¿El segundo mejor momento para la sostenibilidad?

Desde la publicación en 1987 del llamado Informe Brundtland para las Naciones Unidas, Nuestro futuro común: Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, existe cierto consenso respecto a qué entendemos por desarrollo sostenible. Podemos definirlo como «la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas». Me da la sensación de que, acabando ya este 2022, podemos convenir que la sostenibilidad sigue sin estar presente en nuestra sociedad.

Según el Stockholm Resilience Center, solo respecto al cambio climático, este año, como consecuencia de la actividad humana en las últimas siete décadas, se han sobrepasado cinco de los nueve límites planetarios. Por si no fuera suficiente, nuestro modelo energético aún sigue asociado al consumo de recursos fósiles y, por lo tanto, finitos (alrededor del 80% del total de la energía consumida en el mundo proviene de estos recursos, según el Banco Mundial). La falta de suministro, el incremento de los precios y los conflictos territoriales asociados al control de dichos recursos hacen urgente acelerar la transición hacia fuentes de energía renovables.

Mientras tanto, los gobiernos siguen hablando mucho y, aunque con fuertes dificultades, llegando a acuerdos como, por ejemplo, la Agenda 2030 o los Objetivos de Desarrollo sostenible (ODS). Otro ejemplo son los Acuerdos de París de diciembre de 2015 y los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), que tienen el objetivo de reducir el incremento global de la temperatura a 1,5ºC para el año 2050. 

Como consecuencia de la actividad humana en las últimas siete décadas, este año se han sobrepasado cinco de los nueve límites planetarios

Los individuos, por otro lado, cada vez estamos más informados y concienciados respecto a los cambios en nuestros hábitos de consumo. En este sentido, el informe Cambios de Comportamiento contra el Cambio Climático, realizado por la multinacional Ipsos y el Foro Económico Mundial en enero de 2020, destaca que un 69% de personas en 28 países (España es el octavo) están implementando cambios en sus comportamientos diarios respecto a consumo de agua, ahorro energético y reciclado de productos; no solo eso: existe una mayor concienciación para el consumo de productos de proximidad y de marcas respetuosas con el medio ambiente.

Donde el cambio se está produciendo más lentamente es en las empresas. Según el  informe Investing for a Sustainable Future, realizado por Boston Consulting Group junto al MIT Sloan Management Review y que consistió en más de 3.000 entrevistas a inversores y mánagers de un centenar de países, aunque un 90% de ejecutivos consideran la sostenibilidad importante, solo un 25% la han incorporado a sus modelos de negocio.

Este es el motivo por el que el cambio climático avanza mucho más rápidamente que nuestros esfuerzos como sociedad por adaptarnos rápidamente. Como decía Peter Drucker, «las empresas son los agentes de cambio de la sociedad»; el cambio en sus modelos de negocio, de este modo, será el acelerador de nuestros cambios como sociedad. 

Y es cierto, el mejor momento para que las empresas iniciaran de manera decidida su camino a la sostenibilidad ya pasó. Pero el segundo mejor momento empieza ahora. Es la oportunidad para que las empresas prioricen su transformación hacia la sostenibilidad, porque deben cumplir con las regulaciones y acuerdos, pero también porque no cambian las empresas, sino las personas de las mismas. 

Y las personas queremos cambiar para dejar un mundo mejor a las generaciones futuras. Esta llamada apela a todas las empresas de todos los sectores, territorios o tamaños: la sostenibilidad habla también de igualdad y equidad, de ética y responsabilidad, así como de justicia social. Tal como dice Peter Senge, «la empresa es la única institución que tiene una oportunidad de subsanar fundamentalmente las injusticias de este mundo».

Las empresas ya están acometiendo dos grandes transformaciones que, juntas, nos habilitan para afrontar los cambios hacia la sostenibilidad. Por un lado, la pandemia de la covid-19 ha acelerado la transformación digital de las organizaciones. A ello se suma que durante los últimos 20 años hemos aprendido a atravesar con agilidad el nivel de cambio exponencial en el que nos encontramos. Esa agilidad en las compañías ha generado una nueva cultura de trabajo más resiliente y adaptativa que permite a las empresas afrontar la incertidumbre y complejidad del momento con garantías.

La agilidad, la tecnología, la resiliencia y la capacidad de adaptación e innovación continua. Estos son los elementos clave para hacer evolucionar los modelos de negocio hacia la sostenibilidad. Este es nuestro segundo mejor momento. Aprovechémoslo.

Alfred Maeso Aztarain es ‘lead expert’ de Sostenibilidad en Netmind.