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Reciclar actitudes

España está a la cabeza en tratamiento de residuos, pero tiene problemas graves como los desechos de la vía pública o las acciones fraudulentas de algunos distribuidores.

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15
enero
2017

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En una década, España ha pasado de ser un país en el que los vertederos asumían la práctica totalidad de sus desechos a situarse en los puestos de cabeza europeos en reciclaje. Las cifras del último ejercicio demuestran que seguimos por el buen camino: en nuestro país se ha reciclado el 74,8% de los envases de plástico, papel y cartón, así como las latas y los briks. Según confirman en Ecoembes, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la recogida y el tratamiento de residuos con más de medio millón de contenedores selectivos distribuidos por nuestra geografía, «en España superamos los objetivos marcados por la Unión Europea en un 55%».

Además de Ecoembes, otros SIG (Sistemas Integrados de Gestión) especializan su actividad en función del material, como es el caso del vidrio, uno de los residuos más dañinos para el medio ambiente: una botella abandonada tarda unos 4.000 años en degradarse en el entorno. En 2015, según la cifras aportadas por Ecovidrio, en sus cerca de 200.000 contenedores verdes se reciclaron más de 700.000 toneladas de este material, un 67,4% del total. «Los españoles reciclamos muchos envases de vidrio y lo hacemos bien: 59 por persona anualmente. Por eso somos un ejemplo de economía circular», aseguran desde la asociación. «Entre todos hemos logrado un crecimiento de un 2,3% en los últimos tres años, y los planes de refuerzo puestos en marcha nos permiten ser optimistas en cuanto al crecimiento futuro».

Los neumáticos son otro de los focos de reciclaje en nuestro país, por dos motivos: el indudable daño que ocasionan al entorno al final de su vida útil (tardan unos 600 años en degradarse y, en caso de quema, sus compuestos químicos contaminan dramáticamente la atmósfera) y, al mismo tiempo, su compuesto de caucho, que ofrece infinidad de posibilidades para su reutilización en sectores tan dispares como la moda, la construcción e incluso la generación de energía. Desde hace una década, la ley obliga a los fabricantes y proveedores a reciclar sus neumáticos usados, justo el tiempo que lleva en activo Signus, que solo en 2015 gestionó cerca de 200.000 toneladas. En 10 años, ha valorizado dos millones de toneladas y ha invertido en más de 30 proyectos de I+D+i para su posterior transformación y reutilización, algo imprescindible para que el reciclaje de este material sea viable. «Durante 2015, hemos colaborado con empresas privadas, universidades y centros tecnológicos en diferentes proyectos, como la aplicación de la nanotecnología para la incorporación de partículas de caucho en el hormigón a las barreras de la carretera y al propio asfalto», cuenta un portavoz de Ecovidrio.

Los electrodomésticos llevan componentes altamente contaminantes como gases, materiales difícilmente biodegradables y compuestos químicos. La Fundación Ecolec, organización sin ánimo de lucro referente en el reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos, gestionó, solo en el primer semestre de 2016, 43.902 toneladas de residuos, lo que supone casi un 20% más que en el mismo periodo del año anterior. «Su correcta gestión fomenta e impulsa la economía circular, al convertir estos residuos en materias primas gracias a una recogida optimizada», explican desde esta asociación. «Todo ello contribuye a la reducción al máximo de la eliminación en vertederos y a sentar las bases de un futuro más sostenible, puesto que reduce el consumo de recursos naturales y de energía».

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Las pilas son otro de los elementos más contaminantes: una vez desechadas, sus carcasas se corroen rápidamente, derramando los electrolitos internos y arrastrando materiales pesados. Una sola pila puede contaminar 5.000 litros de agua. Los sistemas de gestión, entre los que se encuentra Ecolec, recogieron en 2015 casi 150 toneladas, un 67,2% del total, más del doble del objetivo marcado por real decreto.

Son ejemplos de cómo avanza España en el reciclaje de algunos de los materiales más dañinos con nuestro entorno y deben invitar al optimismo, pero no a la euforia. Este último año ha dejado tras de sí grandes problemas que resolver y, en ellos, entra en juego, directamente, la sociedad.

Lucha contra el littering

La pregunta es inevitable: si estamos tan concienciados con el reciclaje (en una encuesta realizada en 2015 por la consultora Simple Lógica Investigación, el 80% de los españoles aseguró separar los residuos), ¿cómo es posible que la basura invada las calles de las grandes ciudades? Madrid es un claro ejemplo de un problema irresoluto que viene de largo y, por el momento, no hace sino extenderse cada vez más. Ni los anteriores gobiernos municipales ni el actual parecen dar con la solución. En una encuesta realizada el pasado año por el Ayuntamiento, los ciudadanos de la capital situaban la suciedad de las calles como segunda preocupación. Cinco años antes, ocupaba el noveno lugar. Durante 2015, el Consistorio recibió casi 20.000 reclamaciones ciudadanas por falta de limpieza en algunas calles, y eso que los servicios han llegado a recoger, semanalmente, hasta 50 toneladas de residuos desperdigados fuera de los contenedores adecuados, según cifras del propio Ayuntamiento.

Esta situación, que se repite en otras grandes urbes de nuestra geografía, se resume en un concepto cada vez más en boga: littering, un anglicismo que se usa para referirse a un gesto, desgraciadamente, cotidiano en nuestro país desde hace décadas: arrojar basura al suelo.

A principios de este año, Ecoembes anunció su claro compromiso para mitigar este fenómeno, al que destinará un presupuesto de 7,3 millones para impulsar diversas medidas. Una de ellas es reforzar su actividad en focos especialmente generadores de basura: «No podemos obviar los puntos donde los ciudadanos pasan parte de su vida y por ello nos acercaremos a zonas culturales, actividades de ocio y acontecimientos deportivos», explicaba el consejero delegado de Ecoembes, Óscar Martín, durante la presentación del plan, y dio una cifra reveladora: «Solo durante un partido de fútbol se generan 400 toneladas de envases».

Las nuevas medidas se engloban en el objetivo de Ecoembes de alcanzar el 80% de envases reciclados para 2020, un plazo que coincide con el plan de Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea. Para combatir el littering, intensificarán la recogida selectiva más allá del ámbito municipal, que se multiplicará por ocho, en línea con las directrices europeas, con el fin de recuperar hasta 70.000 toneladas. Las acciones del SIG trascienden al medio terrestre y abarcan también el marítimo, a través de medidas de emprendimiento junto con la Fundación Biodiversidad para la recogida de residuos.

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La educación es otro de los pilares fundamentales en el plan de Ecoembes: aparte de una comunicación más transparente y personalizada para cada perfil de usuario y el desarrollo de proyectos de innovación a través de una plataforma on-line, Ecoembes Innova, la organización ha desarrollado un plan integral de educación ambiental que parte de un proyecto piloto en tres Comunidades Autónomas, con la intención de llegar a 150.000 niños y docentes en más de 400 colegios. «Gracias a la implicación de ciudadanos, empresas, Administraciones Públicas y otras organizaciones, en 18 años de vida hemos conseguido elevar la tasa de reciclaje de envases desde el 5% hasta casi el 74%», informa Martín, al tiempo que reconoce: «Tenemos que seguir avanzando».

El littering urbano y sus posibles soluciones han generado un debate especialmente intenso a lo largo de este año: la reutilización de envases por medio de una fórmula conocida como SDDR (sistema de depósito, devolución y retorno), por la cual el consumidor paga un porcentaje sobre el precio final que le será reintegrado una vez que el recipiente vuelva a manos del comerciante.

Hace cinco años, la plataforma Retorna, que engloba a una decena de entidades entre ONG medioambientales, sindicatos y asociaciones de consumidores, mostró su intención de implantar esta medida para reducir los cerca de 30 millones de envases de bebidas que se vertían o incineraban cada día en España, según sus datos. El SDDR solo sirve para recuperar botellas de agua, bebidas refrescantes y cervezas, sean de plástico o latas de metal, el 8% de los envases; por eso, la plataforma propone que esta medida complemente la labor que realizan los SIG, basándose en la experiencia de otros países de Europa. Una fórmula que no ha tardado en encontrar detractores, como la Asociación de Latas de Bebidas (ALB). Un documento hecho público por su director, Miguel Aballe, estudia la evolución de los SDDR en Alemania, Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca, y concluye que «en todos los casos, ha provocado el descenso en el consumo de bebidas en envase reutilizable».

Desde Ecoembes, añaden que «el ciudadano debe ir cada vez a depositarlo en una máquina situada en un establecimiento comercial o devolverlo de forma manual en los comercios que no puedan costeársela, ya que está valorada en 23.000 euros. Esto genera bastantes inconvenientes, como ajustarse a los horarios de los establecimientos. Los contenedores de recogida selectiva, por el contrario, están disponibles para los ciudadanos 24 horas al día, 365 días al año». Desde Expra, alianza internacional de organizaciones de reciclaje, aseguran que la implantación del SDDR en Alemania costó casi 800 millones de euros anuales, y consideran que en España supondría una inversión parecida. La intención de Retorna es implantar el SDDR a partir de 2017, y que las bebidas se vendan con un depósito de 10 céntimos. El debate sigue abierto. Sea cual sea la fórmula, lo deseable es que el término littering caiga en desuso lo antes posible.

Lucha contra la falta de información

Además de Ecoembes, otros SIG apuestan también por la educación como medida necesariamente complementaria a la recogida y el tratamiento de residuos. Su condición de sociedades sin ánimo de lucro alienta la reinversión de los ingresos obtenidos en otros proyectos paralelos a su actividad principal. Es el caso de Ecovidrio, que en los últimos años ha accedido a medio millón de escolares para concienciarles de la importancia de reciclar y les ha hecho partícipes de varias acciones enfocadas a la recogida y la reutilización del vidrio. La asociación considera fundamental la participación de la sociedad para alcanzar los objetivos que ha hecho públicos su director general, José Manuel Núñez Lagos: «Llegar a un 77% de volumen recogido en 2020», por lo que España, opina, «cumplirá holgadamente con el objetivo del 75% que ha marcado la Comisión Europea para 2025».

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La asociación ha llevado a cabo numerosas campañas a lo largo de este año, como La Gran Cadena, para sensibilizar sobre el reciclado en la hostelería –que genera el 48% de los residuos de envases de vidrio–, así como acciones en eventos multitudinarios como Madrid Fashion Week y macrofestivales de música veraniegos, e iniciativas como la #wikekopedia, «el primer diccionario colaborativo, creativo y sostenible». Desde Ecovidrio, reconocen que gracias, en gran parte, a la concienciación ciudadana, «en 2015 se ha evitado la extracción de 870.000 toneladas de este material, lo que además ha reducido las emisiones de CO2».

La Fundación Ecolec también apuesta fuertemente por la formación y alcanza a estudios superiores. En palabras de su técnico de Relaciones Institucionales, Jesús Montero, «la educación ambiental universitaria es clave para seguir aumentando el reciclaje de este tipo de residuos, ya que se trata de un grupo que hace un alto uso de aparatos electrónicos». Para muestra, un botón: el pasado año, firmaron un acuerdo de sensibilización con la Universidad Autónoma de Madrid, que apoyó además con la instalación de 22 contenedores en el campus.

Signus, entre otras medidas, ha puesto este año en marcha un nuevo canal de información on-line, Neumáticos en verde, como asegura su directora de Comunicación, Isabel López, «para acercar a los diferentes tipos de público, mayores y pequeños, al reciclaje al final de su vida útil y a las diferentes aplicaciones que tienen sus componentes obtenidos de este proceso».

Lucha contra el fraude

Esta asociación también lleva a cabo otras campañas, más allá de la concienciación, para luchar contra las actividades fraudulentas de determinados proveedores que impiden la correcta trazabilidad de los neumáticos fuera de uso. El pasado septiembre, junto a otros sectores relevantes del sector y con la colaboración del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Signus lanzó la campaña Stop al fraude en la importación de neumáticos no declarados. Según informa un portavoz, «actualmente existen empresas que reiteradamente no cumplen con la legislación sobre gestión de neumáticos fuera de uso». Los dos SIG, Signus Ecovalor y TNU, estiman que «entre un 15% y un 18% de los neumáticos importados no están siendo declarados, y ello provoca un problema medioambiental, el aumento de los talleres clandestinos, un fraude a la Hacienda pública y al consumidor y una flagrante competencia desleal».

La Fundación Ecolec opta por la tecnología para evitar el fraude en el tratamiento de los productos electrónicos y eléctricos y que no se reciclen todos los componentes y con las medidas de seguridad adecuadas. Junto con la empresa tecnológica MC Telecom, han implantado entre los fabricantes adheridos un sistema para controlar de forma más efectiva los residuos, desde su origen hasta su reciclado, con medidas como la grabación por vídeo, arcos de seguridad que permiten el reconocimiento del deshecho a la entrada de los puntos limpios y pistolas para la lectura de los códigos de barras de las cajas que contienen los residuos. «De esta manera, evitamos fugas ilegales e incrementamos la recogida, el control y el tratamiento de los productos eléctricos y electrónicos», informan desde Ecolec.

Una prueba más de que este último año los SIG han impulsado otras acciones más allá de la recogida y el tratamiento: ahora abarcan a la sociedad para lograr un cambio de mentalidad que consiga atacar, en origen, el problema de los residuos. La única forma de que las generaciones venideras crezcan con el concepto de reciclaje totalmente interiorizado.

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