Siglo XXI

El ruido: nuestro enemigo más (o menos) silencioso

La contaminación acústica no sólo merma la concentración y reduce el rendimiento al interferir en nuestras actividades diarias sino que puede ser un factor desencadenante de alteraciones de la audición, así como de trastornos psicológicos y enfermedades cardiovasculares.

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28
abril
2021

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El 28 de abril celebramos el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, una jornada cuyo nombre delata algo que muchas veces no tenemos en cuenta y es que el ruido, por muy molesto que sea, pasa silenciosamente por nuestro día a día: muchas veces no somos conscientes de él, ni de su intensidad (a la que nos hemos acostumbrado), ni de su impacto en nuestro bienestar y nuestra salud. Todo ello a pesar de que, según la Organización Mundial de Salud, España es, después de Japón, el segundo país más ruidoso del mundo.

¿Cómo hemos llegado a este desafortunado podio? ¿Qué tenemos que hacer para bajar de él? Quizás ha llegado el momento de hacernos todas estas preguntas, especialmente después de todos estos meses confinados en nuestras casas, obligados a sortear todo tipo de molestias y distracciones para compatibilizar nuestra vida personal y profesional entre las mismas cuatro paredes. Porque no se trata de un problema al que debamos resignarnos –no cuando paseamos por la calle y, desde luego, no cuando estamos intentando descansar en nuestras casas–. Se le puede dar la vuelta, pero requiere un compromiso serio por parte del sector de la construcción, las comunidades de propietarios, y también de la Administración, que se encuentra ante una oportunidad única de generar el cambio gracias a los 6.330 millones de euros provenientes de los fondos de recuperación dedicados a la rehabilitación de los edificios para mejorar las condiciones de vida y reducir el estrés provocado por la contaminación acústica.

Para entender por qué estamos en esta situación hay que tener en cuenta que nueve de cada diez edificios en nuestro país fueron construidos antes del Documento Básico de Protección frente al Ruido del Código Técnico de la Edificación, y siete de cada diez cuando no existía normativa alguna de aislamiento acústico. Cuando se ha hecho un esfuerzo por aislar mejor los edificios, la mayoría de las veces se ha pensado más en cómo protegernos del calor o del frío, obviando que el ruido es una molestia importante que, si no se tiene en cuenta en el momento de construir o realizar la rehabilitación integral de un edificio, es muy difícil de corregir posteriormente. Sin embargo, hacer frente a él es tan fácil como valorar qué materiales son más eficaces. Por ejemplo, las lanas minerales de vidrio y de roca son la solución que ofrece el mayor equilibrio a la hora de aislar contra el frío y el calor, el fuego y… el ruido.

El ruido exterior es un problema para el 17% de los hogares en España

Muchas veces nos perjudica nuestra propia percepción del problema. Pensamos que con mejorar las ventanas nos protegeremos mejor frente al ruido, olvidándonos de que la contaminación no sólo viene de fuera, sino que –como muchos habrán descubierto estos últimos doces meses– también penetra a través de las paredes de nuestras casas, haciéndonos partícipes involuntarios de las actividades de nuestros vecinos.

¿Y qué impacto tienen estas deficiencias en nuestras vidas? La contaminación acústica no sólo merma la concentración y reduce el rendimiento al interferir en nuestras actividades diarias, sino que, según la OMS, puede ser un factor desencadenante de alteraciones de la audición, así como de trastornos psicológicos y enfermedades cardiovasculares. Por su parte, un estudio publicado por el Journal of American College of Cardiology establece que la contaminación acústica altera el cuerpo a nivel celular, contribuyendo al desarrollo de hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia cardíaca. Y no solo eso: también ocasiona cambios de carácter, trastornos del sueño y aumento de la susceptibilidad, según sus autores.

Nos queda mucho camino por recorrer. Según los datos de la encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre las Condiciones de Vida, el ruido exterior es un problema para el 17% de los hogares a nivel nacional, lo que equivale a un total de 3.150.000 viviendas. Algo tendrá que ver con la forma con la que se han construido nuestras ciudades frente a otras europeas, en las que proliferan las viviendas individuales como alternativa a los grandes bloques. Sin embargo, la clave está en mejorar la normativa de construcción haciendo que los legisladores tengan en cuenta el impacto del ruido en nuestras vidas y la importancia de hacer frente a ella a través de la nueva construcción y rehabilitación para contribuir al bienestar de la sociedad.


Oscar del Río es presidente de la Asociación de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales Aislantes (Afelma).

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