Internacional
¿Quién es Annalena Baerbock, la ecologista que podría sustituir a Merkel?
En la carrera por la cancillería alemana que se disputará el próximo septiembre, el nombre de Annalena Baerbock resuena con fuerza. Según las encuestas, la candidata por Alianza 90/Los Verdes aspira a devolver a la formación verde al poder. Pero ¿quién es (y qué promete) Baerbock?
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Recoger el testigo de Ángela Merkel es complicado. Más aún, hacerlo en un año en el que frenar la pandemia y acelerar las campañas de vacunación siguen siendo las principales preocupaciones de los Gobiernos de todo el mundo. Pero lo cierto es que la mujer más poderosa de Europa –así la bautizó la revista Forbes– se jubila y, si todo va según lo previsto, se despedirá de la política después las elecciones generales que se celebrarán el próximo 26 de septiembre y a las que, por primera vez en 16 años, no concurrirá.
Para eso todavía quedan cinco meses, pero los principales partidos políticos de Alemania no han perdido el tiempo y ya han presentado a los candidatos para sustituir a la actual canciller democristiana. Aunque ese proceso les haya llevado más de un disgusto, como ha sucedido en la unión conservadora alemana CDU-CSU, que llevaba meses inmersa en una lucha interna para decidir quién sería el candidato. Finalmente, hace unas semanas, escogieron: Armin Laschet, actual presidente de Renania del Norte-Westfalia, será el candidato del bloque conservador. Pero no es su nombre el que más resuena de cara a los comicios, sino el de la ecologista Annalena Baerbock, candidata por Alianza 90/Los Verdes.
Según las encuestas, la formación ecologista será clave en las próximas elecciones
Según las primeras encuestas de intención de voto, el que es el partido ecologista más grande de Europa podría llegar a convertirse en la primera fuerza política del país. En parte, gracias a la popularidad que arrastra su candidata. Basta solo con fijarse en cómo el primer sondeo otorgaba a la formación de izquierda liberal el 21%-22% de apoyos, en comparación con el 8,9% que recibieron en las pasadas elecciones.
El segundo sondeo, en cambio, elaborado por Kantar y publicado por el tabloide Bild am Sonntag una semana después –cuando ya se conocía que sería Baerbock la que encabezaría la lista– situaba a los Verdes como principal fuerza política, con una intención de voto del 28%, por encima de los dos partidos conservadores que forman actualmente el Gobierno de coalición CDU/CSU (21%), el SPD (cerca del 13%), el Partido Democrático Libre (FDP), con un 12%; La Izquierda, con un 7%, y los ultranacionalistas de la Alternativa para Alemania (AfD), con un 11%. Ante estos datos la pregunta es obligada: ¿quién es Annalena Baerbock?
Nacida en una granja cerca de Hannover, en el noroeste del país, Baerbock es jurista especializada en Derecho Internacional. En su juventud fue gimnasta de trampolín, un deporte que la llevó a conseguir tres medallas de bronce en campeonatos nacionales y que, según ha explicado ella misma, comparte con la política un requisito: la valentía. El primer salto al ámbito político lo dio en 2005, cuando se afilió a Alianza 90/Los Verdes. Más tarde, en 2013, se convirtió en diputada en el Bundestag (la Cámara Baja del Parlamento), cargo que ostenta actualmente.
No obstante, fue prácticamente una desconocida hasta que en 2018 fue elegida como copresidenta de los Verdes. Ahora, a sus 40 años, Baerbock es la única mujer candidata a la cancillería y la más joven de la historia en presentarse. Una juventud que se traduce en una limitada experiencia en la arena política. Sobre todo si se compara con sus competidores en la carrera por el Gobierno de Alemania: Armin Laschet (sesenta años) es el ahora ministro presidente de Renania del Norte-Westfalia por CDU/CSU, y Olaf Scholz (62 años), candidato del partido socialdemócrata (SPD), es el actual vicecanciller y ministro de Finanzas.
Hay quien apunta, sin embargo, que su inexperiencia es precisamente uno de los factores detrás de su éxito: después de más de una década y media de mandato conservador, Baerbock se antoja como un soplo de aire fresco. «Es cierto que nunca he sido canciller ni ministra, pero me presento en nombre de la renovación. Son otros los que representan el status quo. Creo que este país necesita un nuevo comienzo», anunciaba en su discurso de aceptación a la candidatura.
A su juventud, los medios de comunicación nacionales achacan otras virtudes que suplen su escasa experiencia política. Dicen que es una persona segura de sí misma, ambiciosa, con buenos dotes de negociación y pragmática. Precisamente, el pragmatismo es lo que intenta reflejar en su programa político vertebrado en cuatro grandes bloques: ecología, asuntos sociales, democracia y Europa. En todos ellos, la lucha contra el cambio climático y la protección del medioambiente aparecen de manera transversal, ya que se tratan de puntos nucleares del partido desde sus inicios más radicales en los noventa.
Acelerar el fin del carbón y aumentar el precio del CO2 son algunas de sus propuestas estrellas
En esta línea, una de las principales propuestas que se recoge en el programa de los Verdes es la de incrementar la reducción los gases de efecto invernadero del 55% actual al 70% para 2030. Para lograrlo, prometen acelerar la transición energética de un país con todavía una alta dependencia al carbón que, según datos de Global Carbon Project, se encuentra en la actualidad entre los diez estados del mundo que más CO2 emiten. Potenciar masivamente las energías renovables y la movilidad sostenible a través de una reforma integral de impuestos y tarifas es una de las medidas que prometen los Verdes para poner fin a los combustibles fósiles.
«Queremos alinear nuestra economía con los objetivos de neutralidad climática y establecer una economía circular. Queremos aunar la salida económica a la crisis del coronavirus y la modernización ecológica», señala Baerbock en su programa. De ahí que otra de las iniciativas estrellas en el ámbito climático sea la de la reforzar el sistema de compensación fiscal de las emisiones de CO2. En este aspecto, cabe recordar que, a finales de 2019, los dirigentes del CDU/CSU y del SPD lanzaron un plan de 54.000 millones de euros para proteger el clima que recogía como punto principal el poner precio a las emisiones de dióxido de carbono en el transporte y en los edificios mediante la compra de certificados de emisiones. La idea es que, este 2021, el precio inicial por tonelada emitida sea de 25 euros, aumentando hasta 30 en 2022 y alcanzando los 55 euros en 2025. Ante esta propuesta, que los Verdes consideran insuficiente, el partido de Baerbock propone aumentarlo hasta los 60 euros de 2023 a 2025 y, a partir de ahí, seguir subiendo. Todo, aseguran, «para crear una prosperidad respetuosa con el medioambiente».
Ver o no estas propuestas materializarse –o, al menos presentarse formalmente– dependerá de si la formación ecologista logra mantener los datos que auguran las encuestas y conseguir un hueco en el Gobierno. Lo que parece seguro es que los Verdes serán decisivos en el nuevo panorama político alemán que pone fin a la era Merkel.
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