Siglo XXI

OFRECIDO POR
Banner

Economía circular: rentable para el planeta… y las empresas

La transición a la circularidad desde el modelo productivo lineal actual no solo es imperativo para el planeta: es la vía para desarrollar una industria sólida y con futuro.

Artículo

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
23
febrero
2023

Artículo

No aparece en las guías turísticas, pero uno de los lugares más famosos de Dinamarca es un parque industrial anodino de la pequeña ciudad costera de Kalundborg. El motivo de su popularidad está en su capacidad para transformar el modelo lineal de producción industrial en otro circular. Una refinería de petróleo comenzó a canalizar el exceso de combustible hacia un fabricante de paneles de yeso cercano y creó un ciclo virtuoso en el que los desechos de una empresa se convirtieron en la entrada de materia prima de la otra. Esto sucedía ya en 1972, cuando el término «economía circular» ni siquiera existía; se mencionaría por primera vez más de una década después, en el libro de Pearce y Turner Economía de los recursos naturales y del medio ambiente’.

Desde entonces ha llovido mucho y «economía circular» es un concepto cada vez más utilizado, tanto que, como sucede con las reiteraciones excesivas, corre el riesgo de desgastarse. Esto podría llevar a que una parte de la sociedad deje de creer en las verdaderas intenciones de empresas e instituciones e, incluso, vea inviable que lleven a cabo una transformación tan profunda como la que requiere abandonar el «tomar, fabricar, usar y desechar» históricamente intrincado en nuestro sistema productivo. Es, por tanto, fundamental que la industria, además de tomar medidas para una transición capaz de afrontar los retos de este siglo, crea en lo que hace. Justo como lo hizo aquella refinería danesa medio siglo atrás.

Hace tiempo que la circularidad dejó de ser, exclusivamente, la vía para contener la subida de la temperatura global y salvaguardar los recursos del planeta. De hecho, cada vez existen más señales que indican que esta transformación de los sistemas de producción y consumo es fundamental para la rentabilidad de las empresas.

Las empresas podrían generar hasta 4,18 billones de euros de euros añadidos de aquí a 2030 si adoptaran los principios de la economía circular

Un reciente estudio de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial junto a la Fundación Ellen MacArthur desmonta tópicos sobre la economía circular y la presenta como algo posible y realizable: «Plantea un enfoque completamente distinto que permite estimular el crecimiento económico y generar empleo sin comprometer al medio ambiente, posicionándose como piedra angular para una recuperación económica resiliente».

Por tanto, ya no se habla solo de un planeta sostenible, sino también de una economía más eficiente. Y los números reafirman esos argumentos. Las empresas podrían generar hasta 4,18 billones de euros de euros añadidos de aquí a 2030 si adoptaran los principios de la economía circular de manera más generalizada, según los cálculos de Accenture. En resumidas cuentas, los avances tecnológicos, los modelos de consumo cambiantes y la necesidad de abordar el cambio climático causado por las actividades económicas que desperdician demasiados recursos dejan sin argumentos a quienes dudan de que una transición hacia la circularidad no tiene contraparte alguna.

Nuevos diseños, nuevas estrategias

Este es un viaje que implica diseñar productos con la mínima generación de residuos y el mayor aprovechamiento posible de los materiales, mediante la reutilización, la reparación y el reciclaje.

La clave está ahora en generalizar –y normalizar– estas prácticas a nivel global, como recuerdan desde el Foro Económico Mundial. «Muchas compañías líderes en todo el mundo han aplicado con éxito modelos comerciales circulares y han aprovechado tecnologías disruptivas», indican, pero añaden que «sin embargo, estos esfuerzos generalmente se han centrado en iniciativas o programas a pequeña escala que pueden adaptarse a entornos comerciales habituales, lo que limita su impacto transformador y escalabilidad». La conclusión del organismo es clara: «Para alcanzar todo el potencial de valor de la economía circular, se debe hacer mucho más».

Para comprender el alcance de ese cambio y lo que se puede conseguir, existen ejemplos cercanos. La empresa cervecera española Damm ha conseguido que su planta de El Prat de Llobregat valorice más del 90% de los residuos que genera y ha obtenido el certificado Residuo Cero que otorga AENOR. «Ya lo hemos alcanzado en siete de nuestros centros, lo que reconoce el trabajo que desde Damm llevamos años realizando para mejorar la sostenibilidad en toda nuestra cadena de producción», afirma Juan Antonio López Abadía, director del Departamento de Optimización Energética y Medio Ambiente de Damm.

Damm ha conseguido que su planta de El Prat de Llobregat valorice más del 90% de los residuos que genera

En los últimos años, esta fábrica de El Prat de Llobregat se ha convertido en uno de los ejemplos más modernos del sur de Europa y en un referente como centro de producción sostenible (en 2020 certificó su huella hídrica y también cuenta con certificado de energía verde). Así, por ejemplo, la planta es autosuficiente en gas carbónico: recupera el dióxido de carbono de la fermentación para ser aprovechado.

La correcta gestión de sus residuos no es solo una cuestión de implicación medioambiental. Gracias a ella, Damm logra ser económicamente sostenible: ha logrado valorizar casi 26.000 toneladas de residuos durante el último año reintroduciéndolos en la cadena de valor, lo que ha generado un efecto positivo sobre la conservación de los recursos naturales y los ecosistemas y, al mismo tiempo, posibilita la optimización de recursos. Ocurre con la materia orgánica de las aguas residuales, que transforman en energía que se autoconsume en el propio proceso productivo. Además, el 100% de los envases de la empresa son reciclables y más del 50% de los envases de cerveza son retornables.

Es un claro ejemplo de que la circularidad supone un ahorro de emisiones y recursos para el planeta y, aplicada holísticamente, de costes para las empresas. Así lo resume el Foro Económico Mundial: «Los modelos circulares tienen el poder de transformar el mundo tal como lo conocemos, y de mejorar las cuentas de resultados de las empresas».

ARTÍCULOS RELACIONADOS

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME