Opinión

La reactivación ecológica y el momento Green Deal

«Aunque la agenda mundial se esté reordenando como consecuencia del brutal impacto del virus, resulta evidente que no se trata de desbaratar o de retroceder en otras batallas abiertas y necesarias, como la que libramos contra el calentamiento global», escribe Pablo Blázquez, editor de Ethic.

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Valeria Cafagna
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14
mayo
2020

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Valeria Cafagna

La era de la incertidumbre ha adquirido una significación desproporcionada tras la trágica irrupción en nuestras vidas del coronavirus. Cuando algunos se empeñaban en reducir a constructos culturales las causas de todos nuestros males –los reales y los ficticios–, apareció la biología y dio un golpe mortal en la mesa del orden mundial. Esta crisis es peor que cualquier otra por el terrible coste humano que está teniendo, por todas las personas que han sufrido y han perdido su vida sin poder contar siquiera con la compañía y el calor de su familia y amigos.

A partir del recuerdo de las víctimas y del eterno y unánime agradecimiento a todos los profesionales –con médicos y personal sanitario a la cabeza– que están en primera línea para amortiguar el impacto del virus, debemos también ahora mirar al futuro. Los desafíos que tenemos por delante –desafíos titánicos que jamás podremos superar si no trabajamos unidos– están hiperconectados. La salud, el cambio climático, la desigualdad, la educación, los derechos humanos, las migraciones, la democracia, los populismos o la revolución digital son retos complejísimos que fluyen a gran velocidad y se entremezclan, de forma enrevesada, en las arterias de un mundo hipertenso y global.

«La salida del túnel debería servir para reactivar la economía a través de políticas que aborden también la crisis climática»

Aunque la agenda mundial se esté reordenando a marchas forzadas como consecuencia del brutal impacto del virus en nuestras vidas, resulta evidente que no se trata de desbaratar o de retroceder en otras batallas abiertas y necesarias, como la que libramos contra el calentamiento global. La salida del túnel debería servir, como han reclamado un nutrido y destacado grupo de países de la UE, para reactivar la economía a través de políticas que aborden también esa crisis climática en la que estamos inmersos y de la que la comunidad científica internacional viene advirtiendo desde hace tanto tiempo. Existen hojas de ruta que deben situarse en el centro de gravedad de las soluciones dirigidas a la reconstrucción. El Green Deal impulsado antes del estallido de la pandemia por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el objetivo de reconciliar la economía con la salud del planeta y la de sus habitantes, traza un camino que culmina con la descarbonización de Europa en el año 2050. Resulta alentador que un relevante grupo de países de la UE (Alemania, Francia, Italia, España, Austria, Dinamarca, Finlandia, Letonia, Luxemburgo, Holanda, Portugal y Suecia) hayan tomado posición para reclamar, en mitad de esta crisis, una recuperación verde y una transición justa. Para los países del sur, con economías especialmente vulnerables por su excesiva dependencia del sector servicios, se presenta una oportunidad histórica si de verdad apuestan por una reindustrialización verde basada en el impulso de las energías limpias. En el caso de España, la aceleración de las inversiones asociadas al Plan Integrado de Energía y Clima y la aprobación de la Ley de Cambio Climático serían un punto de partida necesario para la reactivación verde de nuestro país.

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