La copa sin tabúes

Aunque existe desde los años 30, no ha sido hasta hace pocos años que el uso de la copa menstrual empezó a extenderse. Y, personalmente, llevaba unos 3 años queriendo compartir este descubrimiento con mi entorno, aunque antes necesitaba experimentarla por mí misma. Ahora sí que puedo afirmar que la prueba ha sido satisfactoria… y ojalá la hubiera conocido a los 20 años. Porque se calcula que una mujer, de media, convive con su periodo durante 38 años, lo que deriva en 310.800 kg de residuos.

Otro cálculo rápido de gastos en material de higiene personal femenina–compresas y tampones– dice que cada mujer gasta una media de 120€ anuales en este tipo de producto. Es decir, unos 4.560€ antes de llegar a la menopausia. Considerando el precio de una copa menstrual –que se encuentra entre los 10-25 euros– y su duración –hasta 12 años–, es una información digna de difundir masivamente: hay alternativa sostenible.

Las ventajas de la copa menstrual. Ilustración: GlupCup©

Sin embargo, hay muchos mitos circulando sobre la copa menstrual, su uso y su eficacia. Como aquí la hemos probado, podemos contaros lo que es cierto y lo que no lo es tanto:

Ni dolor, ni molestias

No deberías sentir dolor al introducir la copa menstrual… siempre y cuando lo esté haciendo de la manera correcta. Y eso no es más que cuestión de práctica y paciencia. Cada cuerpo es único y cada una encuentra la mejor manera de amoldarse. Eso sí, una vez que se pilla el truco del doblado, la cosa va sola.

La higiene es lo primero

Con una buena higiene –y siempre que la copa menstrual sea 100% de silicona médica hipoalergénica– no solo se evitan infecciones como las que pueden producir otros métodos, sino que también se puede mantener el pH correcto. La copa puede utilizarse durante 12 horas seguidas, aunque siempre es recomendable vaciarla cada 6 horas –algo que dependerá del flujo de cada una–.

Las de GlupCup, por ejemplo, son de silicona médica hipoalergénica y se pueden pedir junto con el esterilizador plegable del mismo material. Un complemento indispensable y súper práctico a la hora de higienizarla. Pero lo más importante es el mensaje que lanzan: luchan por una menstruación digna y saludable. Su forma de conseguirlo es donando, por cada copa menstrual vendida, una a una mujer sin recursos.

¿Cambiarlas es un lío si estás en un baño público?

En realidad, todo se supera con práctica. Lo más importante es dominar el uso del agua y el papel. En cualquier caso, nadie va a tener que asistir a una película gore, os lo aseguro.

Quizá haya que estar mentalizada con un estilo de vida que nos permita dejar atrás estas pequeñas incomodidades. O quizá las costumbres y tabúes tengan que ir cambiado, dejando vía libre a la normalización de algo que es parte de nuestras vidas, nos guste o no. ¿Te unes al cambio?