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Ropa digital para cuidar del mundo físico

La ropa digitalizada representa toda una revolución en el sector textil que permite ahorrar costes, acortar los plazos de desarrollo y producción y reducir el impacto medioambiental en una industria que lo necesita para cumplir con sus objetivos de emisiones cero.

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Yvonne Redin
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10
marzo
2022

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Yvonne Redin

A finales de los años sesenta Stanley Kubrick dirigió el rodaje de 2001: Una odisea del espacio. La película, estrenada en 1968, fue ganando popularidad con el paso del tiempo ya que, aunque recibió una crítica aceptable, se la consideró demasiado vanguardista para la época. En ese imaginario futurista, uno de los objetos que representaba aquella tecnología tan impensable era un reloj digital de pulsera. La fascinación del público por aquel prototipo fue tan grande que el fabricante, Hamilton Watch Company, se vio obligado a producirlo en masa un par de años después. Además de cambiar el formato, la reducida pantalla led mostraba de un vistazo la hora sin tener que interpretar las agujas permitiendo al usuario ahorrar tiempo leyendo la hora, un ejemplo (a pequeña escala) de lo que supondría posteriormente la transformación digital a nivel mundial.

En la actualidad, con la aparición de internet, la mejora de las conexiones y la llegada de las redes sociales, el paradigma comunicativo ha cambiado sustancialmente. Atrás quedan las primeras incursiones en las que uno podía prácticamente encender el ordenador y ponerse a realizar otra actividad durante más de cinco minutos mientras se cargaba la configuración. No solo exigimos inmediatez, sino que la experiencia de usuario y la interacción es continua. Y es, precisamente, ese estímulo visual ininterrumpido el que provoca un consumo mayor del necesario. Incluso en Suecia ha surgido un movimiento denominado köpskam que promueve la compra responsable de ropa y trata de concienciar sobre la huella medioambiental que produce el sector.

Encontrar el equilibrio entre producción y sostenibilidad es la única manera de alcanzar el objetivo de carbono cero

Precisamente contra el reloj, el planeta libra una batalla en su lucha por revertir los efectos del cambio climático. Una derrota implicaría un fracaso con consecuencias irreparables que nadie quiere contemplar. Por esa razón, encontrar el equilibrio entre producción y sostenibilidad es la única manera de alcanzar el objetivo de carbono cero: un compromiso global y necesario con el que las compañías pretenden eliminar la emisión de gases de efecto invernadero en el año 2050. Y es que la industria textil ocupa, tras el sector petrolero, el segundo lugar en la lista de las más contaminantes. Productos derivados de este combustible fósil como la gasolina, el polietileno o los fertilizantes, entre otros, son responsables del 31% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según un informe de la agencia Thomson Reuters. Después de ellos, el confeccionamiento de prendas de vestir y su consumo desmedido suponen un reto mundial.

Por ponerlo en perspectiva, un estudio de la Fundación Ellen McArthur, institución enfocada a acelerar la transición a una economía circular, indica que, con la fabricación de un solo pantalón vaquero, se emiten a la atmósfera 13 kilos de dióxido de carbono y son necesarios unos 2.000 litros de agua y otros diez litros de productos químicos y tintes. Y eso únicamente durante el proceso de producción, al que se le podría añadir el consumo de agua cada vez que se lavan o la energía de la propia lavadora y la plancha.

Gemelos digitales, la información digital al servicio de la previsión en el mundo real

Una de las tecnologías digitales más utilizadas por las empresas son los gemelos digitales, que replican virtualmente un objeto o proceso que ya existe o existirá en el mundo real. Con esta representación, se pueden crear simulaciones para recopilar información y predecir su funcionamiento. El modelo permite así realizar mejoras, predecir lo que va a suceder y adelantarse a posibles errores para, en definitiva, ahorrar costes y tiempo y reducir el impacto climático. En esa carrera global por la sostenibilidad, el Grupo El Corte Inglés ha lanzado su primera colección de moda en tres dimensiones. En ella, el proceso tradicional desaparece para dar paso a una digitalización completa en la que se acortan notablemente los plazos.

Los gemelos digitales replican virtualmente un objeto que ya existe o existirá en el mundo real

En el desarrollo del programa piloto, inédito hasta la fecha en la cadena, se ha formado un equipo a medida que se encargará del diseño de una línea de producto exclusiva en sus tres sectores principales de moda: hombre, mujer e infantil. Las colecciones de primavera/verano abrirán el telón de este nuevo paradigma textil con una recreación que muestra con todo detalle el patronaje y es capaz de capturar las propiedades visuales de las telas (color, estructura, reflectancia y transparencia).

Los equipos de diseño se encargarán de crear esas texturas de tejidos digitalizados en 3D, que estarán registrados y almacenados en un muestrario digital, clave para el desarrollo de futuras colecciones. El abanico de posibilidades que abre esta librería digital es inmenso. Con esta tecnología, se podría seguir perfeccionando el proceso mediante la creación de un metaverso relacionado con instalaciones como un estudio fotográfico virtual, escaparates o estilismos también virtuales e, incluso, un escenario de realidad virtual y aumentada.

En esta andadura, hasta el usuario abandona su papel tradicional como consumidor al implicarse desde el principio en el producto final. Una suerte de metaverso textil en el que el público decidirá si el producto ve la luz o no. La validación, así, se simplifica, ya que la última palabra la tiene el comprador. Y es que la colección en 3D «fomentará el diseño colaborativo y una fidelización bidireccional, al poder contar con la opinión del cliente en el proceso creativo, antes de que la colección se fabrique», señalan desde el grupo empresarial.

De esta manera, las redes sociales adquieren un rol fundamental para recabar y analizar ese feedback. Gracias a ellas, se podrá medir el grado de aceptación de una prenda en base a distintos parámetros y realizar las modificaciones necesarias para aumentar sus posibilidades de éxito. Con los resultados de la consulta en la mano se ajustará y, por tanto, se optimizará la producción.

Con este trabajo colaborativo entre los distintos departamentos se digitalizan los procesos de validación, aprobación y compra, lo que dispara la rentabilidad y apuntala la sostenibilidad a lo largo de toda la cadena de producción. Un concepto de industrialización más moderno y comprometido con el medio ambiente y, desde luego, indispensable para la salud de un planeta que no puede esperar más.

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