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«Debemos evitar que la sostenibilidad se convierta en algo elitista»

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Noemí del Val
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17
febrero
2022

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Noemí del Val

«La pandemia podría haber parado en seco el proyecto, pero a nosotras nos sirvió de impulso». A la economista Mónica Chao se le humedecen los ojos de emoción cuando recuerda los orígenes de Women Action Sustainability (WAS), la asociación de mujeres directivas unidas por el desarrollo sostenible de la que es presidenta. Tras dos años de actividad y más de 150 socias, nos reunimos con Chao, también directora de Sostenibilidad de Ikea, para analizar los principales retos a los que se enfrenta el ecosistema empresarial a la hora de transitar hacia un modelo económico y social más justo y sostenible.


En marzo se cumplen dos años desde que 23 mujeres os unisteis, en vísperas de que se declarase el estado de alarma, para crear la asociación Women Action Sustainability (WAS). ¿Qué papel ha desempeñado la entidad en este tiempo convulso? 

Women Action Sustainability nació con el objetivo de influir para que la sostenibilidad forme parte de las decisiones al más alto nivel, potenciando y contando para ello con el liderazgo femenino. En estos años hemos generado un espacio de encuentro y de conversación, una plataforma de conocimiento nuevo desde un enfoque integrador y diverso que permita a la gente entender qué es la sostenibilidad. Hacemos las cosas de forma sencilla, aterrizamos los documentos técnicos y los informes para que sean accesibles para todos, no solo para los expertos. Y es que uno de los motivos por los que surgió WAS fue que en sostenibilidad hay muchas palabras vacías, muchas personas haciendo grandes declaraciones que no encierran ningún contenido real detrás. A nosotras no nos gustan los «blablabla», así que pretendemos no generar ruido, sino aportar conocimiento para no despistar a la gente de la acción. 

¿De qué manera impulsar el liderazgo femenino puede contribuir a colocar la sostenibilidad en las mesas de decisión de las empresas?

A diferencia de lo que ocurre en otras áreas, como las tecnológicas, en sostenibilidad hay muchas mujeres en puestos de responsabilidad. En el informe Sostenibilidad en los Consejos y en la Alta Dirección que hicimos de la mano de PwC vimos cómo en los puestos de responsabilidad en sostenibilidad de las principales compañías españolas, cerca del 50% eran mujeres. Esto quiere decir que hay cierta igualdad en el sector. Así que, desde el rol que ocupamos en las empresas, tenemos la oportunidad de contribuir a colocar la sostenibilidad en el centro. Nos encontramos en un buen momento, porque los liderazgos se están transformados y aparecen nuevas maneras de liderar más inclusivas, empáticas y corales que se distancian de modelos anteriores más ligados al liderazgo masculino. Ahora vemos que hay una nueva manera de hacer las cosas y un mayor para valores antes denostados, como la escucha, y que ahora sabemos que aportan valor a las organizaciones. Además, está demostrado que la diversidad enriquece a las organizaciones y que las compañías con mayor diversidad tienen mejores resultados financieros y generan un mayor impacto en la sociedad. En este sentido, las mujeres podemos aportar mucho desde el conocimiento y la experiencia de muchos años en el campo de la sostenibilidad.

«Debemos evitar que la sostenibilidad se convierta en algo elitista»

Según Estudio sobre Sostenibilidad y Liderazgo de las Personas Directivas en España realizado por Eada Business School y la agencia Both People & Comms en 2021, solo el 30% de los directivos de empresas alcanza un nivel de madurez suficiente para ser considerados líderes sostenibles. ¿Qué crees que hace falta? 

Creo que los drivers que están impulsando la sostenibilidad en la alta dirección tienen que ver con el nuevo entorno regulatorio y con aspectos financieros, como los fondos europeos o el creciente interés en inversiones sostenibles. Pero tenemos que tener cuidado de no enfocar la sostenibilidad desde una perspectiva meramente financiera. Debemos preguntarnos si la sostenibilidad nos ayuda a identificar los propósitos y pensar en el largo y medio plazo de las organizaciones. Hay algo muy práctico: la formación. En la alta dirección hay un gran desconocimiento de lo que significan los criterios ESG (factores ambientales, sociales y de buen gobierno) y cómo estos se relacionan con la generación de valor de la compañía y con la gestión de los riesgos. Por eso, quienes trabajamos en sostenibilidad debemos dar los mensajes adecuados a las personas que toman las decisiones. También sucede a la inversa: las personas que preparan esa información deben formarse para emitir las métricas y los datos contrastados de manera que sean fáciles de entender. También creo que falta un poco de ambición: en un momento complejo como el actual, ser un líder sostenible requiere valentía. Y no me refiero a la osadía, que significa tomar una decisión sin tener el conocimiento y las herramientas, sino a ser una persona que sabe a dónde va y se equipa para ese reto. Los líderes sostenibles son aquellos que se acompañan de los mejores (y diversos) talentos y se preparan para afrontar los desafíos que vienen. 

Hablas de un fallo en la comunicación en la emisión de mensajes sobre sostenibilidad. ¿Dónde se localiza el problema?

Creo que el mayor desafío ha sido el de conectar los aspectos económicos con la sostenibilidad. Cuando yo estudiaba economía, la sostenibilidad comenzó como una cuestión económica, en cómo calcular los precios y cómo incluir la variable en el precio. Hoy el debate es el mismo: en función de cómo lo abordemos, la sostenibilidad puede ser un componente que agregue valor añadido al producto y que determine que el precio es mayor, o puede implicar un precio asequible para la mayoría. De nuevo, para que llegue a todos, quienes nos dedicamos a esto debemos dar soluciones sencillas y fáciles que permitan a las personas generar este cambio sostenible sin tener que pagar más y sin complicarse la vida. 

Parece que la sostenibilidad se presenta, hoy por hoy, como algo elitista.

No creo que sea elitista, creo que el problema es que, como cualquier innovación, al inicio hay que pagar un precio más alto, pero a medida que se avanza, este disminuye. La pregunta que debemos hacernos es: ¿dónde estamos ahora? Si miras la curva de innovación en sostenibilidad parece que estamos todavía arrancando, que llegamos solo a una minoría, pero ya deberíamos estar alcanzando a la mayoría de las personas, porque nos queda muy poco tiempo para la acción. Así que, si no evitamos que la sostenibilidad se convierta en algo elitista será imposible generar ese cambio social, económico y cultural. Por suerte, todas las normativas nos llevan hacia allí, la clave está ahora en si la velocidad es la adecuada. 

«Están apareciendo nuevos liderazgos más inclusivos, empáticos y corales»

¿Y los ciudadanos? ¿Cuál es su papel en esta transformación?

Creo que no deberíamos cargar la responsabilidad de la transformación sostenible en el ciudadano. Al final, somos nosotros, las empresas y las administraciones, los que tenemos los recursos, el conocimiento y la responsabilidad de ofrecerles soluciones sencillas. Luego está la responsabilidad de dar información y formación. Por un lado, la información que va desde cómo hablamos en nuestras acciones de comunicación hasta la información que incluimos en los etiquetados. Por otro, la formación (que empieza en el colegio pero que continúa también con, por ejemplo, con lo que nos llega de los medios de comunicación) para que los ciudadanos tengan la oportunidad de hacerse preguntas sobre sus elecciones de compra o sus actuaciones y tomar decisiones conscientes. Por eso en WAS tenemos una visión 360; sabemos que lo que está ocurriendo trae responsabilidades para todos. En estos momentos hay mucho ruido, pero solo cuando el ciudadano dispone de información –sobre lo que hacen las empresas, sobre lo que sucede en el planeta,  etc.– puede tomar decisiones libres y conscientes. 

Desde WAS, y también desde IKEA, donde eres directora de sostenibilidad, identificáis como clave de futuro la economía circular. ¿De qué manera apostar por este modelo puede contribuir no solo a la lucha climática, sino también a aspectos como la generación de empleo o el impulso de la innovación?

El paso de una economía lineal a una circular es imprescindible. Estábamos acostumbrados a pensar que los recursos eran infinitos y ahora sabemos que ese sistema es insostenible. Cuando hablamos de economía circular hablamos de transformar la economía: los sectores que se vuelvan circulares serán los que, al final, generen riqueza y empleo. Nos encontramos en el momento de las oportunidades que llegan de la innovación, de soluciones que permiten recuperar materias primas e introducirlas en los procesos, de tecnologías disruptivas o de nuevos modelos de servicios para los ciudadanos donde se mejora el valor de los productos. Hay que actuar ahora porque llegará un momento en el que la economía circular sea irremediablemente el nuevo paradigma. Y creo que acabaremos viendo el sistema lineal como vemos ahora la prehistoria. 

Sin embargo, ante esa transformación irrefrenable hay empresas, sobre todo las pequeñas y las medianas, que tienen mayores dificultades para interiorizar la economía circular en sus sistemas de producción, según un Estudio de la Cámara de Comercio. 

Muchas pequeñas empresas están abordando este desafío, pero hay otras que, si no lo están haciendo es porque quizá no tienen la información suficiente o porque ni siquiera se plantean que hay otra forma de hacer las cosas. En este sentido, la responsabilidad es, en mayor medida, de las administraciones y de las grandes empresas que deben apoyar a sus proveedores, a sus cadenas de suministro. A la pequeña empresa hay que acompañarla cuando no tiene el conocimiento, la tecnología o, sencillamente, no está preparada. Se trata de establecer alianzas, que son un win-win. El cambio que estamos experimentando no se puede vivir de forma individual, y una de esas alianzas es ayudar a las pequeñas empresas a que sean también motor de este cambio. El gran desafío de este modelo es no dar pasos atrás, que las nuevas maneras de hacer las cosas no impliquen pérdidas en derechos sociales o medioambientales. 

«La generosidad y el sentido del propósito son clave para crear alianzas»

En tiempos de crispación y polarización, la fundación de WAS, a la que se han unido mujeres de perfiles muy distintos, es un ejemplo de cómo es posible crear esas alianzas incluso en momentos convulsos. ¿Dónde crees que está la clave del consenso?

No sé cómo va a quedar esto sobre el papel, pero creo que hay una energía enorme que mueve el mundo que es actuar desde el corazón, que las personas actúen con generosidad, con humildad, con escucha… Y eso lo puedes hacer cuando no actúas desde el miedo o desde el ego, sino en un punto de encuentro. Quienes formamos parte de WAS hemos decidido dejar atrás aquello que nos impediría avanzar juntos y nos hemos dejado llevar por un gran sentido del propósito. Cuando te mueves con voluntad de sumar, de coger lo mejor de todos los talentos y de colaborar se crea el consenso. Así que considero que el éxito de la fundación ha tenido mucho que ver con la generosidad de las personas: es un proyecto donde hemos escuchado y trabajado conjuntamente. WAS no tiene que ver con una generación o con la política, sino con un cambio necesario en la sociedad al que todo el mundo puede aportar. 

¿Qué actuaciones podemos esperar de la fundación para este 2022?

Estamos cerrando aún el calendario de actividades, pero algunos de los temas clave en los que trabajaremos será en el de la presencia de la sostenibilidad en la alta dirección y los que tienen que ver con la diversidad. Lanzamos hace poco el Gender and Diversity Balance Accountability, un índice con cinco preguntas para que las organizaciones puedan ver si lo que están haciendo es diverso en todos los sentidos. Queremos que ahora sea una herramienta que la gente pueda utilizar antes de organizar una conferencia, un curso, crear un consejo o escribir un artículo. Además, vamos a reforzar la parte de mentorización para ayudar no solo a las personas de WAS a mejorar sus carreras, sino a toda esa gente que nos escribe y que es seguidora o amiga de WAS. ¿Qué nos gustaría? Ser de utilidad para la sociedad española en todo lo que está ocurriendo, ser una organización que aporte valor a sus miembros y también a su sociedad. Queremos poner las ideas que surgen de escuchar y compartir al servicio de la transformación sostenible.

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