Cómo formar un pensamiento crítico en tiempos de hiperdigitalización
Las nuevas generaciones, las primeras que afrontan la hiperdigitalización y las más concienciadas sobre la sostenibilidad, se encuentran frente al reto de encontrar la forma de filtrar y gestionar la inabarcable cantidad de información que inunda la red.
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El debate estuvo servido casi desde el mismo momento en que Internet irrumpió en nuestras vidas hace poco más de veinte años, facilitándonos el acceso a una cantidad infinita de información de manera casi inmediata: ¿cómo gestionar tal cantidad de información? Dos décadas después de que comenzara la digitalización masiva de la información seguimos sin saber cómo orientar la enseñanza, sobre todo en temas de rabiosa actualidad como la sostenibilidad y el cuidado medioambiental, y, lo que es todavía más importante, cómo gestionar el bombardeo indiscriminado de noticias y la hiperdigitalización.
Educación, sostenibilidad y digitalización son tres terrenos conectados que intentan vislumbrar un camino en común. Dada la creciente digitalización de la información, podría llegarse a concluir que el medio es el mensaje y que dominar las herramientas digitales será el único requisito a la hora de completar los ciclos educativos y sostener el consumo de medios. Nada más lejos de la realidad. La reiterada cuestión de que ‘no sólo hay que tener acceso a la información, sino saber qué hacer con ella’ es el argumento que no pocos académicos, educadores, y periodistas llevan años defendiendo. ¿Por qué es así? Pues porque, hoy en día, nuestra dependencia al mundo digital es innegable: de acuerdo con el informe Media Navigator 2021, realizado por la consultora Kantar, el 71% de los jóvenes españoles de entre 16 y 24 años se informa sobre la actualidad vía redes sociales; la mitad de ellos lo hace a través de la televisión; el 28% se informa por amigos y familiares, y sólo el 24% consulta los periódicos.
El 71% de los jóvenes españoles de entre 16 y 24 años se informa sobre la actualidad vía redes sociales
Ahora bien, al mismo tiempo que el mundo se digitaliza, el cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, el que trata sobre la educación de calidad, ha puesto el foco en el que parece ser uno de los grandes retos en materia de enseñanza en lo que va del siglo: la vuelta a las aulas tras la pandemia. Nunca antes en la historia tantos jóvenes en edad escolar habían estado fuera de los centros educativos: en abril de 2020, según datos de la ONU, 1.600 millones de alumnos fueron los que se vieron obligados a dejar las aulas y estudiar desde casa. En consecuencia, tampoco antes se había visto que la comunicación, la educación y la divulgación dependieran tanto de las bondades digitales. Y es precisamente este último punto el que ha marcado a esta nueva generación: ahora mismo, la divulgación (con contenidos de calidad o no) nace, crece, se reproduce, y muere en las redes sociales y las plataformas digitales.
Ahora bien, ¿cómo formar un pensamiento crítico que permita discernir la información de calidad en un mundo hiperdigitalizado? Ese es, precisamente, el gran reto que llevan planteándose los expertos en esta materia desde hace tiempo.
El mensaje ambientalista en la era del TikTok
Voces autorizadas como Carmen Pellicer, pedagoga, presidenta de la Fundación Trilema, y directora de Cuadernos de Pedagogía, sostienen que el intríngulis de este tema radica en una cuestión central: «los jóvenes consumen muchísima información en TikTok, pero no necesariamente generan conocimiento a raíz de ella». Una realidad que solo revela hasta qué punto los agentes tradicionales de socialización (la escuela, la familia) han perdido el control sobre el aprendizaje. En este sentido, Pellicer propone un viraje en la función de la escuela. Es decir, convertirla en un lugar para no banalizar la educación y donde se fomenten las habilidades críticas.
Otros expertos, como Arturo Larena, periodista, divulgador y director de EFE Verde, sostienen que el hecho de que los jóvenes se hayan divorciado de los medios tradicionales de información marca un antes y un después en la educación, sobre todo, en temas ambientales. Él mismo, hace unos años, ya defendía públicamente la necesidad de que en plataformas como TikTok o Instagram hubiese espacio para ‘influencers’ ambientalistas. «No sólo las aulas tienen que adaptarse a los nuevos tiempos para informar sobre la sostenibilidad, sino que también los medios debemos hacerlo, pese a que seamos muy conservadores en ese sentido», esgrime.
Berta Segura (Dmentes): «Estamos frente a una generación instalada en el ‘mírame’»
No es el único que lo ve bajo esta perspectiva. «Estamos frente a una generación instalada en el ‘mírame’», evidencia Berta Segura, directora de Dmentes, experta en marketing y para quien las redes sociales son los nuevos medios creadores del mensaje ambientalista. A través de canciones, vídeos, bailes e, incluso, tirando del humor y la escenificación, los chicos y chicas de la tercera década del siglo XXI crean sus propios códigos para ejercer su activismo. ¿Significa eso que, hoy en día, un meme o un vídeo viral pueden sustituir a un informe o a un reportaje en profundidad a la hora de comprender las dimensiones del calentamiento global? Desde luego, no para Pellicer, que sitúa la diferencia, no sólo en la ingente cantidad de información sin verificar que se genera en las redes, sino en la superficialidad de ellas y el hecho de que este contenido sustituya a la información de calidad.
Sin embargo, no todo es blanco o negro en esta reflexión. Recuperando los argumentos de Larena, cabe destacar la figura de los green influencers, es decir, influencers que crean contenido centrado en la concienciación ambiental. En esencia, la base de esta opinión es que vía TikTok, Instagram y otras redes, los jóvenes también pueden divulgar mensajes y contenidos serios respecto a temas de urgente actualidad como el reciclaje o la reutilización de ropa y tejidos para combatir el impacto medioambiental que genera la industria textil. Datos que refrendan esta posición son los que arroja el informe Green Response Report, elaborado por Essity. Según este estudio, el 73% de los españoles reciclan más que antes de la pandemia. Un crecimiento que viene unido al hecho de que el mensaje ambientalista jamás había gozado de tanta difusión como a raíz de que el coronavirus nos forzara al confinamiento y nos viésemos obligados a depender cada vez más de las redes sociales para comunicarnos y para continuar con la divulgación medioambiental.
Inmersos en un mundo que cambia a un ritmo mucho mayor del que, como sociedad, podemos comprender, las nuevas tecnologías ya sólo son nuevas para aquellos nacidos en la era predigital. Para los chicos y chicas de hoy, la digitalización es una realidad donde todo nace y se difunde. Con ello, dotar a los jóvenes de las herramientas necesarias para diferenciar medio y mensaje se anticipa como un aspecto clave de cara al desarrollo futuro en cuestiones tan relevantes como la sostenibilidad o el cambio climático.
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