Cambio Climático

Trump da un giro inesperado y vuelve al Acuerdo de París | Día de los Inocentes

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13
diciembre
2017

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No lleva ni un año en la Casa Blanca, y el magnate neoyorquino ya es conocido por sus políticas impulsivas, con golpes de timón que atienden más a la víscera que al cerebro. Así fue como Trump heló al mundo (figuradamente, porque la temperatura seguía aumentando por el calentamiento global) cuando insinuó hace meses, desde su cuenta personal de Twitter, que Estados Unidos debería replantearse su permanencia en el Acuerdo de París contra el cambio climático.

La amenaza se cumpliría en apenas un mes, cuando el Ejecutivo estadounidense oficializaba su intención de salirse del pacto mundial. Por poco tiempo. Ayer, Donald Trump volvió a hacer gala de su espontaneidad y ordenó al Departamento de Estado que remitiera un escrito a la ONU, en el que se desdice y reafirma su compromiso con el Acuerdo de París. Según han informado fuentes de la Casa Blanca a The NewYorkTimes, la sorpresiva epístola, de menos de un folio, contenía una justificación escueta sobre su abrupto cambio de parecer: «Después de reflexionarlo pausadamente con mi gabinete, hemos llegado a la conclusión de que es más que probable que el calentamiento global no sea una farsa orquestada por China para menoscabar nuestra economía, como pensaba (con fundadas sospechas, por otro lado). De modo que preferimos retomar nuestro liderazgo en el Acuerdo de París, que nos permite tener el control sobre las decisiones futuras que allí se tomen. Para que América sea grande otra vez, debe ser líder en todos los frentes mundiales. Y en esto, los chinos no están adelantando por la izquierda».

Se achaca esta decisión a su relación con Elon Musk, de Tesla

Los analistas se han pasado las últimas 24 horas intentando encontrar una lógica a tan inesperada decisión. «Por muy estrafalarias que sean las decisiones de Donald Trump, esta sí que no hay por dónde cogerla. La excusa de China no se sostiene», opinaba esta mañana Ted Barret, periodista político de la CNN, en un programa especial de la cadena, y añadía: «Aunque de entrada es una buena noticia, viniendo de Trump, deberíamos ser precavidos: es posible que detrás de su decisión haya intenciones espurias». Su colega, la analista Jennifer Agiesta, opinaba en la misma dirección: «Si es capaz de salir y entrar con esa ligereza de unos de los acuerdos mundiales más importantes de este siglo, ¿quién nos dice que no volverá a anunciar su salida el mes que viene? Es un presidente demasiado volátil, y eso da miedo».

El periódico The Washington Post ha publicado este mediodía una noticia en su página web que podría despejar las motivaciones del presidente: según una fuente cercana a su gabinete, «Trump se ha reunido varias veces en los últimos meses con Elon Musk, el fundador de Tesla, la marca de coches eléctricos». Incluso publica algunas fotos en las que se les ve a los dos departiendo relajadamente en la residencia que el presidente tiene en el sur de Florida (que adquirió cuando ya era un magnate), un chalet al que se escapa siempre que puede, y en el que se reúne con las cabezas de los lobbies más poderosos, esto es, los que Trump quiere arrimar a su sardina. «Los elegidos», como define habitualmente la prensa norteamericana.

Analistas temen «motivos espurios» en su decisión

La explicación del viraje de Trump podría estar en el auge que todos los expertos le vaticinan al coche eléctrico. El presidente ha basado su agenda política, casi punto por punto, en la devolución de favores a los grupos que le han apoyado económicamente en su campaña (eso explica su pretensión de desmantelar el obamacare en favor de las aseguradoras, su decisión de poner precio a los contenidos de internet para enriquecer a las operadoras de telefonía, o el reciente reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, lo que ha solazado al poderoso lobby judío norteamericano, y soliviantado al pueblo palestino).

The Washington Post aventura que Trump podría estar negociando con Musk su futura aportación milmillonaria a su campaña de dentro de tres años, a cambio de legislar en favor del coche eléctrico, con políticas que contemplarían subvenciones considerables para la compra de este tipo de vehículos y la creación de una infraestructura masiva de cargadores en todas las carreteras estadounidenses que se adjudicaría, cómo no, a Tesla. Para justificar este considerable gasto de dinero público, Trump no tiene más remedio que mostrar cierto compromiso con el medio ambiente. El Acuerdo de París es su coartada perfecta.

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