Economía
¿Dónde estará la economía de España en 2023?
Aunque a los españoles les preocupa el futuro inmediato, de momento las proyecciones económicas son tranquilizadoras: nuestro país cerró 2022 en uno de los primeros puestos del ranking de las mejores economías del mundo elaborado por ‘The Economist’.
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Cuando a finales de 2022 la consultora Ipsos les preguntó a los españoles cómo veían ese año y cómo esperaban que fuese a ser el siguiente, las respuestas no fueron exactamente optimistas. Más de la mitad aseguraba que había sido un mal año a nivel personal y familiar y un 81% decía lo mismo, pero a nivel de la situación del país. Para 2023, solo la mitad de la ciudadanía preveía que fuesen a pasar buenas cosas. Especialmente, se veían de forma negativa las cuestiones económicas.
La percepción de la ciudadanía se entiende si se piensa en el contexto en el que ha vivido en los últimos tres años. El estallido de la crisis del coronavirus –justo cuando parecía que se estaba empezando a dejar atrás los efectos de la recesión de hace una década– fue un golpe emocional en la psicología colectiva. Cuando ya se había llegado a niveles elevados de fatiga, el inicio de la guerra en Ucrania y su impacto en el contexto económico global supuso una suerte de afrenta final para la paciencia y el optimismo de las personas.
Pero ¿está esta percepción tan negativa del contexto económico basada en la realidad? ¿Fallan los españoles al ver 2023 con pesimismo cuando piensan en la economía? El Gobierno asegura que la economía española está en una buena posición. En octubre, al hilo de la presentación de los Presupuestos Generales del Estado, insistía en que se iba a cerrar 2022 con un crecimiento por encima de lo previsto y también que España seguiría creciendo –y por encima de los valores de la zona euro– durante 2023. El PIB iba a cerrar el año con una subida del 4,4% y se esperaba entonces que lo hiciese en el ejercicio siguiente con una del 2,1%.
A cierre de ejercicio, el Banco de España aumentaba en 0,1 puntos porcentuales su previsión de aumento del PIB para 2022
Las proyecciones de otros organismos y firmas de análisis apuntan en una dirección similar. A cierre de ejercicio, el Banco de España aumentaba en 0,1 puntos porcentuales su previsión de aumento del PIB para 2022 (hablaba de uno del 4,6%) y, aunque corregía a la baja el de 2023 (-0,1 puntos porcentuales), hablaba de que subiría un 1,3%. Muy parecidas son las proyecciones del Departamento de Análisis de Bankinter: un crecimiento del 4,7% en 2022, uno del 1,1% en 2023 y uno del 2,2% en 2024. El espectro de la recesión que rondaba a principios de año parece, por tanto, haberse alejado.
Incluso en diciembre The Economist situaba a España como el cuarto país –empatado con Israel– en el ranking las mejores economías del año. Francia (9), Alemania (30) o Estados Unidos (20) quedaban por detrás en un listado en el que, como destaca el diario económico, los países mediterráneos que habían sido los grandes perdedores de 2008 ocupan posiciones destacadas. Grecia es, de hecho, la mejor economía de la lista, seguida por Portugal. Por otro lado, el Bank of America Merrill Lynch posiciona a España como la locomotora de Europa, dado que la crisis energética no ha sido tan dura como en otros países y el crecimiento está siendo mejor de lo que esperaba.
Aunque los costes de la energía no hayan escalado tanto, la inflación ha cerrado el año con un alza del 8,4% y se mantendrá en el 4,9% en 2023
Aun así, sí existen cuestiones que podrían hacer que las cosas se tambaleasen. De hecho, este último análisis apunta que el menor efecto de la crisis energética ha llevado a que la economía avance «a través de un mejor poder adquisitivo del consumidor, aunque la recuperación sigue siendo superficial en general». Y, como recuerda en una columna el director de coyuntura de Funcas, Raymond Torres: «Estos resultados, si bien positivos, no están sin embargo traduciéndose hoy por hoy en una elevación paralela de las cotas de bienestar para la mayoría de las personas». A pesar de que España está en una posición destacada entre las economías europeas, la renta per cápita no ha mejorado frente a los registros previos a la pandemia.
A eso hay que sumar que, aunque los costes de la energía no hayan escalado tanto como en otros países europeos, otros bienes sí están más caros: la inflación ha cerrado el año con un alza del 8,4%, según el Banco de España, y se mantendrá en el 4,9% en 2023.
Este organismo sitúa la posibilidad de que se asiente una inflación persistente como una de las principales fuentes de una potencial inestabilidad económica, a la que suma las tensiones geopolíticas, el impacto que puedan tener las políticas monetarias más duras a nivel global o cómo la incertidumbre llevará a que los consumidores tomen otras decisiones de compra y de ahorro. A nivel más estatal, le preocupa el horizonte temporal de vigencia de las medidas puestas en marcha por el Gobierno para paliar la subida de precios o cómo evolucionará la actividad en los sectores comerciales clave para la economía española.
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