Cambio Climático

Cambiar las finanzas para que no cambie el clima

El BBVA, como el fondo soberano finlandés, se adelanta a la agenda del Acuerdo de París. Movilizará 100.000 millones de euros hasta 2025 para luchar contra el cambio climático.

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01
marzo
2018

El Acuerdo de París, firmado en el seno de la ONU por 195 países tiene como objetivo impedir que la temperatura media mundial suba más de dos grados de media este siglo como consecuencia del cambio global. Es un reto ambicioso que marca una agenda severa: al menos un 40% de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los niveles de 1990, un 27% de cuota de energías renovables y un 27% de mejora de la eficiencia energética. El sector financiero tiene mucho peso en el éxito de estos objetivos.

Algunos científicos auguran que no se alcanzarán estas cuotas en la fecha fijada. Al mismo tiempo, la propia ONU y expertos como el politólogo Sami Näir o el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz insisten en que la responsabilidad no está solo en manos de los poderes públicos. El papel del sector privado es vital para evitar un desastre climático sin punto de retorno. Especialmente el financiero, motor de la economía mundial.

BBVA movilizará 100.000 millones de euros hasta 2025 para luchar contra el cambio climático

Los bonos verdes viven un auge exponencial. Las recomendaciones de Black Rock (el mayor fondo de inversiones del mundo) sobre la conveniencia de invertir en activos socialmente responsables, o la creación de primas de riesgo que penalizan a las empresas dependientes de combustibles fósiles, dan muestras de que el escenario está cambiando. La cuestión es si lo hace al ritmo necesario. El planeta no espera. May East, incluida por la ONU entre sus 100 asesores líderes en sostenibilidad, declaró a Ethic: «O cambiamos el paradigma ahora, o será demasiado tarde».

Eso requiere pisar el acelerador. Y acuciar a la agenda de París. Finlandia ya lo ha hecho: acaba de anunciar que adelantará a 2025 la descarbonización del país. El ministro de Medio Ambiente, el centrista Kimmo Tiilikainen, ha explicado recientemente cómo eliminará gradualmente la dependencia energética de fuentes emisoras de gases de efecto invernadero.

El sector financiero debería aplicar el mismo ritmo. Hay brotes. BBVA movilizará 100.000 millones de euros hasta 2025 para luchar contra el cambio climático e impulsar el desarrollo sostenible. Va a emitir bonos basado en los Green Bond Principles, los Social Bond Principles y en los Sustainable Bond Guidelines de ICMA (International Capital Market Association). Será, también, el primer banco español en adherirse a los Science Based Targets Initiative (una asociación científica internacional que asesora a las empresas sobre cómo reducir su contaminación) para certificar que los objetivos de emisiones van en línea con el nivel de descarbonización que se requiere para un escenario de no más de dos grados en 2050. Tiene, además, un compromiso de energía renovable contratada para 2025 del 70%, y de reducir un 68% sus emisiones de CO 2. Y apuesta por la transparencia: revela que su exposición total a combustibles fósiles supone un 3,4% de sus activos totales.

El fondo Rockefeller Brothers Fund ha anunciado recientemente que dejará de invertir en combustibles fósiles. «Estamos en condiciones de demostrar que es posible hacerlo sin causar daño al rendimiento global de la cartera de inversiones», dijo su presidente, Stephen Heintz. Son casos cada vez menos aislados. La aseguradora AXA o el cuarto fondo nacional de pensiones de Suecia (AP4) también se han desligado de sus inversiones relacionadas con energías fósiles. Igual que otras instituciones que manejan importantes fondos de inversión, como la Universidad de Oxford, la de Stanford o la Iglesia de Inglaterra.

Los ODS supondrán un mercado de 12 billones de dólares al año

Desde BBVA opinan en esta línea y añaden, al ideológico, el sentido coyuntural: «La inclusión de la sostenibilidad en la agenda global es ya un hecho y además existe una oportunidad clara de mercado: los Objetivos de Desarrollo Sostenible [193 líderes mundiales comprometidos para erradicar la pobreza extrema, combatir la desigualdad y el cambio climático] supondrán un mercado de 12 billones de dólares al año y una inversión anual esperada de entre 5 y 7 billones hasta 2030. Existen inversores con equipos especializados en sostenibilidad, y el compromiso que los bancos tienen con ellos es cada vez mayor. Y la regulación, tanto la obligatoria como la recomendada, se ha intensificado y es cada vez más exigente».

El profesor de la Harvard Business School, Michael Chu, resume el futuro de las finanzas en una frase: «La mano invisible de la que hablaba Adam Smith puede ser muy torpe. Pero si utilizamos los mercados para movilizar el mundo social, los resultados pueden ser mucho mejores».

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