mi opinión, de la importancia que tenía hacer las cuentas juntos. Para mí, el covid ha sido uno de los elementos constituyentes de Europa», apunta el profesor de la Universidad de Málaga.

Porque los estereotipos sobre los llamados en el pasado PIGS no acabaron en la crisis de 2008. En 2020, en plena pandemia y cuando se hablaba del plan de recuperación de Europa, una revista conservadora llevó a su portada, otra vez, la idea de que los del sur disfrutan tumbados de la vida mientras los del norte trabajan duro. «Ni un euro más al sur de Europa», rezaba el titular. Solo un mes antes, se publicó un vídeo en el que un camionero holandés le gritaba al primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, «por favor, no le dé más dinero a los españoles». Rutte contestó: «No, no, no. Lo tendré en cuenta».

Hoy, el Fondo Monetario Internacional estima que España crecerá un 1,1% este 2023 y un 2,4% el que viene, más que el conjunto de la zona Euro, que se quedará en un 0,7% y un 1,6% respectivamente. Crecerá más, según las perspectivas económicas, que Alemania (0,1% en 2023 y 1,4% en 2024) y Francia (0,7% y 1,6%).

«Ya somos menos PIGS, pero somos la periferia y eso hay que tenerlo en cuenta», señala la consultora del área de Economía y Mercados de AFI, que recuerda que Alemania y Francia siguen tirando del carro europeo. «Eso sí, de PIGS, de la palabra despectiva, hemos pasado página porque de la crisis del euro todos hemos aprendido. Hemos conseguido avanzar en unidad monetaria y fiscal», concluye Taft.

 

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