Economía

Hacer que la rentabilidad sea sostenible (y la sostenibilidad rentable)

El mundo de los negocios ha cambiado indefectiblemente, y las empresas que quieran seguir operando tendrán que acostumbrarse a la idea de trabajar no sólo para sus accionistas, sino también para los empleados, sus comunidades y el planeta.

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21
diciembre
2021

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Durante los últimos 18 meses, el mundo empresarial ha estado tan centrado en la covid-19 que ha dejado de prestar atención a la responsabilidad social corporativa (RSC), pero todas las empresas deberían tener en cuenta esto y no perderlo de vista: las organizaciones que prosperarán en el mundo pospandémico serán las que pongan el elemento social de la sostenibilidad en el centro de sus estrategias empresariales. Antes de la pandemia, muchas empresas podían conformarse con un enfoque tradicional en lo referente a la RSC y a la forma de involucrar y gestionar a su personal. Presentaban bonitos informes y decían cosas inteligentes sobre lo que significaba ser una empresa socialmente responsable. Exhibían carteles que proclamaban visiones y valores ambiciosos, aunque en realidad no los vivían a diario. Ahora se enfrentan al reto de asegurar la relevancia continua de la Responsabilidad Social Corporativa en un mundo completamente diferente.

¿Qué quiero decir con esto? El mundo de los negocios ha cambiado indefectiblemente y las empresas que quieran seguir operando en los próximos 10 ó 20 años tendrán que ser conscientes de que, para crear valor a largo plazo, tendrán que alinear sus objetivos con los de las comunidades a las que pertenecen. Tendrán que acostumbrarse a la idea de trabajar no sólo para sus accionistas, sino también para los empleados, para sus comunidades y para el planeta. Los días en que se perseguía el beneficio a corto plazo, a expensas del valor que se podía generar a largo plazo, cada vez son más cosa del pasado.  

Ser sostenible también significa liderar con agilidad y con mentalidad de crecimiento

La cuestión es que la responsabilidad social no tiene por qué limitarse a cumplir con las normas o con la legislación vigente. Trabajar para hacer frente a los mayores riesgos de la humanidad, especialmente la desigualdad, ofrece verdaderas oportunidades de negocio a aquellas empresas inteligentes que tienen la vista puesta en el futuro. Y las organizaciones que van a destacar en la próxima década serán las que vean las oportunidades de mercado en la responsabilidad social y desarrollen modelos de negocio, productos y servicios que incorporen elementos sociales y prácticas sostenibles. En septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, que hablan directamente de nuestra responsabilidad de innovar con propósito con el fin de crear un mundo sin pobreza, un planeta más sano y una sociedad justa y pacífica para 2030. Nosotros defendemos este propósito primordial más allá del éxito económico.

Ayudar a los países, a las organizaciones del sector público y del privado y a los ciudadanos de a pie a controlar el riesgo, a alcanzar el cumplimiento normativo, a utilizar los recursos de forma eficiente, a medir y reducir las emisiones y a innovar en nuevos modelos de negocio para prosperar en la economía digital y de la experiencia debería ser un propósito de todos. La tecnología ayuda a erradicar la esclavitud de las cadenas de suministro, a impulsar una economía circular, de bajas emisiones de carbono y cero residuos, a eliminar la desigualdad y a educar a personas que nunca tuvieron la oportunidad de entrar en un aula.

Hemos aprendido, sin embargo, que las contribuciones significativas a los ODS requieren de conexiones tangibles entre una actividad o herramienta y el impacto social, medioambiental y económico previsto. Debe haber un vínculo material entre las actividades operativas de la organización y el impacto que podemos tener como empresa. Si no es así, la historia se vuelve arbitraria.

La tecnología es el cemento que mantiene todo unido y nos permite tomar decisiones más inteligentes que apoyan un futuro sostenible

¿Y cómo se establecen estos vínculos? Para empezar, hay que comprometerse activamente con cuestiones como la educación y la capacitación de los propios empleados y de los jóvenes. Hay que encontrar formas de promover y aumentar la diversidad en las propias plantillas y garantizar que todos los empleados tienen acceso a las mismas oportunidades de desarrollo, porque las empresas de éxito reflejan mejor la diversidad de la sociedad y de los clientes a los que sirven. Es importante desarrollar programas de formación acelerada para empleados en diversas etapas de su carrera y en todas las partes del mundo, pero más todavía en áreas en las que es más difícil acceder a la educación y, por tanto, encontrar talento formado. Igualmente, es esencial poner en marcha iniciativas que impulsen el liderazgo femenino o las competencias digitales en mujeres, sobre todo en aquellas que se encuentren en riesgo de exclusión, para mejorar su empleabilidad.

Ser sostenible también significa liderar con agilidad y con mentalidad de crecimiento. La continuidad de un negocio puede depender de su capacidad para reciclar y mejorar las competencias de su personal para la era digital, pero es más importante que nunca incluir en esa mejora habilidades humanas como la empatía, la flexibilidad y la gestión del estrés. En pocas palabras, cuanto más se centre una empresa en su gente y en sus responsabilidades sociales, más éxito tendrá. 

Creo que no hace falta decir que las compañías más resilientes hoy en día son las que están adoptando la tecnología para transformar sus procesos empresariales. Si algo nos ha demostrado la covid-19 es la urgente necesidad de que todas las organizaciones del mundo se conviertan en empresas inteligentes lo antes posible. La tecnología es el cemento que mantiene todo unido y nos permite tomar decisiones más inteligentes que apoyan un futuro sostenible, manteniendo a la sociedad en el corazón.

Nuestra visión del futuro es clara: las empresas inteligentes, conectadas entre sí, reinventarán el funcionamiento de los negocios. Se crearán redes empresariales que defenderán la diversidad, la inclusión y los derechos humanos, que analizarán la huella de carbono para que pueda llegar a ser verdaderamente neutra. Juntos podemos reinventar el funcionamiento de las industrias conectando las empresas inteligentes en una red empresarial que abarque todo el sector… para lograr un gran objetivo: que la rentabilidad sea sostenible y la sostenibilidad rentable.


Claudio Muruzábal es presidente de SAP para el sur de Europa, Oriente Medio y África.

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