Sociedad

Esto en mi época no pasaba

Las generaciones anteriores siempre parecen protestar frente a las evoluciones liberales, pero ¿es por una pérdida de protagonismo o es por los celos de pensar que ellos no han tenido las mismas oportunidades que los jóvenes de hoy en día?

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07
febrero
2023

La comparación entre generaciones es muy frecuente y, en muchos casos, casi inevitable. «Oh, esto en mi época lo hacíamos así», «la juventud de hoy en día no valora nada» o «ahora vosotros lo tenéis todo, pero cuando yo era joven teníamos que trabajar mucho» son algunas de las acusaciones generacionales que más reciben los jóvenes de forma habitual. Pero ¿es realmente cierto que su época era tan diferente? Y sobre todo, ¿por qué insisten en remarcar tales diferencias? 

Principalmente, por la nostalgia de tiempos pasados. El humorista catalán Joel Díaz decía hace unos meses en el programa de televisión Zona Franca que «no es que los 2000 fueran mejores, es que tú eras mejor: eras más guapo, más joven y tenías más ganas de vivir». Lo mismo pasa cuando las generaciones que vivieron su juventud en los ochenta o los setenta miran a los jóvenes de ahora: recuerdan esos momentos donde ellos también se sentían capaces de todo, con las ganas de descubrir el mundo que les rodeaba y con la euforia de sentir que estaban empezando lo que sería el resto de sus vidas sin la experiencia de saber lo que iba a salir bien o salir mal. Ver a los jóvenes hoy viviendo sus vidas con esta actitud tan propia de este momento vital es una constatación de la diferencia que existe entre ambos, de que ellos mismos ya no son jóvenes. Y en una sociedad que busca inmortalizar la juventud como un estado permanentemente deseable, esta revelación resulta profundamente dolorosa. De hecho, esta frustración tiene un nombre científico: se llama «midorexia» y se describe como la obsesión por la eterna juventud llegados a una cierta edad. 

No obstante, también estamos ante sociedades distintas, con nuevas preocupaciones. En efecto, esto en su tiempo no pasaba, y es que había muchas cosas que no existían. No solamente internet, sino todo el proceso de digitalización de la sociedad, así como la transversalización de algunas cuestiones o problemas sociales como el feminismo, el antirracismo o el cambio climático. La urgencia de estos retos transversales y la visibilización de lo que suponen para el conjunto social han dinamitado las agendas globales y han hecho que los jóvenes se movilicen con las nuevas herramientas digitales a su alcance. Si en las generaciones anteriores la lucha por las libertades individuales y colectivas era el centro de sus preocupaciones, así como conseguir mejores condiciones materiales que sus padres, ahora la juventud busca respuestas más globales, colectivas y transversales.

En una sociedad que busca inmortalizar la juventud como un estado permanentemente deseable, la revelación de no ser joven es profundamente dolorosa

Muchas veces se ha acusado a los jóvenes de ser una generación copo de nieve o snowflake como una burla hacia su supuesta alta sensibilidad con los problemas del mundo. Dentro de las muchas acusaciones bajo este término, se encuentra el hecho de pensar que esta generación ha estado consentida, sufre ansiedad por cualquier cosa y tiene profesiones aparentemente superficiales. Por ello, ante «esto en mi época no pasaba», una de las pocas respuestas que pueden ofrecer los jóvenes es «no, no pasaba: pasaban otras cosas». 

De hecho, los jóvenes de hoy, a diferencia de otras generaciones pasadas, son hijos e hijas de la democracia. Por ello, todo su marco conceptual de la sociedad se ha forjado bajo sus valores, límites y formas. Y si bien aún existen espacios reticentes al cambio, la sociedad como conjunto ha evolucionado hacia otros aires. Los jóvenes de hoy día han ido a la escuela en democracia, han podido asistir a protestas sin temer por sus vidas y han tenido el espacio social para defender sus prioridades y levantar sus voces. También han tenido un mejor acceso a la educación que la generación de sus padres (y, por qué no, más facilidades para poder vivir con una vida con más oportunidades y opciones vitales). 

Todo cambio requiere un tiempo de adaptación, y para las generaciones adultas es difícil comprender estas nuevas formas de articular la vida o las profesiones, ya sea porque no les gusta o porque les parece demasiado diferente de lo que ellos han tenido o con lo que han crecido. ¿Van a decir lo mismo de la juventud del futuro del jóvenes de ahora, o van a ser más comprensivos con su situación o condiciones? En otras palabras, ¿será esta crítica generacional un hecho normal entre generaciones o se trata de un resultado del cambio social de estos últimos años? 

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