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Vuelta a la rutina… sobre ruedas

Nacido a principios del 2000 de la preocupación de un futuro abuelo francés por la falta de espacio de su hijo, el carrito ultracompacto YOYO no ha dejado de evolucionar e innovar hasta llegar hoy a un cochecito con carácter progresivo, útil desde el nacimiento hasta los seis años.

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28
septiembre
2023

Las vacaciones estivales ya quedaron atrás, y quienes somos padres solemos sentir algo de alivio a la hora de recuperar esas rutinas que estructuran nuestros días y les da a los más pequeños la seguridad que ellos –y también nosotros– necesitan.

Pero el efecto «vuelta al cole», al igual que su ilusión, dura lo que dura una piruleta en las manos de nuestros hijos. Antes de que nos demos cuenta, ya estamos con la cabeza proyectada en la próxima escapada.

Quienes hemos padecido la traumática experiencia del «carrito mamotreto» subiendo y bajando escalones de bus, escaleras de metro o exiguos maleteros solo podemos envidiar que un invento como el YOYO2 de BABYZEN no haya llegado antes a nuestras manos.

Nacido a principios del 2000 de la preocupación de un futuro abuelo francés por la falta de espacio de su hijo, el carrito ultracompacto YOYO no ha dejado de evolucionar e innovar hasta llegar hoy a un cochecito con carácter progresivo, útil desde el nacimiento hasta los seis años. El carrito, con tan solo 6,2 kilos de peso, se puede llevar al hombro como un maletín, amarrado en una bici de carga o guardado en un avión como equipaje de cabina: lo más parecido a un mejor –y omnipresente– amigo durante los primeros años de su infancia.

El carrito, con tan solo 6,2 kilos de peso, se puede llevar al hombro como un maletín, amarrado en una bici de carga o guardado en un avión como equipaje de cabina

No solo eso: el mito que lo rodea, cuyos cantos afirman que es capaz de plegarse y desplegarse con el uso de una sola mano, también es cierto.

Seduce también la alta calidad del más grande de los pequeños carritos, que al estar ensamblado con tornillos es fácil de desmontar, reparar o reciclar. Otra novedad interesante para los futuros padres gemelares es su versatilidad: en un clic, YOYO se puede transformar en un cochecito doble sin necesidad de cambiar el tuyo por un gemelar.

Más allá de la primera infancia, de rutina y acompañamiento al desarrollo infantil nos habla Stokke, la casa escandinava especializada en puericultura y conocida hoy en día a nivel mundial por su respuesta a la obsolescencia con su apuesta por lo duradero, tanto en relación con sus materiales como con su diseño atemporal.

La posición de su CEO, Jacob Kragh, es clara: «Al fortalecer la relación entre los niños y sus padres podemos empoderar a la actual generación, pero también a las futuras». Desde Stokke lo hacen antes que nada dando ejemplo a nivel interno, manteniendo una paridad intachable y unas condiciones laborales ejemplares y ofreciendo una necesaria formación en los principios del desarrollo infantil a sus empleados. El material usado en sus gamas es, principalmente, la madera certificada, si bien cada día se añaden a la gama más artículos en los que el plástico usado en algunos casos es sustituido por PET/plástico reciclado.

Un claro ejemplo de su durabilidad es la icónica trona evolutiva Tripp Trapp, que cumple ya cincuenta años sin una sola arruga. «El desarrollo en la primera infancia es una de las etapas más importantes en la vida de un niño, y creemos que tenemos un importante papel que desempeñar en el modo en que las familias se reúnen a la hora de comer», explica Kragh, que recalca el enorme valor que supone compartir en esos momentos una charla y un cariño común de forma inclusiva.

Se trata de una silla cuya evolución, además, permite acompañarnos toda la vida, desde nuestro gateo hasta nuestro renqueo más anciano, algo poco común en nuestra sociedad de consumo habitual; si la cambias, en definitiva, es porque quieres.

Este año, y por primera vez desde el lanzamiento de su línea infantil en 1972, Stokke colabora para crear una colección especial para rendir homenaje a una silueta que reúne a todas las generaciones en torno a la nostalgia del momento familiar y la ilusión. Con la colección Disney, celebran al icónico Mickey Mouse al estampar a la ratita más simpática de la historia en los textiles del día a día. Que no pare la magia.

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