Invertir en el planeta para frenar el cambio climático

Incluso después de la grave crisis económica iniciada en el año 2008 que aún se siente diez años después, se calcula que las principales entidades financieras del mundo manejan más de cincuenta mil billones de activos al año y crean más del 90% de la moneda, dejando el porcentaje residual a los bancos centrales de cada país. Con esas desorbitadas cifras en la mesa, es fácil concebir la cuota de poder manejada por los grandes bancos y, con ello, su cuota de responsabilidad con la sociedad y con el planeta. Aunque los grandes acuerdos sobre el clima sean firmados generalmente a nivel estatal, en un mundo cambiante que se enfrenta a grandes retos medioambientales, las políticas adoptadas por las grandes empresas y entidades son cruciales tanto por su volumen y su impacto financiero como por su capacidad de influencia política, económica y social.

BBVA reducirá a la mitad sus emisiones de CO2 a la atmósfera antes de ocho años

El reloj de arena ya está boca abajo y el tiempo corre en contra. Los países miembros de Naciones Unidas luchan por alcanzar lo impuesto en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París en aras de importantes cambios medioambientales que frenen –o, al menos, atenúen– el cambio climático y mejoren la calidad de vida de los habitantes del planeta, especialmente de aquellos de las zonas más vulnerables a sentir sus cambios. Garantizar el acceso al agua, reducir las desigualdades o implementar formas de energía no contaminantes son sólo algunos de los diecisiete puntos a cumplir antes del año 2030. Los grandes generadores de impacto económico a todos los niveles juegan un papel fundamental en la consecución de esos objetivos, ya no solo con sus políticas de gestión medioambiental sino con sus políticas financieras: en qué invierten, cómo lo hacen y qué favorecen con ello.

Estos días, BBVA anunciaba la publicación de su marco de emisión de bonos sostenibles vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, destinados a canalizar fondos para financiar proyectos sobre sostenibilidad en sectores como las energías renovables, la eficiencia energética, la gestión de residuos o el tratamiento del agua, así como otros que garanticen el acceso a necesidades esenciales como una vivienda. En esta línea, la entidad ha potenciado además la creación de un marco de bonos verdes –cuyos fondos se destinan exclusivamente a financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad, proyectos verdes nuevos o ya existentes– alineados con lo acordado Agenda 2030.

La entidad financiera movilizará 100.000 millones de euros hasta 2025 en proyectos verdes

Antes de la llegada de esa fecha, la entidad se ha marcado otra serie de objetivos a cumplir cinco años antes, en lo que ha denominado Compromiso 2025. En este plan a ocho años, BBVA se compromete a movilizar 100.000 millones de euros para financiar proyectos verdes y sociales, emprendimiento e inclusión financiera e infraestructuras sostenibles que ayuden a cumplir lo estipulado tanto en los ODS como en el Acuerdo de París. Así, se pretende minimizar el impacto medioambiental negativo directo e indirecto y lograr que, entonces, el 70% de la energía utilizada sea renovable, reduciendo más de la mitad sus emisiones de CO2 a la atmósfera.

Estas medidas son el paso de una gran corporación para lograr un gran objetivo de dimensiones empresariales, individuales y colectivas: actuar juntos para frenar el cambio climático.